Santiago Paredes: “Conducir una idea hasta el límite de la forma”

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Santiago Paredes: “Conducir una idea hasta el límite de la forma”

En­tre­vis­ta­mos a San­tia­go Pa­re­des, pin­tor au­to­di­dac­ta ar­gen­tino.

El 16 de julio en Galería Moria tuvo lugar la inauguración de la muestra Copyleft: un conjunto de dibujos en valor de línea de diversas escalas, acompañados por plantas, libros y otros objetos que reafirmaban el tono de la obra. Santiago, artista y gestor de la galería, nos introdujo en su mundo de líneas y charló con nosotros.

 

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¿Cómo in­cur­sio­nas­te en el arte?

Siem­pre tuve un in­te­rés muy gran­de por la re­pre­sen­ta­ción bi­di­men­sio­nal. Di­bu­jo por mo­tus pro­pio des­de chi­qui­to. Tam­bién toco la gui­ta­rra, pero por más que ese sea un me­dio mu­si­cal lo en­tien­do grá­fi­ca­men­te. Creo que la raíz de mi en­ten­di­mien­to co­mún es grá­fi­ca. Es mi ma­ne­ra de co­di­fi­car la in­for­ma­ción.

¿Por qué creás?

Por ne­ce­si­dad; es una ac­ti­vi­dad que me tran­qui­li­za y me lle­va a una au­to­sa­na­ción. Yo ex­pul­so una ima­gen cuan­do tie­ne un ta­ma­ño que ya no pue­de se­guir aden­tro mío.

¿Qué es la crea­ti­vi­dad?

Para mo­ver­te por la ca­lle, to­mar­te el bon­di… te­nés que ser crea­ti­vo. No po­dés ha­cer las co­sas me­cá­ni­ca­men­te sin nin­gún tipo de re­fle­xión. Nun­ca tuve una re­sis­ten­cia a ser crea­ti­vo: me cul­ti­vé en la mú­si­ca, el di­bu­jo y la pin­tu­ra. El di­bu­jo es im­por­tan­tí­si­mo. Para mí, una re­so­lu­ción grá­fi­ca de cómo po­ner­te un cha­le­co sal­va­vi­das y Las Me­ni­nas de Ve­láz­quez en al­gún pun­to son lo mis­mo. Se tra­ta de cómo con­du­cir una idea has­ta el lí­mi­te de la for­ma para que ésta sea tan fi­lo­sa que atra­vie­se y cap­te toda tu aten­ción. Tie­ne que ver con la in­te­li­gen­cia de la for­ma, una in­te­li­gen­cia que no tie­ne que ver con su com­ple­ji­dad.

¿Cómo sur­ge Ga­le­ría Mo­ria?

Yo vi­vía acá hace un tiem­po. Des­pués me mudé y pude abrir­lo al pú­bli­co: es a la vez ga­le­ría, ta­ller y sala de en­sa­yos. Ésta es la ter­cer mues­tra, an­tes hubo una una del es­cul­tor Cris­tian Por­chia y otra del di­bu­jan­te Lu­cas Toro. En agos­to, jun­to con Tatá Tim­bó, Quo­rum, Big Sur, Ur­qui­za y un par de ga­le­rías más, va­mos a ha­cer una fe­ria de pu­bli­ca­cio­nes in­de­pen­dien­tes y arte en pe­que­ño for­ma­to. Que­re­mos evi­den­ciar este cir­cui­to ya exis­ten­te.

¿En qué con­sis­te esta mues­tra?

Copy­left es la cul­tu­ra sin de­re­chos de au­tor. La lla­mé así por­que to­das las imá­ge­nes fue­ron ins­pi­ra­das en una so­lu­ción grá­fi­ca que al­guien ya hizo an­tes. Por ejem­plo, Ro­lin­ga sur­ge un gra­ba­do de un li­bro de ilus­tra­ción de prin­ci­pios de si­glo. To­das las obras que es­tán acá son ex­pe­ri­men­tos so­bre otras imá­ge­nes pero con este tipo de re­so­lu­ción, ha­cién­do­las con­tem­po­rá­neas. Opio –la ima­gen de un chi­co ver­de dur­mien­do-  tie­ne que ver con Opio, dia­rio de una des­in­to­xi­ca­ción de Jean Coc­teau. En sus dia­rios ha­bía di­bu­jos de lí­neas in­creí­bles que me re flas­hea­ron y que siem­pre trans­por­té con­mi­go. Son to­dos di­bu­jos bi­di­men­sio­na­les con uno o dos co­lo­res que a tra­vés de un aglo­me­ra­do de lí­neas mues­tran una si­tua­ción es­pe­cí­fi­ca. Son imá­ge­nes ge­ne­ra­das des­de un pen­sa­mien­to plás­ti­co, lle­va­das has­ta cier­to ex­tre­mo a tra­vés de la es­ca­la.

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¿Es­tas imá­ge­nes son tra­duc­cio­nes de si­tua­cio­nes o par­ten de algo con­cep­tual?

No las pien­so con­cep­tual­men­te, sino que re­ci­bo in­for­ma­ción y la de­co­di­fi­co. Es como un men­sa­je que me que­da gra­ba­do en la re­ti­na, por eso son como es­que­mas. Sí hubo una bús­que­da del tono en el que se iban a re­ci­bir las pin­tu­ras. Hay un en­torno al­re­de­dor de los cua­dros que tie­ne que ver con cómo yo vivo y tra­ba­jo. Por eso las obras son muy aus­te­ras; sólo de lí­neas, en blan­co y ne­gro o un co­lor so­bre ese blan­co que ya es una tex­tu­ra en sí. Tra­té de que los ele­men­tos sean de por sí con­duc­to­res emo­cio­na­les y so­bre eso vol­car la ima­gen. La idea de tono es muy im­por­tan­te, por­que vos po­dés te­ner una pin­tu­ra que está bue­ní­si­ma, co­rrec­ta, con un mon­tón de ele­men­tos, pero qui­zá  hay una cues­tión en el hu­mor que ex­pe­le que no está aca­ba­do.

¿La idea de usar te­las poco con­ven­cio­na­les como bas­ti­dor cómo apa­re­ció?

Fue un poco por ac­ci­den­te y, a la vez, no; por­que siem­pre es­toy bus­can­do. Hay un mon­tón ma­te­ria­les que de por sí son muy her­mo­sos. Com­pré esta tela con la idea de pre­pa­rar­la para pin­tar, pero no fun­cio­nó. Fue ahí que me en­con­tré con que el otro lado era ge­nial. Ha­bía algo se­duc­tor en ese blan­co y era su­per con­duc­tor. Em­pe­cé a di­bu­jar con unas ba­rras de cra­yón y mar­ca­do­res y que­da­ba bue­ní­si­mo. Que­ría trans­por­tar un poco esa idea de en­con­trar algo her­mo­so en lo sim­ple. Para la mues­tra usé pa­pel ma­de­ra, tela de ta­pi­ce­ría, cra­yo­nes, mar­ca­do­res… Re­cién una se­ño­ra me dijo que eran muy in­ge­nuas to­das las obras, lo cual me lle­nó de amor. Me cabe eso; ge­ne­rar cier­ta pureza…pero iro­nía tam­bién. Vos ves las si­llas de Du­blín y son si­llas. Sólo que es­tán pues­tas de cier­ta ma­ne­ra que tie­nen un efec­to grá­fi­co. Veo la ar­ti­fi­cia­li­dad en la pro­duc­ción cul­tu­ral y es shoc­kean­te. Por eso tra­té de crear una ima­gi­ne­ría de co­sas que a mí me sig­ni­fi­can. Algo cero ca­re­ta, como una reunión ín­ti­ma de ami­gos.

¿Pro­du­jis­te para esta mues­tra o es ma­te­rial que te­nías de an­tes?

Es­tas son to­das obras que hice en el ve­rano del 2015, en un ta­ller que me pres­ta­ban. Y con la crea­ción de Ga­le­ría Mo­ria este año, de­ci­dí ha­cer la mues­tra.

¿Ex­plo­ras­te lo edi­to­rial?

Edi­té El coso que flo­ta, un li­bro de di­bu­jos míos. Y es­toy ilus­tran­do una en­tre­vis­ta al es­cri­tor ar­gen­tino Or­tiz, con di­bu­jos que son con­glo­me­ra­cio­nes de lí­neas que ha­cen las ve­ces de un pai­sa­je. Ade­más, ten­go un em­pren­di­mien­to edi­to­rial con unos ami­gos que ra­di­ca en ha­cer edi­cio­nes fac­sí­mi­les de di­bu­jos. La idea es ge­ne­rar ma­te­rial, que la in­for­ma­ción flu­ya y sea más ac­ce­si­ble para to­dos de for­ma analó­gi­ca.

¿En qué es­tás tra­ba­jan­do ac­tual­men­te?

Es­toy tra­ba­jan­do en ike­ba­nas, que son arre­glos flo­ra­les ja­po­ne­ses. Los hago, les saco fo­tos y los pin­to. En pa­ra­le­lo es­toy ha­cien­do unas pin­tu­ras de la es­ce­na dis­co gay de los 70’s. Par­to de fo­tos de dis­co­te­cas que bo­ce­to en Pho­tos­hop. Des­pués re­em­pla­zo cada for­ma por un co­lor, las im­pri­mo y las pin­to. Todo esto for­ma­rá par­te de una mues­tra el 15 de oc­tu­bre, en el ta­ller-ga­le­ría Ya­pe­yú de Boe­do.

 

 

Santiago nos recomienda:

Un li­bro: “La his­to­ria se­cre­ta del dis­co. Se­xua­li­dad e in­te­gra­ción ra­cial en la pis­ta de bai­le.” de Pe­ter Sha­pi­ro (2012)

Una peli: Aqui­les y la tor­tu­ga de Ta­kes­hi Ki­tano (2008)

Un mú­si­co: Aret­ha Fran­klin

Julieta Radicich
Julieta Radicich
Diseñadora gráfica egresada de la Universidad de Buenos Aires. Comenzó su desarrollo profesional en una agencia de publicidad y comunicación. Actualmente trabaja en un estudio especializado en identidad, editorial y diseño web. En paralelo, realiza proyectos editoriales y de ilustración. Le fascina la tipografía y el diseño de información. En lo artístico, ha participado de diversos talleres de fotografía, tipografía y técnicas gráficas así como también en muestras colectivas. En el 2016 incursionó en la técnica de calado de papel en el taller anual de Johanna Wilhelm. Forma parte del colectivo de diseñadores gráficos “Postergados”. Desde el 2016 colabora con la Revista MUTT mediante la realización de entrevistas a diseñadores y artistas visuales.