Mariela Nagle: “La nueva ilustración suma nuestro mundo contemporáneo a los cuentos clásicos”

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Mariela Nagle: “La nueva ilustración suma nuestro mundo contemporáneo a los cuentos clásicos”

Entrevista a Mariela Nagle, Licenciada en Inglés y fundadora de la librería multilingüe y centro cultural Mundo Azul en Berlín.

 

Ma­rie­la es Li­cen­cia­da y Pro­fe­so­ra de In­glés de la Uni­ver­si­dad Na­cio­nal de Tu­cu­mán. Asis­tió a cur­sos de pos­gra­do en el Ke­llogg Co­lle­ge de Ox­ford y en la Uni­ver­si­dad de Mú­nich (LMU). Hace 20 años que re­si­de en Ber­lín, don­de fun­dó en agos­to del 2007 Mun­do Azul, un lu­gar de en­cuen­tro con la li­te­ra­tu­ra, la fan­ta­sía y la di­ver­sión en di­fe­ren­tes len­guas. Con más de 5000 tí­tu­los en su ha­ber, la li­bre­ría se es­pe­cia­li­za en li­bros in­fan­ti­les en di­fe­ren­tes idio­mas y edi­to­ria­les in­de­pen­dien­tes ale­ma­nas y de otros paí­ses. Tam­bién or­ga­ni­za lec­tu­ras y ta­lle­res crea­ti­vos para ni­ños, pa­dres e ins­ti­tu­cio­nes, ase­so­ra­mien­to li­te­ra­rio  y se­mi­na­rios a es­cue­las, jar­di­nes de in­fan­tes y edi­to­ria­les pe­que­ñas. Y par­ti­ci­pa de even­tos como fes­ti­va­les, fe­rias del li­bro y ex­po­si­cio­nes de ilus­tra­do­res.

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¿Cuán­do co­men­zó tu co­ne­xión con los li­bros?

La li­te­ra­tu­ra me ha acom­pa­ña­do des­de siem­pre, pero la co­ne­xión con el li­bro ilus­tra­do es más re­cien­te. Em­pe­cé a in­da­gar en la li­te­ra­tu­ra in­fan­til al­ter­na­ti­va hace al­re­de­dor de 20 años, a tra­vés de un pro­yec­to que reali­zó mi her­ma­na para su ca­rre­ra de Le­tras. Rea­li­za­ba un pro­ce­so crea­ti­vo a par­tir de tex­tos de Cor­tá­zar y lo trans­for­ma­ba en li­te­ra­tu­ra para ni­ños a tra­vés del li­bro ilus­tra­do. Era un te­rreno nue­vo para esa épo­ca, en Tu­cu­mán. Des­pués este in­te­rés se acen­túo cuan­do tuve hi­jos.

 

¿Cómo fue el pro­ce­so de crea­ción de la li­bre­ría Mun­do Azul?

Sur­gió como un pro­yec­to ex­pe­ri­men­tal a par­tir de la ne­ce­si­dad de en­con­trar­les a mis hi­jos un es­pa­cio al­ter­na­ti­vo de li­te­ra­tu­ra en Ber­lín. Co­men­zó sien­do un cen­tro bi­lin­güe para chi­cos con al­gu­nas edi­to­ria­les de li­te­ra­tu­ra in­de­pen­dien­te ar­gen­ti­nas y otras ale­ma­nas. En pa­ra­le­lo, desa­rro­llá­ba­mos even­tos cul­tu­ra­les de mú­si­ca, li­te­ra­tu­ra y tea­tro, ins­pi­ra­da por La Nube de Bue­nos Ai­res. Lue­go el con­cep­to fue cre­cien­do y mu­tan­do. Me di cuen­ta que lo que ofre­cía te­nía mu­cho más po­ten­cial y em­pe­cé a in­ves­ti­gar. Des­cu­brí un ni­cho en el mer­ca­do que era di­fí­cil que so­bre­vi­vie­ra y que na­die es­ta­ba cu­brien­do. Así fue que in­cor­po­ré li­bros en in­glés, en fran­cés… mu­chas edi­to­ria­les ale­ma­nas in­de­pen­dien­tes. A los 6 me­ses tuve que mu­dar­me a un es­pa­cio más gran­de.

 

¿Por qué se lla­ma Mun­do Azul?

Azul” es un li­bro que les leía a mi hi­jos y que les en­can­ta­ba. Fue es­cri­to por Gra­cie­la Ca­bal, ilus­tra­do por Nora Hilb y pu­bli­ca­do por Edi­to­rial Sudamericana/Random. Son dos ne­nes que abren una puer­ta y en­tran a un mun­do di­fe­ren­te, don­de todo es azul. Es muy fuer­te el va­lor sim­bó­li­co de este mun­do y por eso me aven­tu­ré a po­ner­le un nom­bre en es­pa­ñol, es­tan­do en Ale­ma­nia.

 

¿Cómo es la se­lec­ción de tí­tu­los?
Sigo eli­gien­do uno por uno los li­bros que vie­nen a la li­bre­ría. Por un lado, ten­go en cuen­ta de qué edi­to­rial vie­nen ―tam­bién di­fun­do pro­yec­tos self-pu­blis­hed a ilus­tra­do­res―. En se­gun­do lu­gar, bus­co que ten­gan algo es­pe­cial o in­no­va­dor, ya sea la téc­ni­ca, el ma­te­rial o los co­lo­res. Y por úl­ti­mo, me in­tere­sa la te­má­ti­ca: lo que se ani­ma a con­tar el au­tor o el ilus­tra­dor.

 

¿Los Si­lent Books (li­bros sin tex­to) tie­nen la mis­ma re­per­cu­sión que los ilus­tra­dos?
Si es­tu­vié­ra­mos en Fran­cia, no ha­bría di­fe­ren­cia. Pero en Ale­ma­nia, el país de las ca­te­go­rías de la li­te­ra­tu­ra in­fan­til, se ne­ce­si­ta al­guien real­men­te cri­te­rio­so y con cier­ta aper­tu­ra para ele­gir un Si­lent Book. En mis se­mi­na­rios noto que hay mu­chos pre­jui­cios… como que “sólo bas­ta una ojea­da rá­pi­da para ago­tar el li­bro”. Si bien es di­fí­cil ven­der­lo, es un mer­ca­do que está cre­cien­do. Al no ne­ce­si­tar tra­duc­ción, es mu­cho más fá­cil para los ilus­tra­do­res ven­der li­cen­cias. Des­de el 2010 tra­ba­jo con “Mi­rror”, de Jean­nie Ba­ker, un li­bro in­glés-ára­be so­bre la in­mi­gra­ción. Ilus­tra dos fa­mi­lias ―una en Aus­tra­lia y otra en Ma­rrue­cos― y la di­fe­ren­cia en­tre el mun­do orien­tal y el oc­ci­den­tal. Es un li­bro que rom­pe mu­chos cli­chés y es sú­per di­ná­mi­co: se pue­de leer a la ma­ne­ra ára­be o a la oc­ci­den­tal y se des­plie­ga. Su di­fu­sión fue muy di­fí­cil has­ta que, hace un año, em­pe­zó una gran in­mi­gra­ción a Ale­ma­nia.

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¿Creés que es­tos li­bros les per­mi­ten a los chi­cos, al te­ner me­nos lí­mi­tes, más po­si­bi­li­da­des para crear?

De­fi­ni­ti­va­men­te. Es­ta­mos acos­tum­bra­dos a que la lec­tu­ra se aso­cie al apren­di­za­je de la len­gua. Es­tos li­bros, en cam­bio, desa­rro­llan el po­ten­cial de leer la ima­gen. La ca­lle está lle­na de pu­bli­ci­dad, graf­fi­ti, imá­ge­nes vio­len­tas o ma­ni­pu­la­do­ras que no po­de­mos pro­ce­sar… Una bue­na do­sis de un Si­lent Book en la in­fan­cia pue­de ayu­dar a su lec­tu­ra des­de otra pers­pec­ti­va, ge­ne­ran­do crí­ti­cos vi­sua­les. Ade­más le per­mi­te al chi­co leer­lo so­li­to, des­de muy tem­pra­na edad, o crear la his­to­ria en con­jun­to con el adul­to, pro­du­cien­do un víncu­lo emo­cio­nal con el li­bro.

 

¿Te­nés cuen­tos de An­der­sen, los her­ma­nos Grimm o Pe­rrault?

Sí, tra­to de in­cor­po­rar de di­fe­ren­tes paí­ses. Los que más rom­pen con el re­la­to clá­si­co, des­de la ilus­tra­ción, son los fran­ce­ses. La edi­to­rial Hé­lium, por ejem­plo, edi­tó unas ver­sio­nes de tea­tro de som­bras de Ca­pe­ru­ci­ta Roja, El Gato con Bo­tas y Bar­ba Azul que son pro­du­ci­das en Chi­na por una cues­tión de cos­to. Sa­lie­ron tam­bién dos ver­sio­nes alu­ci­nan­tes en blan­co y ne­gro con esta téc­ni­ca. Ade­más te­ne­mos una edi­ción rusa de El Lago de los Cis­nes rea­li­za­da en pa­pel ve­ge­tal.

 

¿Qué su­man es­tas re-in­ter­pre­ta­cio­nes?

La nue­va ilus­tra­ción suma nues­tro mun­do con­tem­po­rá­neo a lo his­tó­ri­co de los cuen­tos clá­si­cos (como la ilus­tra­ción de Shaun Tan de los cuen­tos de los her­ma­nos Grimm). Creo que se re­fuer­za tan­to la lec­tu­ra de la ima­gen como la del tex­to, pu­dien­do ser com­ple­men­ta­rias o pa­ra­le­las. Los ele­men­tos y téc­ni­cas mo­der­nas in­cor­po­ran un ele­men­to lú­di­co y pla­cen­te­ro a la lec­tu­ra.

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¿Qué si­mi­li­tu­des y di­fe­ren­cias en­con­trás con las edi­to­ria­les in­de­pen­dien­tes ar­gen­ti­nas?

En ge­ne­ral veo que edi­tan más des­de el pla­cer de pro­du­cir algo bueno que por una ne­ce­si­dad de ven­der. Son pro­yec­tos muy va­lio­sos, en los que no im­por­ta si no hay pre­su­pues­to o si el li­bro es di­fí­cil de ven­der; se edi­ta igual, a pul­món. Creo que es muy po­si­ti­vo tra­ba­jar des­de lo crea­ti­vo pri­me­ro y des­pués ver el lado co­mer­cial. En Ale­ma­nia lo que se edi­ta de li­te­ra­tu­ra in­fan­til está muy res­trin­gi­do a una pre­con­cep­ción de lo que es la in­fan­cia que, a su vez, rige el mer­ca­do.

 

Ma­rie­la no se de­tie­ne. El pa­sa­do sep­tiem­bre par­ti­ci­pó de un con­gre­so de pro­fe­so­res de es­pa­ñol de Ale­ma­nia, don­de dio una char­la so­bre el tabú del li­bro ilus­tra­do en la es­cue­la se­cun­da­ria. Aho­ra se en­cuen­tra desa­rro­llan­do nue­vos pro­yec­tos que abar­ca­rán des­de la edi­ción de li­bros has­ta in­ter­ven­cio­nes ur­ba­nas con ar­tis­tas de dis­tin­tas na­cio­na­li­da­des. Nos re­co­mien­da es­tos li­bros para su­mer­gir­nos en el mun­do de la ilus­tra­ción y co­no­cer no­ve­da­des:

Eine Nacht vo­ller Träu­me (Lau­rent Mo­reau)

La dan­se de la mer (Laë­ti­tia De­ver­nay)

La Ron­de (Loui­se-Ma­rie Cu­mont)

Tout seul..? (Ve­ró­ni­ca Mac­ca­ri)

Lo­co­mo­tion (Gol­den Cos­mos)

 

Po­dés ver más so­bre Mun­do Azul en Fa­ce­book.

 

Julieta Radicich
Julieta Radicich
Diseñadora gráfica egresada de la Universidad de Buenos Aires. Comenzó su desarrollo profesional en una agencia de publicidad y comunicación. Actualmente trabaja en un estudio especializado en identidad, editorial y diseño web. En paralelo, realiza proyectos editoriales y de ilustración. Le fascina la tipografía y el diseño de información. En lo artístico, ha participado de diversos talleres de fotografía, tipografía y técnicas gráficas así como también en muestras colectivas. En el 2016 incursionó en la técnica de calado de papel en el taller anual de Johanna Wilhelm. Forma parte del colectivo de diseñadores gráficos “Postergados”. Desde el 2016 colabora con la Revista MUTT mediante la realización de entrevistas a diseñadores y artistas visuales.