El pintor no deja de sorprenderse de cómo la comunidad salteña consume arte y lee sus propias obras. Dice haber encontrado la posibilidad de generar reflexiónes a través de la ironía y toma como base de ese pensamiento a la cultura boliviana, que ha sido violentada y consumida por la invisibilización, la denigración y la explotación.
La paradoja de un europeo que produce arte en América, americanizado según su sentir y pensamiento, nos muestra la absurda autoridad eurocéntrica, que le permite descifrar información que tal vez de otra manera costaría interpretar.
Emergen en su obra Cholas con descomunales pesos en sus espaldas, faros irreales en sus cabezas, sombreros que se vuelan por el aire y mujeres que bailan distintas danzas.
Imágenes producidas en Argentina que representan cotidianidades bolivianas sobre platos de porcelana francesa son algunas muestras de los chistes de la globalización que deja traslucir en su obra.
Si bien en el día a día hay factores que se repiten, tanto en Salta como en Potosí debido a nuestras raíces, es una realidad que en Argentina las costumbres europeas son mucho más cotidianas como consecuencia de la historia de la colonización. La globalización, el poder hegemónico en nuestras cabezas y una heterogénea que se impone, logran en determinados casos hacernos olvidar de las luchas de los países que tenemos al lado.Así ocultamos nuestros orígenes y le damos las espaldas a los que hoy día luchan por lo que creen propio y quieren recuperarlo.
Julien se propone traer el folclore boliviano, con rasgos típicos, pero reversionados. Quiere dar una vuelta de tuerca más a la visión tradicional de dicha cultura al enfatizar los conflictos que encarnan los bolivianos en este momento de explotación apaleada por una historia que le sigue pisando los talones.
¿Cómo recibe el salteño el reclamo de los derechos bolivianos?
Los salteños que conozco no están muy enterados del tema, ya que Bolivia no es realmente un país que les importe mucho, comparado con Europa o Estados Unidos….
¿Cómo era tu arte en Francia?
Allí solo pintaba con aerosoles, sin perspectiva de vivir de lo que hacía. Pintaba porque sentía la necesidad de expresarme.
¿Tenías perspectivas de desarrollarte, de convertirte en un gran artista?
Seguramente allí mi desarrollo hubiera sido distinto. Puede ser por la cantidad de artistas presentes en Francia. Si bien es mayor la posibilidad de venta y de llegada que en el mercado de arte Argentino, es también chico por la cantidad de artistas que llegan al circuito. Ellos tienen una estructura muy armada para que llegues a ser considerado un artista: tenés que exponer mucho, ganar concursos y entrar en el circuito de galerías. Por estas razones y otros motivos, las perspectivas de desarrollarse en Francia son más complicadas.
¿Qué posibilidades encontraste en Salta?
Cuando llegué a Salta, vi a una ciudad que quería un cambio. Fui uno de los primeros en pintar las paredes con aerosol, y por eso rápidamente la gente empezó a conocerme.Aportaba algo distinto.
¿Cómo nació tu mirada comprometida con la vida de Bolivia?
Por casualidad vi un artículo que hablaba de la historia del Mar Boliviano-Chileno. Empecé a leer e informarme cada vez más. Ya había escuchado un poco la historia del mar robado o conquistado (según las perspectivas) y me pareció un tema importante en una región como América del Sur, donde a menudo se escucha la gente hablando de la unidad. Que hoy en día se le niegue a un país como Bolivia acceder al mar (que en algún momento fue suyo) para permitirle desarrollarse totalmente.Pero fuera de lo que son estos asuntos geo-políticos, este tema me interesó también por la historia de Bolivia. Tengo mucha admiración hacia las “cholitas”, que están presentes en todos mis cuadros. Las veo como mujeres luchadoras. Me encanta que sigan con sus tradiciones en este mundo actual, cuando todos los países tienden a parecerse cada vez más. Y sentía la necesidad de hablar de ellas y representarlas.
¿Cómo ves a tus colegas? ¿Encontras posible dialogar con ellos?
Cada artista es distinto. En Salta no encuentro muchos artistas que toquen temas sensibles. Si bien en Argentina conozco otros artistas que pintan temas más comprometidos (como Mariano Antedomenico en Buenos Aires, o César Carrizo en Tucumán), en Salta siento que los artistas no se animan a usar la pintura como un modo de transmitir mensajes comprometidos.
¿Cómo ves que funciona hoy la mixtura latinoamericana, en cuanto al arte y a las personas en general?
Pienso que en la era de internet, las personas somos como links, mutaciones, nuevas formas…
¿Qué diferencias encontrás entre lo que se produce acá y el arte de tu país?
Para mi forma de ver las cosas, el arte latinoamericano tiene una libertad superior al arte que puedo ver cuando voy a Francia. Pienso que los franceses (solo hablo de ellos porque es lo que conozco) tienen incorporadas muchas estructuras que se reflejan en sus trabajos artísticos. En general son muy exigentes y eso les permite tener un trabajo bien hecho, pero, a mi gusto, pierden un poco lo que tiene el latinoamericano. Él no tiene miedo de equivocarse y expresarse. Me parece que el arte latinoamericano es más libre y lo veo mucho en con los colores que se van usando aquí y allá. Solo es una observación general, porque vuelvo a repetir, cada artista es distinto. Gracias a internet hoy podemos informarnos mucho y ver qué se hace en todas partes del mundo. Sirve para hacer contactos de manera más fácil, descubrir otros artistas, entender otras miradas. Lógicamente también tiene una parte en contra, que es la globalización. Así como decíamos que los países se parecen cada vez más, perdiendo un poco de su esencia, creo que hay una globalización de los estilos en el arte.
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