LA NATURALEZA EN SU ESTADO MÁS PURO DE ARMONÍA Y BELLEZA MUESTRA SUS PAISAJES DE LA MANO DE PATRICIA MIANI. EL COLOR Y LA TEXTURA IRRUMPEN EN UN IMAGINARIO QUE SE CUENTA SUS PROPIOS CUENTOS DE HADAS.
Los colores toman forma, se elevan, armonizan con entornos diferentes, viajan, flotan en aguas extranjeras, se hunden. La pintura expande los límites propuestos. Las manos pensantes de Patricia Miani (Bs. As., 1980) se encargan de inventarle estas libertades.
La obra de Miani propone una celebración seductora hacia lo sublime, una valoración del trabajo combinatorio de los colores, la superposición, la interacción con el lienzo pero también con el entorno. Su discurso se mueve entre el ensamblaje de piezas y escenarios, y el color.
Con un gran conocimiento de su obra, el artista plástico Pablo Siquier expresó que al observar sus trabajos “es posible seguir a la artista en la acción de depositar y manipular la pintura sobre la superficie, y en las sutiles transformaciones que los colores experimentan al combinarse. Miani habla siempre de la naturaleza como inspiración de su trabajo. Y eso son sus pinturas, sin duda, y son paisajes también. Pero son paisajes de ensueño. De una latente narrativa.
“Tengo para mí que las pinturas de Miani, son los estados emocionales de historias que nunca serán contadas. El paisaje de fondo de cuentos de hadas, despojados de toda anécdota”.
La propia Miani confiesa una atracción instintiva que trae desde su niñez por todo lo relacionado con este imaginario: “Desde muy chica me atrajo la pintura. Dibujaba, quizás en ese momento no sabía lo que dibujaba pero me llamó siempre la atención el color. Usaba muchos colores. Siempre me emocionó la naturaleza. Soy de Quilmes y vivía en una casa con mucho parque. También fui muchos años seguidos de vacaciones a Córdoba, a la Cumbrecita. Creo que todo eso me influenció. Además siempre me atrajeron los cuentos de hadas. Mis cuadros -profundiza- son como fantasías que yo proyecto, que a su vez viene de mi infancia. Reflejan los que soy, mis fantasías, mis deseos, mi mundo imaginario.” En el despliegue de este mundo encontró una herramienta fiel para darles unidad y sentido:”
Lo que me gusta de la pintura, y lo que más valoro es lo espontánea que es, y también, es instantánea y es intuitiva. Esto no lo encuentro en otras disciplinas”.Un recorrido por la producción de esta joven gran artista propone varios planos de lectura, pero siempre una misma inquietud que la expresa cuando habla de su intervención en Proyecto´ace :“Nadie encuentra lo que no está buscando, todos salimos a buscar algo, quizás sin saber que la vida es una exploración continua, una aventura eterna. La vida en sí misma es un enigma, intensa, apasionada, que sucede peligrosamente a cada instante. Esa búsqueda por descubrirla se transforma en un viaje hacia lo desconocido e impredecible. Y sólo cuando busquemos la verdad en nosotros mismos llegaremos realmente a verla y sentirla en su totalidad“La naturaleza es un tema recurrente sobre el que Miani vuelve en cada una de sus pinceladas, “es una fuente de inspiración -comenta-, muchas imágenes evocan una síntesis de la naturaleza, de manera abstracta, claro”.
En su manifiesto ella propone una reivindicación de la“búsqueda de la armonía y la belleza.” Esa búsqueda no la somete solo a un trabajo de caballete, sino que la incentiva a viajar por el mundo dejando su marca original sobre otros territorios. Así es que viajó llevando una intervención mural de sitio específico a Las Palmas de Gran Canaria, España, para seguir por Eretria, Grecia donde realizó su primera residencia artística internacional y luego a Estados Unidos seleccionada para participar en la exposición internacional itinerante de libros de artista en pequeño formato (MIMB).
Sobre aquella experiencia en Grecia cuenta: “Fue una convocatoria a la cual me presenté con todas la ganas, pero realmente no pensé en salir seleccionada.
El proyecto se desarrollaba en un hotel con salida al mar y yo venía de una serie de pinturas que a todo el mundo le representaba el mar, ostras. Entonces se me ocurrió poner los elementos tridimensionales, que estaban sobre el lienzo, dentro de burbujas de acrílico. Me pareció que el lugar era propicio para eso.” Los materiales se sujetaban a lo que podía transportar con facilidad en un avión, pinceles, papel, pinturas, silicona y burbujas de acrílico. De todos modos eso no fue impedimento alguno para que se desarrollo su inventiva. Pudo llevar adelante su proyecto “elaborando y armando las pequeñas piezas para colocar dentro de las burbujas. A orillas del Mar Egeo comenzaron las primeras intervenciones soltando las burbujas en el mar. Se desplazaban por la corriente marina.
La observación del proceso devino en pintar el exterior de todas las burbujas y de algunos de los elementos que interactúan con ellas.” Así cuenta ella Sub-acuático, la intervención efímera que quedó registrada en tomas fotográficas y en videos que en la actualidad está editando.“Eso pasa con las obras efímeras -agrega-, lo que queda es el registro”.
De todo esto resalta que “el hecho de hacer residencias inserta en otra cultura y con esa posibilidad de concentrarte solo en el trabajo es una experiencia muy buena. En nuestro país las residencias para artistas no están difundidas, solo son llevadas a cabo por el Proyecto´ace. Afuera es muy común y eso es muy interesante. Nacen cosas diferentes, porque estás enfocado en eso, solo en eso, estás para eso al ciento por ciento”.
Propuesta a continuar con esa búsqueda conceptual, Miani con cada trazo expande su horizonte:“Siempre me pasa que si hago dos cosas parecidas me aburro. Por eso todas las intervenciones murales, las hice tres veces nadas más. Porque sino siento que es más de lo mismo, como que se repite, y eso es lo que no me gusta ver. Yo misma me aburro.
En este sentido se pueden hacer más cosas, avanzar.” La elección de este camino parece estar dando sus recompensas a nivel personal pero también en lo referido a su obra. Al respecto ella esgrime:“Me siento en un momento en el que estoy encontrando mi propio lenguaje y en el comienzo de un montón de cosas. La búsqueda y la experimentación me llevaron a encontrar ciertos elementos que me definen o definen mí lenguaje artístico. A partir de acá quiero hallar mi perfil, no sé si definitivo, pero posicionarme. Esta búsqueda para mi es fundamental. Creo que nunca se puede decir ‘llegué hasta acá y acá estoy, me quedo.
La génesis de su último trabajo, “Sumergida”, que es a su vez la tesis final de la Licenciatura en Artes Visuales con orientación en Pintura que realizó en el Instituto Universitario Nacional del Arte (IUNA), representa esa búsqueda incansable: “Sobre una pared determinada, la pintura parece huir del los lugares que le son asignados y se expande en un movimiento de transformación constante. Esto me sorprende, es como una paralización del tiempo, detener la escena cotidiana para que surjan nuevas imágenes”.
Como en un cuento que bien podría haber escrito Julio Cortázar, esta obra produjo algunos cambios en la fisonomía de su casa-taller. Así lo describe: “Ahora no hay ni mesa, porque cada vez la obra se fue haciendo más grande y fui sacando las sillas, la tele. Y después cuando se empezó a ir tanto para los costados tuve que sacar la mesa.” Más allá de la anécdota continua: “La pintura expandida da una posibilidad de llevarte a cualquier lado. Eso es lo que me interesa. Es un concepto abierto que a su vez se relaciona con otras disciplinas. En un punto es inagotable”.
Pero todo esto lo sostiene bajo un pensamiento profundo y un análisis de la realidad del arte. Comenta: “El arte transmite algo, y ese transmitir es mucha responsabilidad. Porque uno puede transmitir cosas buenas o cosas malas, algo hermoso o algo terrible y doloroso. Entonces creo que la responsabilidad del artista está en ese qué y cómo se transmite. Cada artista a través de su lenguaje y su concepto debe hacer lo más intrínseco y lo más puro, lo que más refleje su estado para así corresponderse. Ni mentirse ni engañarse ni transmitir algo que no es. Eso es lo peligroso porque ahí aparece la responsabilidad. También es como contradictorio, porque yo soy responsable, de repente, de lo que transmito pero me tengo que hacer cargo. No es que uno puede hacer cualquier cosa en cualquier momento en cualquier ámbito cultural. Hay que se responsable.” dice Patricia Miani mientras su pintura avanza y emprende un viaje de trascendencia para surcar los límites en lo que se mueve un arte actual que, muchas veces, no encuentra consistencia.
http://www.patriciamiani.com
¿Qué recomienda Patricia?
Pablo Siquier, pintor argentino
Jorge De la Vega, pintor argentino
Gerhard Richter, artista alemán
Paco Barragán, curador español
Charles Dickens, novelista inglés