Joaquín Croxatto: “Uno no elige ser artista, le toca”

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martes 25 de julio de 2017
Arte, identidad y memoria
jueves 27 de julio de 2017

Joaquín Croxatto: “Uno no elige ser artista, le toca”

Entrevistamos a Joaquín Croxatto, artista plástico argentino.

Joa­quín Cro­xat­to es­tu­dió Di­se­ño Grá­fi­co en la Uni­ver­sas de Bue­nos Ai­res y Ar­tes Vi­sua­les en la Uni­ver­si­dad Na­cio­nal de las Ar­tes. Ori­gi­na­rio de Ca­ba­lli­to, se mudó hace 4 años a Es­ta­dos Uni­dos para es­pe­cia­li­zar­se en Ar­tes Plás­ti­cas en la Liga de Es­tu­dian­tes de Arte de Nue­va York.

 

¿Qué fue lo que te lle­vó a es­tu­diar di­se­ño?
Pen­sé que el di­se­ño es­ta­ba más re­la­cio­na­do con la par­te ar­tís­ti­ca cuan­do, en reali­dad, pa­sás a for­mar par­te del sis­te­ma de pro­duc­ción sim­bó­li­ca y co­mu­ni­ca­cio­nal. En un pun­to creo que mu­chos ar­tis­tas de­be­rían es­tu­diar di­se­ño por­que te da un mon­tón de he­rra­mien­tas de pro­duc­ción, com­po­si­ti­vas y pro­yec­tua­les. Es un ex­plo­ra­ción cons­tan­te ante la ne­ce­si­dad de in­no­var y rein­ven­tar de acuer­do a un pú­bli­co.

¿Cuán­do de­ci­dis­te de­di­car­te al arte?
Toda la vida di­bu­jé. Pero hice el quie­bre cuan­do me di cuen­ta que no era algo que ha­cía por­que te­nía ga­nas, sino por­que era lo úni­co que me sa­lía. Fue ahí cuan­do de­ci­dí ha­cer lo me­jor que pu­die­ra con eso.

¿Cómo fue tu ex­pe­rien­cia en la UNA?
La pasé muy bien por la ener­gía de los jó­ve­nes; ha­bía chi­cos que eran ex­pre­sión pura… mu­cho ta­len­to y sin mie­do a nada. Tam­bién se daba de for­ma or­gá­ni­ca una in­ter­re­la­ción en­tre di­fe­ren­tes ar­tes. Todo era tan abier­to y caó­ti­co que por ahí sa­lías de un ta­ller de ce­rá­mi­ca y en­tra­bas a otro de di­bu­jo. De to­das for­mas, es­pe­ra­ba un en­tre­na­mien­to más pa­re­ci­do al que tuve des­pués en Nue­va York, con más con­te­ni­do teó­ri­co. La UNA es­ta­ba más orien­ta­da al arte con­tem­po­rá­neo y a mí lo que me in­tere­sa­ba era el im­pac­to vi­sual.

¿Cómo fue el in­gre­so a la Liga?
A la Liga pue­de en­trar cual­quie­ra. No te­nés ren­dir examen de in­gre­so… tam­po­co te dan tí­tu­lo. Man­tie­ne esos idea­les del si­glo XIX de de­mo­cra­ti­za­ción de la edu­ca­ción. Es un sis­te­ma me­dio co­mu­nis­ta, por­que to­dos los que es­tán tra­ba­jan­do en la es­cue­la tam­bién son ar­tis­tas. Este año fui mo­ni­tor de una cla­se y, a la vez que di­ri­gía al mo­de­lo y acon­di­cio­na­ba el set, po­día de­di­car­me a di­bu­jar.

¿Qué te apor­tó es­tu­diar en un es­pa­cio aca­dé­mi­co?
Es un en­tre­na­mien­to que te afi­la mu­chí­si­mo. Es­tás usan­do to­das tus he­rra­mien­tas al mis­mo tiem­po: com­po­si­ción de ima­gen en el es­pa­cio, ge­ne­ra­ción de efec­tos con ma­te­ria­les sen­si­bles y apli­ca­ción de di­fe­ren­tes téc­ni­cas. Es un am­bien­te muy pro­pi­cio para pro­du­cir arte por­que se res­pe­ta el es­pa­cio del otro y po­dés tra­ba­jar la con­cen­tra­ción. Es­tu­ve ro­dea­do de gen­te su­per ta­len­to­sa, de un ni­vel in­creí­ble. Te­nés mu­chas es­cue­las y pro­fe­so­res gro­sos, como Dan Thom­pson.

¿Cómo es vi­vir en Nue­va York?
Allá no está esa pre­sión so­cial que hay acá, ese te­mor a es­tar fue­ra de lí­nea. Na­die te da bola; po­dés po­ner­te un pa­ñal en la ca­be­za que no te van a de­cir nada. Es muy trash: te­nés un con­do­mi­nio de lujo al lado de un va­ga­bun­do.

¿Y el es­ce­na­rio ar­tís­ti­co?
Nue­va York está en cons­tan­te ebu­lli­ción. Hay tan­tos ar­tis­tas que se las tie­nen que in­ge­niar ar­man­do pop-up shows en ca­sas o lo­ca­les ce­rra­dos. Creo que eso fa­ci­li­ta que la gen­te se co­nec­te con su arte: si sos ve­cino pue­de que te sien­tas re­pre­sen­ta­do al com­par­tir reali­da­des si­mi­la­res.

Black Wo­man (2016)

¿Cómo ves la ver­sa­ti­li­dad de es­ti­los en un ar­tis­ta?
Creo que es una vir­tud den­tro del mer­ca­do co­mer­cial, pero como ar­tis­ta no es un don; es casi una mal­di­ción. Sig­ni­fi­ca que to­da­vía no te ga­nas­te tu es­ti­lo.

¿Te con­si­de­rás un ar­tis­ta?
Creo que es una es­pe­cie de pul­sión: casi que uno no eli­ge ser ar­tis­ta, te toca. Y fren­te a eso po­dés ha­cer lo que quie­ras. Es la pro­fe­sión más di­fí­cil por­que no te­nés nin­gún tipo de so­por­te: la so­cie­dad de con­su­mo de ma­sas no te ne­ce­si­ta ni te quie­re. Ya no exis­te el me­ce­nas: cuan­do lo que ha­cés deja de ser via­ble co­mer­cial­men­te, chau. Nues­tra pro­pia cul­tu­ra no nos está per­mi­tien­do te­ner el arte que me­re­ce­mos. Pero hay mu­chas co­sas para ha­cer des­de la auto-or­ga­ni­za­ción.

¿Cuál es tu ob­je­ti­vo como ar­tis­ta?
No ten­go un ob­je­ti­vo to­tal, sino que de­pen­de de cada pro­yec­to. Creo que no­so­tros como ar­tis­tas ha­ce­mos his­to­ria: va­mos mar­can­do hi­tos para mi­rar ha­cia atrás. Así como los desa­rro­llos tec­no­ló­gi­cos y cul­tu­ra­les pro­mue­ven el “pro­gre­so” o “evo­lu­ción hu­ma­na”, el arte tie­ne que exis­tir. Ca­ro­li­ne Woo­lard (EEUU), que hace pro­yec­tos co­mu­ni­ta­rios en­tre ar­tis­tas, dice que nues­tro tra­ba­jo de­be­ría exi­gir un sa­la­rio del Es­ta­do por­que nues­tra fun­ción es ha­cer del mun­do un lu­gar más in­tere­san­te.

En su ma­yo­ría tu obra cons­ta de re­tra­tos. ¿A qué lo atri­buís?
Tie­ne que ver con un mag­ne­tis­mo que me ge­ne­ra el ros­tro hu­mano. Pa­re­ci­do al amor a pri­me­ra vis­ta: ves a una per­so­na que te lle­ga a lo más pro­fun­do por cómo sus fac­cio­nes es­tán me­ticu­losa­men­te ar­ma­das. Las ca­ras tie­nen esa preg­nan­cia po­si­ble de cap­tar rá­pi­da­men­te. Para crear mis re­tra­tos tomo como re­fe­ren­cia per­so­nas que veo, fo­tos y has­ta cua­dros de otros ar­tis­tas.

¿Cómo es tu pro­ce­so?
Pri­me­ro hago bo­ce­tos de for­ma y co­lor, man­te­nien­do la in­ten­si­dad de la luz y de cada pig­men­to. Pien­so cómo se van a re­la­cio­nar en­tre sí los co­lo­res para ge­ne­rar de­ter­mi­na­do efec­to. Los bo­ce­tos de la se­rie “Re­tra­tos de luz y es­pa­cio”, por ejem­plo, me lle­va­ron un mes. Cuan­do ten­go todo pre­pa­ra­do, arran­co a pin­tar. Me le­van­to muy tem­prano, hago de­por­te para ac­ti­var el cuer­po y pin­to has­ta que se pone el sol. Es­tu­ve dos se­ma­nas para ha­cer cada obra de esa se­rie. Es un ejer­ci­cio de me­di­ta­ción y pa­cien­cia.

¿Cómo es tra­ba­jar con óleo?
La cua­li­dad del pig­men­to y la pin­tu­ra en sí son ma­ra­vi­llo­sas. Es el ma­te­rial que más per­du­ra en el tiem­po. Te­nés que sur­fear un poco, por­que no te­nés con­trol to­tal so­bre lo que ha­cés. Y, en ge­ne­ral, se ha­cen va­rias obras a la vez por­que lle­va mu­cho tiem­po.

¿Qué es lo más gra­ti­fi­can­te de ser ar­tis­ta?
Sin­ce­ra­men­te no pre­ten­do de la prác­ti­ca ar­tís­ti­ca una ex­pe­rien­cia gra­ti­fi­can­te. Lo tomo casi como un de­ber, una car­ga.

¿Cuál es el ma­yor desafío?
Ha­cer una obra maes­tra, que ge­ne­re una rup­tu­ra y se es­ta­blez­ca un hito para la hu­ma­ni­dad. Al­gu­nos lo ha­cen al fi­nal de su vida… otros al prin­ci­pio y no pue­den re­pli­car­lo.

St. Geor­ge Sla­ying Dra­gon (2016)

Des­cri­bi­te en tres pa­la­bras
Tra­ge­dia. Comedia/humor. Per­sis­ten­cia.

¿Qué te ins­pi­ra?
Más que nada, las ideas. Sue­lo leer teo­ría po­lí­ti­ca o es­té­ti­ca. Mi ins­pi­ra­ción no es vi­sual, pero sí ex­pe­ri­men­to el goce es­té­ti­co cuan­do veo algo que está bueno y me mo­ti­va sa­ber que es po­si­ble ha­cer co­sas así.

¿Te­nés al­gún pro­yec­to en cur­so?
Mi nue­vo pro­yec­to es so­bre el hom­bre como ser ideo­ló­gi­co. Ten­go mu­cho ma­te­rial que pide sa­lir pero to­da­vía no está del todo de­fi­ni­do. Pien­so de­jar los trián­gu­los y ha­cer algo más ex­pre­si­vo.

Re­co­men­da­cio­nes
Tres ar­tis­tas: Ca­ro­li­ne Woo­lard, Ali Ba­ni­sadrKerry Ja­mes Mars­hall.

 

Po­dés ver más del tra­ba­jo de Joa­quín en su webFa­ce­book.

Julieta Radicich
Julieta Radicich
Diseñadora gráfica egresada de la Universidad de Buenos Aires. Comenzó su desarrollo profesional en una agencia de publicidad y comunicación. Actualmente trabaja en un estudio especializado en identidad, editorial y diseño web. En paralelo, realiza proyectos editoriales y de ilustración. Le fascina la tipografía y el diseño de información. En lo artístico, ha participado de diversos talleres de fotografía, tipografía y técnicas gráficas así como también en muestras colectivas. En el 2016 incursionó en la técnica de calado de papel en el taller anual de Johanna Wilhelm. Forma parte del colectivo de diseñadores gráficos “Postergados”. Desde el 2016 colabora con la Revista MUTT mediante la realización de entrevistas a diseñadores y artistas visuales.