Joaquín Croxatto estudió Diseño Gráfico en la Universas de Buenos Aires y Artes Visuales en la Universidad Nacional de las Artes. Originario de Caballito, se mudó hace 4 años a Estados Unidos para especializarse en Artes Plásticas en la Liga de Estudiantes de Arte de Nueva York.
¿Qué fue lo que te llevó a estudiar diseño?
Pensé que el diseño estaba más relacionado con la parte artística cuando, en realidad, pasás a formar parte del sistema de producción simbólica y comunicacional. En un punto creo que muchos artistas deberían estudiar diseño porque te da un montón de herramientas de producción, compositivas y proyectuales. Es un exploración constante ante la necesidad de innovar y reinventar de acuerdo a un público.
¿Cuándo decidiste dedicarte al arte?
Toda la vida dibujé. Pero hice el quiebre cuando me di cuenta que no era algo que hacía porque tenía ganas, sino porque era lo único que me salía. Fue ahí cuando decidí hacer lo mejor que pudiera con eso.
¿Cómo fue tu experiencia en la UNA?
La pasé muy bien por la energía de los jóvenes; había chicos que eran expresión pura… mucho talento y sin miedo a nada. También se daba de forma orgánica una interrelación entre diferentes artes. Todo era tan abierto y caótico que por ahí salías de un taller de cerámica y entrabas a otro de dibujo. De todas formas, esperaba un entrenamiento más parecido al que tuve después en Nueva York, con más contenido teórico. La UNA estaba más orientada al arte contemporáneo y a mí lo que me interesaba era el impacto visual.
¿Cómo fue el ingreso a la Liga?
A la Liga puede entrar cualquiera. No tenés rendir examen de ingreso… tampoco te dan título. Mantiene esos ideales del siglo XIX de democratización de la educación. Es un sistema medio comunista, porque todos los que están trabajando en la escuela también son artistas. Este año fui monitor de una clase y, a la vez que dirigía al modelo y acondicionaba el set, podía dedicarme a dibujar.
¿Qué te aportó estudiar en un espacio académico?
Es un entrenamiento que te afila muchísimo. Estás usando todas tus herramientas al mismo tiempo: composición de imagen en el espacio, generación de efectos con materiales sensibles y aplicación de diferentes técnicas. Es un ambiente muy propicio para producir arte porque se respeta el espacio del otro y podés trabajar la concentración. Estuve rodeado de gente super talentosa, de un nivel increíble. Tenés muchas escuelas y profesores grosos, como Dan Thompson.
¿Cómo es vivir en Nueva York?
Allá no está esa presión social que hay acá, ese temor a estar fuera de línea. Nadie te da bola; podés ponerte un pañal en la cabeza que no te van a decir nada. Es muy trash: tenés un condominio de lujo al lado de un vagabundo.
¿Y el escenario artístico?
Nueva York está en constante ebullición. Hay tantos artistas que se las tienen que ingeniar armando pop-up shows en casas o locales cerrados. Creo que eso facilita que la gente se conecte con su arte: si sos vecino puede que te sientas representado al compartir realidades similares.
¿Cómo ves la versatilidad de estilos en un artista?
Creo que es una virtud dentro del mercado comercial, pero como artista no es un don; es casi una maldición. Significa que todavía no te ganaste tu estilo.
¿Te considerás un artista?
Creo que es una especie de pulsión: casi que uno no elige ser artista, te toca. Y frente a eso podés hacer lo que quieras. Es la profesión más difícil porque no tenés ningún tipo de soporte: la sociedad de consumo de masas no te necesita ni te quiere. Ya no existe el mecenas: cuando lo que hacés deja de ser viable comercialmente, chau. Nuestra propia cultura no nos está permitiendo tener el arte que merecemos. Pero hay muchas cosas para hacer desde la auto-organización.
¿Cuál es tu objetivo como artista?
No tengo un objetivo total, sino que depende de cada proyecto. Creo que nosotros como artistas hacemos historia: vamos marcando hitos para mirar hacia atrás. Así como los desarrollos tecnológicos y culturales promueven el “progreso” o “evolución humana”, el arte tiene que existir. Caroline Woolard (EEUU), que hace proyectos comunitarios entre artistas, dice que nuestro trabajo debería exigir un salario del Estado porque nuestra función es hacer del mundo un lugar más interesante.
En su mayoría tu obra consta de retratos. ¿A qué lo atribuís?
Tiene que ver con un magnetismo que me genera el rostro humano. Parecido al amor a primera vista: ves a una persona que te llega a lo más profundo por cómo sus facciones están meticulosamente armadas. Las caras tienen esa pregnancia posible de captar rápidamente. Para crear mis retratos tomo como referencia personas que veo, fotos y hasta cuadros de otros artistas.
¿Cómo es tu proceso?
Primero hago bocetos de forma y color, manteniendo la intensidad de la luz y de cada pigmento. Pienso cómo se van a relacionar entre sí los colores para generar determinado efecto. Los bocetos de la serie “Retratos de luz y espacio”, por ejemplo, me llevaron un mes. Cuando tengo todo preparado, arranco a pintar. Me levanto muy temprano, hago deporte para activar el cuerpo y pinto hasta que se pone el sol. Estuve dos semanas para hacer cada obra de esa serie. Es un ejercicio de meditación y paciencia.
¿Cómo es trabajar con óleo?
La cualidad del pigmento y la pintura en sí son maravillosas. Es el material que más perdura en el tiempo. Tenés que surfear un poco, porque no tenés control total sobre lo que hacés. Y, en general, se hacen varias obras a la vez porque lleva mucho tiempo.
¿Qué es lo más gratificante de ser artista?
Sinceramente no pretendo de la práctica artística una experiencia gratificante. Lo tomo casi como un deber, una carga.
¿Cuál es el mayor desafío?
Hacer una obra maestra, que genere una ruptura y se establezca un hito para la humanidad. Algunos lo hacen al final de su vida… otros al principio y no pueden replicarlo.
Describite en tres palabras
Tragedia. Comedia/humor. Persistencia.
¿Qué te inspira?
Más que nada, las ideas. Suelo leer teoría política o estética. Mi inspiración no es visual, pero sí experimento el goce estético cuando veo algo que está bueno y me motiva saber que es posible hacer cosas así.
¿Tenés algún proyecto en curso?
Mi nuevo proyecto es sobre el hombre como ser ideológico. Tengo mucho material que pide salir pero todavía no está del todo definido. Pienso dejar los triángulos y hacer algo más expresivo.
Recomendaciones
Tres artistas: Caroline Woolard, Ali Banisadr y Kerry James Marshall.
Podés ver más del trabajo de Joaquín en su web y Facebook.