Federico Cimatti: “Trabajar con la palabra es una posición política”

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martes 13 de junio de 2017

Federico Cimatti: “Trabajar con la palabra es una posición política”

Entrevista a Federico Cimatti, impresor tipográfico y creador de Prensa La Libertad.

El pri­mer im­pre­so de Pren­sa La Li­ber­tad fue “Aten­ción des­pier­te us­ted es par­te de la reali­dad”, allá por el 2008. Des­de ese mo­men­to esta “ma­qui­na­ria de pro­pa­gan­da exis­ten­cial” co­men­zó un ca­mino de cons­tan­te cam­bio y re­de­fi­ni­ción. Pero, ante todo, un ca­mino in­de­pen­dien­te. En esa li­bre elec­ción de qué se re­pro­du­ce y qué no, está su fuer­za y po­ten­cial de trans­for­ma­ción. Fe­de­ri­co nos re­ci­be en su ta­ller, lleno de im­pre­sos, má­qui­nas y mi­les de ti­pos mó­vi­les. Es como es­tar den­tro de un re­loj de­te­ni­do: pue­do ver las par­tes de ese gran me­ca­nis­mo re­pro­duc­tor de afi­ches pero si­gue sien­do un mis­te­rio cómo la pa­la­bra se hace for­ma.

¿Por qué el nom­bre “Pren­sa La Li­ber­tad”?
La pa­la­bra “li­ber­tad” ve­nía apa­re­cien­do en mis es­cri­tos. No fue has­ta que arran­có el pro­yec­to que ter­mi­né de en­ten­der que es­ta­ba cum­plien­do con mi ur­gen­cia de pen­sar algo, mul­ti­pli­car­lo y dis­tri­buir­lo de for­ma au­tó­no­ma. Es un es­pa­cio en el que pue­do ser yo. La rea­li­za­ción in­de­pen­dien­te te da esa li­ber­tad de ele­gir qué co­sas re­pro­du­cir y cuá­les no. Y eso con­tri­bu­ye a for­mar su iden­ti­dad.

¿Por qué ha­cés lo que ha­cés?
Em­pe­cé a sol­tar al­gu­nos men­sa­jes o ex­pre­sio­nes en la ca­lle como reac­ción a la es­truc­tu­ra je­rár­qui­ca que es el sis­te­ma edu­ca­ti­vo. Sen­tía que ha­bía una nor­ma­li­za­ción en las ex­pe­rien­cias de to­dos que no me per­mi­tía com­par­tir lo que pen­sa­ba con mis com­pa­ñe­ros de co­le­gio y ne­ce­si­ta­ba de­cla­rar­lo de al­gu­na for­ma. Lo que más me in­tere­sa es po­der cris­ta­li­zar y po­ner­le voz a al­gún re­cla­mo en el que creo. En un pun­to es pro­pa­gan­da po­lí­ti­ca por­que bus­ca que to­mes una po­si­ción, sea la que sea. Los afi­ches que hago tie­nen algo de es­pe­jo. Es­ta­mos acos­tum­bra­dos a que la grá­fi­ca sea: com­pre, vote o siga por este ca­rril. Y esto es otra vía. No in­ten­ta ven­der­te ni con­ven­cer­te de nada, sino que pue­das ha­cer tu pro­pio an­da­ri­vel. El ser hu­mano como ac­tor po­lí­ti­co es una no­ción que está un poco con­tro­la­da y apa­ga­da. Si vos ha­cés de modo cons­cien­te no es­tás rea­li­zan­do una ta­rea; es­tás in­ves­ti­gan­do.

¿Cómo apren­dis­te a usar las má­qui­nas?
Tuve un maes­tro im­pre­sor con el que apren­dí la teo­ría, mien­tras tra­ba­ja­ba en los ta­lle­res de im­pren­ta. Y des­pués leí mu­chos tra­ta­dos de ti­po­gra­fía que en­se­ña­ban so­bre com­po­si­ción… hay mu­cho de ma­te­má­ti­ca en esto.

¿Cuál creés que es el va­lor agre­ga­do de re­pro­du­cir a tra­vés de una im­pren­ta?
Al ser im­pre­sión di­rec­ta in­ter­vie­ne un tipo de emo­cio­na­li­dad real pro­pia de la téc­ni­ca. Es­tás ha­cien­do algo a lo que po­dés acer­car­te, to­car su tex­tu­ra… y eso ge­ne­ra algo en vos. Hay una re­la­ción con el cuer­po que se es­ta­ble­ce sien­do ope­ra­rio de una má­qui­na que te con­du­ce a pen­sar so­bre la he­rra­mien­ta en sí y so­bre tu pro­duc­ción. Tam­bién hay algo ideo­ló­gi­co en la po­si­bi­li­dad de va­ria­cio­nes den­tro de un ti­ra­je.

¿De dón­de vie­ne tu sen­si­bi­li­dad con la pa­la­bra?
Des­de chi­co leo y siem­pre tuve un víncu­lo con el ob­je­to cua­derno. En la fa­cul­tad so­lía ha­cer el ejer­ci­cio de ano­tar to­das las pa­la­bras que veía en la ca­lle en un lis­ta que des­pués mez­cla­ba. Así fue como sur­gió “Aten­ción des­pier­te…”. Lo in­tere­san­te de eso es que inevi­ta­ble­men­te está im­preg­na­do de la ca­lle, que es a don­de lue­go vuel­ve. Tra­ba­jar con la pa­la­bra es tam­bién una po­si­ción po­lí­ti­ca. Vi­vi­mos en una dic­ta­du­ra de la ima­gen don­de se apun­ta a de­vas­tar todo tipo de con­te­ni­do. A va­ciar­lo y que no haya cues­tio­na­mien­to. Si uno quie­re cues­tio­nar algo el peor lu­gar es des­de la for­ma. La for­ma es im­por­tan­te pero no tie­ne que su­pe­rar al con­te­ni­do.

¿Cómo es tu pro­ce­so crea­ti­vo?
Tra­ba­jo mu­cho con las co­sas que me pa­san en el día a día: co­sas que leo, es­cu­cho o re­fle­xiono mien­tras es­toy acá. Paso mu­chas ho­ras de­lan­te de las má­qui­nas y eso tie­ne como un efec­to me­dio con­tra­dic­to­rio que te apa­ga la men­te pero a la vez te hace pen­sar mu­cho. Lo que se en­cien­de, qui­zá, es esa po­si­bi­li­dad de ser li­bre por un rato -pa­ra­dó­ji­ca­men­te- al usar una má­qui­na. Como si la úni­ca for­ma de es­ca­par de eso fue­ra ima­gi­nar y pen­sar. Mu­chos afi­ches y es­cri­tos sur­gie­ron en ese loop que se ge­ne­ra.

¿Cómo te lle­vás con el error?
Hay ve­ces que in­ter­vie­ne el azar ab­so­lu­to. Sur­gen co­sas que ge­ne­ran algo y cuyo sen­ti­do ca­pi­ta­li­zo. El error no es un va­lor en sí mis­mo, sino que lo que tie­ne va­lor es qué ha­cés con eso. Hay gen­te que se equi­vo­ca todo el tiem­po y no pue­de tras­cen­der esa ba­rre­ra de lo­grar en­ten­der qué ha­cer con eso. Te­nés que es­tar des­pier­to. Me pa­re­ce in­tere­san­te pen­sar el error no sólo como fa­lla en sí sino como efec­to para cam­biar algo pro­pio o del con­tex­to.

¿Te con­si­de­rás un ar­tis­ta?
No me gus­tan las eti­que­tas como “di­se­ña­dor” o “ar­tis­ta” ni usar la pa­la­bra “arte” para una pro­duc­ción vi­sual. En­con­tré en el ita­liano la pa­la­bra “ma­ni­fes­to” que sig­ni­fi­ca afi­che. Me que­do con ese sen­ti­do: la ma­ni­fes­ta­ción de pro­du­cir algo.

¿Cómo fue la ex­pe­rien­cia de dar una char­la en el Cen­tro Uni­ver­si­ta­rio De­vo­to (CUD) del Com­ple­jo Pe­ni­ten­cia­rio Fe­de­ral de CABA?
Fui in­vi­ta­do por los pro­fe­so­res Coco Ce­rre­lla y Lu­cas Bel­fio­re que ha­bían lle­va­do la pre­gun­ta “¿qué es el éxi­to?” al CUD. La con­sig­na era res­pon­der con di­bu­jos y el re­sul­ta­do fue alu­ci­nan­te. Es una pre­gun­ta muy abier­ta, por­que dia­lo­ga con un mon­tón de co­sas, y es in­tere­san­te ver cómo en­tra en di­fe­ren­tes lu­ga­res. La ex­pe­rien­cia de la char­la fue una de las co­sas más hi­per­rea­lis­tas que tuve en mi vida, te deja de­vas­ta­do en mi­les de pe­da­zos. Vos te vas y ellos se que­dan ahí aden­tro. Te hace cues­tio­nar tus pro­ble­mas su­per­fi­cia­les del día a día y, por otro lado, a los que des­apro­ve­chan la edu­ca­ción pú­bli­ca. Es im­pre­sio­nan­te lo que se hace en el cen­tro. Hay gen­te que está es­tu­dian­do por­que sabe que eso lo va a ha­cer pro­gre­sar o por­que pue­de te­ner im­pac­to en su con­de­na. Y no tie­ne re­la­ción al­gu­na con lo que se ha­bla me­diá­ti­ca­men­te de una cár­cel… aun­que es en­ten­di­ble, dado que el mis­mo me­dio es re­pro­duc­tor de la cri­mi­na­li­za­ción de la po­bre­za. Des­de mi lu­gar creo que hay que se­guir ha­cien­do y vi­sua­li­zan­do si­tua­cio­nes.

¿Y qué es el éxi­to para vos?
Es po­der en­con­trar un modo per­so­nal que res­pon­da a tu cons­truc­ción de de­seo de un modo de edu­ca­ción. Y des­pués, tam­bién, es ha­cer todo des­de la bue­na vo­lun­tad para que to­das las ideas de im­po­si­ción y de res­pon­der a otras es­truc­tu­ras, fra­ca­sen. Trai­cio­nar a to­das esas po­si­cio­nes y que sea la vic­to­ria de lo que uno quie­ra real­men­te. Está cru­za­do por tu crian­za, tu vida… y un mon­tón de co­sas más.

¿Cuál es el ma­yor desafío?
Hace un par de años ven­go bus­can­do un es­pa­cio nue­vo pero es muy frus­tran­te por­que el con­tex­to es muy ad­ver­so. El tra­ba­jo in­de­pen­dien­te tie­ne un con­tex­to muy ex­tra­ño en la Ar­gen­ti­na. Se ha­bla de em­pren­de­du­ris­mo, tra­tan­do de em­po­de­rar a es­tos “nue­vos em­pre­sa­rios”, pero siem­pre den­tro de las no­cio­nes del mer­ca­do. No se tie­nen en cuen­ta las con­di­cio­nes reales de nues­tro mo­de­lo in­fla­cio­na­rio que li­mi­tan nues­tras rea­li­za­cio­nes. Es un gran desafío pero quie­ro po­der con­ver­tir la im­pren­ta en un es­pa­cio en el que pa­sen otro tipo de co­sas.

¿Qué es lo más gra­ti­fi­can­te?
Te­ner esa cer­te­za de que ma­ña­na me voy a le­van­tar y voy se­guir ha­cien­do lo que me apa­sio­na. Que co­nec­té con esto y que es el ca­mino que ele­gí y amo. Y tam­bién el ha­ber ge­ne­ra­do du­ran­te es­tos años víncu­los con co­le­gas, im­pre­so­res y ami­gos, que siem­pre es­tán cuan­do uno ne­ce­si­ta algo.

Des­cri­bi­te en tres pa­la­bras
In­sis­tir. Apa­sio­na­do. In­ves­ti­ga­dor.


»Re­co­men­da­cio­nes de Fe­de­ri­co Ci­mat­ti
Dos ra­dios: Com­mu­nity Ra­dio (Ber­lín) y FM La Tri­bu.
Una ban­da: Mue­ran Her­ma­nos.
Dos ar­tis­tas: Juan Car­los Ro­me­ro y Dafi Küh­ne.
Una poe­ta: Cla­ra Es­pa­ña.
Dos do­cu­men­ta­les: Uno so­bre Pi­xa­cao, graf­fi­ti bra­si­le­ro y otro so­bre Kraut Rock.
Un tex­to: La ac­ción sub­ver­si­va de Aldo Pe­lle­gri­ni.
Una agen­cia de no­ti­cias in­de­pen­dien­te de Bra­sil: Mí­dia Nin­ja.


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Julieta Radicich
Julieta Radicich
Diseñadora gráfica egresada de la Universidad de Buenos Aires. Comenzó su desarrollo profesional en una agencia de publicidad y comunicación. Actualmente trabaja en un estudio especializado en identidad, editorial y diseño web. En paralelo, realiza proyectos editoriales y de ilustración. Le fascina la tipografía y el diseño de información. En lo artístico, ha participado de diversos talleres de fotografía, tipografía y técnicas gráficas así como también en muestras colectivas. En el 2016 incursionó en la técnica de calado de papel en el taller anual de Johanna Wilhelm. Forma parte del colectivo de diseñadores gráficos “Postergados”. Desde el 2016 colabora con la Revista MUTT mediante la realización de entrevistas a diseñadores y artistas visuales.