El ojo que cuenta: Rodrigo Abd

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El ojo que cuenta: Rodrigo Abd

Entrevistamos al fotoperiodista ganador del Pulitzer Rodrigo Abd, hablamos sobre su muestra en FoLa y su recorrido como periodista visual en el mundo. 

Si bien esta po­dría ser una nota más li­ga­da al pe­rio­dis­mo que a lo vi­sual, se tra­ta en reali­dad de un pe­rio­dis­mo des­de la ima­gen. Con la mues­tra de re­tra­tos que Abd ex­po­ne en FoLa como ex­cu­sa, pu­di­mos con­tac­tar­lo para char­lar un poco so­bre ella y so­bre la ima­gen como me­dio in­for­ma­ti­vo.

Ro­dri­go Abd es un fo­to­pe­rio­dis­ta ar­gen­tino que ac­tual­men­te vive en Perú. Tra­ba­jó en dia­rios como La Na­ción y La Ra­zón, y des­de el 2003 for­ma par­te del staff de As­so­cia­ted Press. Su tra­ba­jo pe­rio­dís­ti­co abar­ca los más di­ver­sos te­mas, des­de las gue­rras en Me­dio Orien­te has­ta even­tos de­por­ti­vos de alta ca­te­go­ría.  Cu­brió las elec­cio­nes pre­si­den­cia­les de Ve­ne­zue­la de 2007 y 2012, y do­cu­men­tó el te­rre­mo­to que azo­tó a Hai­tí en 2010. En 2013 le fue otor­ga­do el pre­mio Pu­litzer jun­to a otros fo­tó­gra­fos que ha­bían cu­bier­to la gue­rra ci­vil de Si­ria.

A ve­ces sur­gen mu­chas in­cóg­ni­tas so­bre el lu­gar que ocu­pa  un fo­to­pe­rio­dis­ta en una zona de con­flic­to en la cual es ajeno: que no es “su” gue­rra, o no es “su” te­rre­mo­to… es de otro, lo que cons­ti­tu­ye a esa pre­sen­cia allí como una elec­ción. Los con­flic­tos y la si­tua­ción so­cial de un país o una cul­tu­ra pue­den afec­tar nues­tra sen­si­bi­li­dad, pero por lo ge­ne­ral lo ha­cen des­de la ca­li­dez y la co­mo­di­dad de nues­tro ho­gar. Y Ro­dri­go nos re­cuer­da que tam­bién exis­te gen­te que está dis­pues­ta a in­vo­lu­crar­se en ese mun­do para con­tar qué es lo que pasa. Des­pués de esta char­la con Ro­dri­go Abd tuve una fuer­te re­fle­xión. Sí es su gue­rra, su te­rre­mo­to, su po­bre­za, por­que es de to­dos. Solo que él se dio cuen­ta.

Con­ta­me un poco de que se tra­ta la mues­tra de FoLa “La cá­ma­ra Af­ga­na”.

La de FoLa es una mues­tra que vie­ne del Cen­tro de la Fo­to­gra­fía de Mon­te­vi­deo; se ex­pu­so el año pa­sa­do ahí, cu­ra­da por Ve­ró­ni­ca Cor­dei­ro. Ni­co­lás Ga­novsky de FoLa pen­só que es­ta­ría bueno traer­la de allá. El fuer­te de la mues­tra son re­tra­tos que yo hice con una cá­ma­ra de ma­de­ra, de he­cho, con dos, por­que a una la ha­bía com­pra­do y usa­do para tra­ba­jar en Af­ga­nis­tán has­ta que me la ro­ba­ron y usé una que me hizo un ami­go en Ban­fi­eld con un plano que me pa­sa­ron. La mues­tra se com­po­ne de re­tra­tos de per­so­nas que me acom­pa­ña­ron es­tos años vi­vien­do fue­ra de Ar­gen­ti­na en mi vida la­bo­ral, pro­ta­go­nis­tas de even­tos o a los que yo les puse el ojo para ha­cer tra­ba­jos pe­rio­dís­ti­cos. De­ci­dí vol­ver a en­con­trar­me con ellos con esta cá­ma­ra para re­tra­tar­los de for­ma di­fe­ren­te. Esa es la ma­yor par­te de la mues­tra, pero tam­bién hay una par­te­ci­ta en la que es­tán mis fo­tos co­lor de pren­sa; está todo mez­cla­do en la mis­ma sala por eso tal vez no se en­tien­de bien.

¿Es­tos re­tra­tos que vos hi­cis­te son tra­ba­jos com­ple­ta­men­te tu­yos, o for­man par­te de al­gún tra­ba­jo pe­rio­dís­ti­co?

Los hice por­que los que­ría ha­cer, pero al­gu­nos fue­ron pu­bli­ca­dos en EEUU, Ale­ma­nia, Eu­ro­pa. De he­cho en­vié una se­rie para la P de rei­nas ma­yas y eso se pu­bli­có en In­ter­net en va­rios lu­ga­res. A raíz de esas pu­bli­ca­cio­nes me lla­ma­ron de Eu­ro­pa para que les en­víe otro ti­pos de re­tra­tos que ha­bían vis­to, pero todo par­te de una idea pro­pia.

¿Por qué lo hi­cis­te con esa cá­ma­ra? Ima­gino que los tiem­pos y el pro­ce­so son di­fe­ren­tes.

Sí, es di­fe­ren­te. Lo hice por­que creo que la téc­ni­ca es im­pac­tan­te y lin­da, por­que mues­tra a los per­so­na­jes de una ma­ne­ra bien dis­tin­ta, con una ho­nes­ti­dad bru­tal. Ellos no po­san, la mis­ma téc­ni­ca con­du­ce a que ellos es­tén quie­tos mu­cho tiem­po y los pre­dis­po­ne de otra for­ma de­lan­te la cá­ma­ra. Y eso creo que crea un re­sul­ta­do fi­nal muy in­tere­san­te que es lo que me gus­ta, ade­más me des­pe­ga un poco del me­ca­nis­mo ha­bi­tual del fo­to­pe­rio­dis­mo que es lo que yo hago.

Ade­más ima­gino que se es­ta­ble­ce una re­la­ción con el re­tra­ta­do di­fe­ren­te que si fue­ra to­ma­da con una cá­ma­ra di­gi­tal.

Sí, cla­ro, por­que ten­go que plan­tear­me de otra ma­ne­ra, mon­tar un pe­que­ño es­tu­dio, el per­so­na­je se sien­ta en un ban­qui­to fren­te a una caja… es com­ple­ta­men­te dis­tin­to, es un acto bas­tan­te di­fe­ren­te. Ade­más la sor­pre­sa del re­tra­ta­do de ver un ca­jón ¡en ple­na era di­gi­tal!

¿Cómo de­fi­ni­rías al fo­to­pe­rio­dis­mo?

Es una de­fi­ni­ción muy abar­ca­do­ra, te­nés un mon­tón de sub­ca­te­go­rías. Pero es el acto de con­tar­le a los de­más en imá­ge­nes lo que ve­mos a tra­vés de nues­tros ojos/cámara, de nues­tra per­cep­ción de la reali­dad. Pue­den ser no­ti­cias du­ras o tra­ba­jos de te­mas con­tem­po­rá­neos, es­ce­nas de vida dia­ria. Esa es la de­fi­ni­ción de dic­cio­na­rio. Para mí ha sido una for­ma de vi­vir, de re­la­cio­nar­me, de pen­sar mi co­ti­dia­ni­dad, de po­ner­me en la piel de mu­cha gen­te como no lo hu­bie­se he­cho de nin­gu­na ma­ne­ra, co­no­cer par­te del mun­do, gen­te ma­ra­vi­llo­sa, his­to­rias te­rri­bles. Ha sido más que un tra­ba­jo, lo en­ca­ré como un ofi­cio.

A ve­ces sur­ge una con­tra­dic­ción en­tre ha­cer un tra­ba­jo do­cu­men­tal y el ojo sub­je­ti­vo del fo­tó­gra­fo o pe­rio­dis­ta. ¿En qué pun­to in­flu­ye lo sub­je­ti­vo so­bre el do­cu­men­to?

Creo que es com­ple­ta­men­te sub­je­ti­vo, y eso es lo bueno. Sino se­ría­mos una cá­ma­ra de se­gu­ri­dad o Goo­gle Earth. In­clu­so con es­tas nue­vas téc­ni­cas como la 360 don­de la ima­gen abar­ca todo y no hay un pun­to de en­fo­que, que el fo­tó­gra­fo no se para en un lu­gar para dar una opi­nión so­bre algo de­ter­mi­na­do sino que se ve todo… Por eso es sub­je­ti­vo, y por eso es algo bueno, por­que mi­ra­mos a tra­vés de lo que sen­ti­mos y de lo que pen­sa­mos so­bre un acon­te­ci­mien­to: en base a nues­tra for­ma­ción, a nues­tra reali­dad ma­te­rial, a lo que nos en­se­ña­ron en nues­tras ca­sas, en base al me­dio en el que tra­ba­ja­mos mu­chas ve­ces, o el mis­mo sen­ti­mien­to de una his­to­ria que pue­de pe­gar­le más fuer­te a uno que a otro por la vida mis­ma.

A ve­ces da la sen­sa­ción de que una ima­gen es más fuer­te que un re­la­to. To­dos sa­be­mos que exis­te la gue­rra, pero has­ta que no la ve­mos en imá­ge­nes no ter­mi­na de lle­gar­nos.

Cla­ro, pero eso está bueno por esto mis­mo. Hay fo­tó­gra­fos que es­tán más in­tere­sa­dos en te­mas de gé­ne­ro, po­lí­ti­cos, gue­rras, sa­lud, edu­ca­ción, por­que to­dos he­mos atra­ve­sa­do al­gún mo­men­to en el que al­gu­na de esas cues­tio­nes nos ha to­ca­do más fuer­te. En­ton­ces ahí está el back­ground del fo­tó­gra­fo, quién es y por qué lo hace, y cómo se va a pa­rar fren­te a una si­tua­ción por toda esa his­to­ria. No pue­de ha­cer­lo de otra ma­ne­ra, sino se­ría una má­qui­na.

Lo com­pa­ro con la ta­rea de un psi­có­lo­go: te me­tés en di­fe­ren­tes si­tua­cio­nes sen­si­bles y te debe afec­tar ne­ga­ti­va­men­te. ¿Te­nés una es­pe­cie de es­cu­do para esto?

Te afec­ta ne­ga­ti­va­men­te, pero tam­bién de for­ma po­si­ti­va, por­que uno en base a esas co­sas te­rri­bles pone en pers­pec­ti­va su pro­pia vida. Nos preo­cu­pa­mos por mu­chas co­sas co­ti­dia­na­men­te y hay otras más im­por­tan­tes… y en­ten­dés que de­be­rías afron­tar la vida de otra ma­ne­ra, ¿no? No de esa ma­ne­ra de in­con­for­mi­dad cons­tan­te, sino tra­tan­do de pen­sar que lo que le pasa a uno no es lo peor del mun­do, por­que hay gen­te que la pasa real­men­te mal. Las si­tua­cio­nes di­fí­ci­les tie­nen que sen­si­bi­li­zar­lo a uno como re­por­te­ro, pero no pa­ra­li­zar­lo, por­que sino al fi­nal no cum­plís tu tra­ba­jo que es con­tar his­to­rias.

Des­pués de cu­brir un tra­ba­jo com­pli­ca­do, ¿ha­cés un pa­ra­te o tra­ba­jás en algo más re­la­ja­do?

Sí, de he­cho yo tra­ba­jo en una agen­cia de no­ti­cias. Tie­ne el lado malo de que no po­dés pro­fun­di­zar mu­cho, pero tam­po­co te en­fras­cas, no sos un fo­tó­gra­fo de con­flic­to, vas sal­tan­do de his­to­ria en his­to­ria y mu­chas tie­nen que ver con te­mas muy li­via­nos de la reali­dad que ilus­tran las pá­gi­nas de dia­rios de in­for­ma­ción ge­ne­ral, mo­das, de­por­tes. Está bueno por­que te da un res­pi­ro para des­pués vol­ver y me­ter­te en te­mas de con­flic­to. Hay gen­te que lo úni­co que hace es ir a con­flic­tos; me acuer­do que fui a Si­ria con un ami­go, Ah­med Bah­ha­dou, y no en­ten­día nin­gu­na his­to­ria que no ten­ga que ver con una si­tua­ción bé­li­ca. Hay gen­te que se que­ma por ha­cer eso todo el tiem­po; no fue mi caso, por suer­te.

¿Creés que hay fo­tos que no tie­nen que ser to­ma­das?

Por su­pues­to, no creo que uno ten­ga que to­mar una foto cuan­do la per­so­na que está en fren­te te pide que no lo ha­gas, a me­nos que sea algo fun­da­men­tal para con­tar una his­to­ria úni­ca. Si es­toy en fren­te de Pi­no­chet y me pide que no tome la foto, yo se la to­ma­ría igual: es un per­so­na­je pú­bli­co con una res­pon­sa­bi­li­dad his­tó­ri­ca fren­te a un país, y yo ahí ac­túo como un re­por­te­ro que cuen­ta una his­to­ria. Si es­toy en otra si­tua­ción y una per­so­na anó­ni­ma que no es pú­bli­ca no tie­ne ga­nas de es­tar en una ima­gen por­que quie­re pre­ser­var su iden­ti­dad, tra­to de res­pe­tar­lo siem­pre. No me ol­vi­do de esos có­di­gos, apar­te la foto tam­po­co está bue­na cuan­do no quie­ren, sue­le sa­lir mal si no hay pre­dis­po­si­ción. Tam­po­co hay que mos­trar fo­tos mor­bo­sas sin sen­ti­do por el he­cho de crear un efec­to, eso creo que no de­be­ría ha­cer­se.

¿En qué pun­to el fo­tó­gra­fo tie­ne que in­ter­ve­nir en una si­tua­ción lí­mi­te?

Yo creo que no hay una re­gla o un paráme­tro muy mar­ca­do de cómo de­be­ría ser, creo que la foto no es lo más im­por­tan­te, es la vida de una per­so­na, eso es sa­gra­do y no se ne­go­cia por nin­gu­na foto. Si uno pue­de ayu­dar en una si­tua­ción lí­mi­te creo que no hay nin­gu­na duda. De ahí la es­ca­la de si­tua­cio­nes pue­de ser tan am­plia que ha­bría que eva­luar­lo; nin­gu­na si­tua­ción es igual, siem­pre hay cam­bios y te­mas para dis­cu­tir y re­pen­sar del ofi­cio, los lí­mi­tes, y hay que en­ca­rar­los pen­san­do que hay que ha­cer esto de la for­ma más hu­ma­na po­si­ble y que sir­va. So­mos ser­vi­do­res vi­sua­les y pú­bli­cos, es un tra­ba­jo para otros, para que en­tien­dan, se sen­si­bi­li­cen, vean de otra for­ma a otras per­so­nas y en­tien­dan la no­ti­cia de ma­ne­ra di­fe­ren­te.

¿Lo es­té­ti­co sir­ve para este fin?

Para mí la es­té­ti­ca, la be­lle­za o los re­cur­sos fo­to­grá­fi­cos para crear una ima­gen atrac­ti­va son bien­ve­ni­dos, mien­tras sir­van para con­tar una his­to­ria de una for­ma más pro­fun­da e in­te­li­gen­te. No creo que va­yan en con­tra del men­sa­je. En mi caso, por mi for­ma­ción, por­que en­ca­ré esto como pe­rio­dis­ta más que como fo­tó­gra­fo, siem­pre vi a la fo­to­gra­fía des­de el pun­to de vis­ta del con­te­ni­do. Eso era lo más im­por­tan­te, to­das las es­tra­te­gias vi­sua­les tie­nen que ser­vir a ese con­te­ni­do para que se co­mu­ni­que me­jor, en este caso vi­sual­men­te.

¿Es­tás con al­gún pro­yec­to aho­ra?

Jus­ta­men­te hoy lo pen­sa­ba. Lo que tie­ne este tra­ba­jo es que, al me­nos en mi caso, muy po­cas ve­ces me man­da­ron a ha­cer his­to­rias, siem­pre yo las bus­co y pro­pon­go e in­ves­ti­go. A ve­ces tar­dan en sa­lir, tie­nen di­fe­ren­tes di­ná­mi­cas, en­ton­ces es­toy como en 4 co­sas al mis­mo tiem­po. Una pue­de ser so­bre los bu­zos li­sia­dos en Ho­nu­dras, otras so­bre el guano en las is­las del pa­cí­fi­co del Perú, otra pue­de ser una his­to­ria so­bre la vi­si­ta del Papa, o ir a re­em­pla­zar a  com­pa­ñe­ros en Ve­ne­zue­la. To­das se van co­ci­nan­do len­ta­men­te y van sa­lien­do a me­di­da que mis je­fes se de­ci­den, a que la his­to­ria co­bre in­te­rés o que los tiem­pos tam­bién lo de­man­den. Hay una épo­ca de pes­ca de lan­gos­ta 4 me­ses por año si no lo ha­ces ahi te­nes que es­pe­rar un año mas, o ne­ce­si­tás un per­mi­so es­pe­cial para cu­brir lo del guano y si no lo te­nés lo per­dés, lo mis­mo si hay un ata­que te­rro­ris­ta en Eu­ro­pa, y se cae lo del Papa. Pero bueno… esas que te nom­bré son en las que es­toy tra­ba­jan­do.


¿Qué? “La cá­ma­ra af­ga­na”.

¿Dón­de? Sala 2 de FoLa (Go­doy Cruz 2620–2626, CABA).

¿Cuán­do? Del 23 de agos­to al 24 de sep­tiem­bre de 2017, to­dos los días de 12 a 20 ho­ras (miér­co­les ce­rra­do).


¿Qué? Pa­lim­pses­tos”.

¿Dón­de? En el Cen­tro Cul­tu­ral de la Me­mo­ria Ha­rol­do Con­ti (Ave­ni­da del Li­ber­ta­dor 8151, CABA).

¿Cuán­do? Del 26 de agos­to al 08 de oc­tu­bre, de mar­tes a do­min­go de 11 a 21 ho­ras.

 

Nehuen Wolf
Nehuen Wolf
Nace en Lomas de Zamora en 1990, donde hace sus estudios primarios y secundarios. Estudia dibujo con el artista Cristian Cánepa, y luego se anota en el U.N.A. en la carrera de pintura. Participa de la beca de estudios Proyectarte, y obtiene una residencia en España, Fundacion Karrvaz, posteriormente trabaja en el programa televisivo 1000 manos, de la Tv Pública donde es panelista y toma contacto con grandes artistas. Profundiza su conocimiento artistico en el taller de Nicolas Menza al que asiste durante 4 años. Fué asistente en el taller de litografía de Natalia Giachetta. Actualmente es realizador escenográfico del Teatro Colon, redactor de la revista Mutt y da clases en su taller de Lomas de Zamora donde trabaja desde el 2009.