Dominique estudió Diseño Gráfico en la UBA durante seis años. Desde el 2015 reside en un pueblito en Baviera a media hora de la ciudad de Offenbach, Alemania, donde estudia Diseño de la Comunicación con orientación a Arte en la Hochschule für Gestaltung Offenbach am Main. Actualmente trabaja para el estudio de diseño Cohezion en Frankfurt.
¿Cómo comenzó tu interés por el arte y el diseño?
Creo que tuvo un gran impacto mi tía abuela China, que pintaba acuarela con técnica puntillista. Por otro lado, siempre estuve en contacto con el arte. De chica fui a un colegio Waldorf, donde se propicia el desarrollo artístico. Y, durante mi estancia en Nueva Zelanda, asistí a un colegio público con orientación en Idiomas y Artes.
¿Cómo surgió la oportunidad de hacer un intercambio con la universidad de Mainz?
Mi primer contacto con Alemania fue a través de un intercambio organizado por el Colegio Rudolf Steiner en el 2007. Se generó un vínculo muy fuerte con la familia que me recibió y con Frankfurt, por lo que seguí visitándolos a lo largo de los años, e investigando sobre la educación allá. Uno de los docentes de esa universidad accedió a recibir mi portfolio para evaluar que fuera oyente en sus clases. Si bien la FADU no tiene convenio con Alemania, una vez recibida la confirmación, apliqué y logré ir.
Si bien te aceptaron en Mainz, actualmente estás cursando en la Hochschule für Gestaltung Offenbach am Main. ¿Qué te llevó a cambiar de universidad?
Sentía que no estaba aprendiendo nada nuevo. En Mainz el foco era la tipografía y el diseño editorial y yo quería desarrollar más mi lado artístico.
¿Por qué dibujás?
En el dibujo busco expresar sentimientos y comunicar historias a través de personajes. Creo que no me daría satisfacción dibujar cosas abstractas, por ejemplo. Muchas veces empiezo a dibujar y me sorprendo a mí misma encontrando expresiones y gestos, que luego interpreto y unifico, dándoles un sentido.
¿Con qué herramienta trabajás más?
Me gusta el trazo de los lápices grafito; me remite al boceto, a lo inmediato y a lo auténtico. Tiene un carácter más personal, porque se ve lo humano en la ilustración, como la presión del trazo o el error. Además me permite dar una sensación de movimiento y temporalidad, a través de los rastros que deja. Me gusta ver la transformación de la línea en forma, ver de dónde viene, cómo llegó a ser lo que es… Son marcas que te acercan a su esencia.
¿Qué pensás de la ilustración digital?
Admiro la destreza de quienes la realizan, su control y manejo de las herramientas. En lo personal, me gusta quedarme cerca del boceto original y lejos de la terminación perfeccionada, lustrada y brillante.
¿Dónde te sentís más cómoda para trabajar?
Necesito la soledad de mi cuarto para poder concentrarme. Pero siempre es importante el intercambio con mis compañeros y docentes, para tomar conciencia de lo que le está haciendo falta a mi proyecto y poder seguir adelante.
¿En qué se diferencia la Hochschule für Gestaltung Offenbach am Main de la FADU?
Si bien la Hochschule… es una universidad pública, restringe el acceso a 100 personas por año, aproximadamente. Esto permite asistir a clases de no más de 30 personas, donde tenés el privilegio de tener al profesor -similar al jefe de cátedra en la UBA- a tu disposición. Se genera un contacto más directo y personal, pero vertical; la enseñanza es del docente a los alumnos. Esto crea un ambiente completamente diferente al de la FADU, donde se produce un intercambio constante entre los estudiantes. Otra diferencia es que acá no existen carreras: estudiantes de Arte, Diseño Gráfico, Cine, Fotografía y Medios Digitales compartimos materias y nos vamos especializando de acuerdo a nuestra selección. Hay algunas obligatorias y otras optativas y debemos cumplir con una cierta cantidad de puntos entre profesores, talleres y teóricas.
¿Cómo está organizada la cursada?
Durante el cuatrimestre cada uno trabaja en su proyecto personal o el profesor propone algunos ejercicios. Es más relajado que en la UBA, donde tenés fechas de entrega a un ritmo regular, pero requiere más disciplina. Hay un ejercicio importante a fin de cuatrimestre pero, hasta llegar a él, trabajás a tu ritmo. Esperaba que la universidad acá fuese muchísimo más estructurada, pero es lo opuesto: en pos de lo experimental tratan de no poner demasiados límites.
¿Cómo es la dinámica del taller?
Depende mucho del docente. El cuatrimestre pasado, por ejemplo, hice dos talleres de dibujo con un profesor de arte. En el primero estábamos todo el tiempo en esquicio, con modelo vivo. El segundo era un taller de línea en el que teníamos como limitante usar un edding grueso sobre un gran formato de papel. Eran clases de 5 horas de experimentación y correcciones. Como trabajo final hicimos una exposición en una galería del estado. Estuvo bueno hacer algo en conjunto con los demás alumnos; entablás otra relación.
¿Es real esa creencia de que el común de los alemanes está más interiorizado con el diseño y entonces le da mayor valor?
Creo que está en el inconsciente colectivo. Intuitivamente distinguen si algo es de calidad o no. Hay un acostumbramiento visual a cánones de diseño que capaz en Argentina no existen. También hay una mayor valoración de la especialidad de los oficios.
¿Qué te gusta de los alemanes?
Por un lado su eficiencia. Me da tranquilidad tener una estructura, que haya cierta previsibilidad. Siento que tuve suerte y conocí gente muy copada. La familia con la que conviví acá es increíble: son muy generosos y abiertos a otras culturas. Me crucé con gente que era amable sin ser entrometida. Son más sobrios… ¡pero en el buen sentido!
Dominique se encuentra trabajando en su pre-diploma, un proyecto personal que se desarrolla a mitad de carrera, bajo el tutelaje de Eike König. Está escribiendo e ilustrando un cuento sobre la adaptación a un ambiente extraño, a través de la curiosidad y el descubrimiento.
Recomendaciones:
Dos ilustradores: Isabelle Arsenault y Brecht Evens
Un blog: Brain pickings
Un podcast:Design Matters with Debbie Millman
Podés ver más del trabajo de Dominique en su web.