¿Qué es para vos la pintura?
Podría ser una prolongación del cuerpo, un cuerpo muy fluido y mutante. Una especie de espejo, que muestra imágenes, las cuales son finalmente corporales y que conducen hacia lo que está entre lo visual y lo no visual. Esa conjugación se produce a través de lo que el cuerpo percibe, guarda, digiere y expresa.
Algo que no puede terminar de decirse con palabras, algo que toma un cuerpo separado del que lo hace y le devuelve un diálogo sensible hacia uno y hacia el otre. Conecta con los lugares de lo indecible y se capta casi instantáneamente, por la fuerza condensadora del tiempo en la pintura.
Me interesa mucho lo corporal en el acto pictórico y el propio cuerpo del material pintura, esto me llevó a prepararme mis óleos y acuarelas de manera artesanal, gracias a Juan Astica, quién me enseñó este legado. Y que, con una colega amiga, compartimos en talleres de fabricación de pintura artesanal. Actualmente me encuentro investigando materiales más naturales al agua.
¿Cuál es el vínculo entre pintura y cuerpo?
El cuerpo es nuestro instrumento de vivir, todo pasa por nuestro cuerpo, lo político, lo económico, lo cultural, lo cósmico, lo animal, todo está en nuestro cuerpo. Me interesa esta multidimensionalidad que aloja un cuerpo y cómo la conciencia corporal pintando vehiculizan un tipo de sentido que reflexiona sobre algo primario de la existencia.
Tenemos la posibilidad de transformar la vivencia en creación: manifestar arte y entrenarlo en la entrega de crear. La pintura como uno de los medios de habitarse, como reino de la posibilidad, espacio onírico de tiempos superpuestos, espacios para despertar en el cuerpo las expresividades que configuran nuestra digestión de vivir. El acto de pintar relacionado a una forma de meditar más que a la fabricación de un objetoy la imagen como resultado visible de un proceso interno.
En esta última época estuve trabajando simetrías orgánicas, como presentaciones de la captación de este adentro complejo, de fuerzas concretas, visiblemente abstractas, como otra posibilidad de representación corporal, un espejo de lo no visible. Esta relación háptica, en el borde de lo visual, me lleva también a explorar la danza y en especial la danza butoh. Luego estos procesos decantaron en experiencias que llamo Pintura sin Pintura.
¿Cómo son estas experiencias a las que llamas Pintura sin Pintura?
Empezaron siendo recopilaciones de lo que hacía previo al pintar, o cuando no tenía tiempo o energía de ponerme a pintar o simplemente para pensar algo en movimiento. Un aspecto kinético, táctil del pintar, que se fue despojando de materia. Primero fue agua, después agua sucia de los pinceles y después nada, pinceles rozando las paredes. Cómo esa acción propia de la pintura abre un campo visual, rítmico, espacial, onírico y un montón de planos que para mí son pintura. Son momentos efímeros, pero de trance pictórico.
Después fuí viendo posibilidades de compartir estas experiencias y presenté dos performances. Una, llamada Mantra, donde se producía repetición de patrones que invité al público a experimentar. Otra, más dentro de un ambiente de la danza, como una escena, llamada Traspasar, donde apareció la idea de la pintura como deseo de atravesar el espacio. El acto de pintar como pasadizo, como salto al otro lado del espejo. Me interesa mucho estar compartiendo ese momento en vivo, sucede algo muy intenso, bien distinto a mostrar una pintura terminada.
¿Qué es y cómo surgió Diario de color?
Diario de color surge de la pregunta de cómo continuar el vínculo a través de la pintura, cómo seguir acompañando a las personas con quienes veníamos construyendo espacios de talleres, en este momento tan extremo, sin el estar cuerpo a cuerpo y el proceso de lo que va surgiendo.
En los primeros días de adaptación a la vida adentro, al estar en cuarentena, apareció una presencia mayor de los registros perceptivos internos y externos, hubo un tiempo disponible para sentir, con todo su día y su noche. Esta posibilidad, creo que nos hizo descubrir muchos campos, en diferentes medidas deshabitados, en el cotidiano de ir, venir y las muchas cuestiones en un día de antes. Recurrencias, novedades, recorridos anímicos reiterados, así como también una valoración de lo indispensable para vivir. El cuerpo del otro, el espacio compartido, la comunicación verbal y no verbal. El espacio propio, el alimento, el movimiento, la luz solar. Se hizo más importante la relación con los agujeros al exterior, las ventanas, el wifi, el whatsapp. Vivimos el cambio hacia el otoño, la llegada del frío, un nuevo registro de la luz, se profundizaron la naturalezas singulares: vivir la noche o la mañana. Todas las muchas cuestiones en relación con lo real y los fantasmas de esta pandemia que a cada uno nos llevó a territorios ya presentes, se potenciaron.
Entonces aparecieron ganas de volver a esa sensación de lo básico, de lo indispensable y de hacer con lo que hay: tiempo, intimidad, espacio vacío, posibilidad de adentrarse y también de establecer en ese espacio próximo, un afuera que diga cosas nuevas, estar atentos a ver el momento con lo que el momento trae. Un estado perceptivo, capaz de establecer relaciones y sentidos, como un momento germinativo. Vino el Color como ese enlace entre el afuera — el adentro — la pintura y el tema común con les otres, con les que compartimos las experiencias.
Tocamos con la visión y guardamos las impresiones en nuestro almacén imaginario, el color está adentro, la pintura lo puede hacer cuerpo afuera. El color tiene un campo cultural , un campo subjetivo, un campo esquematizado, un campo innombrable, un campo subestimado. Entramos color por color investigando cualidades, alcances, supuestos, encuentros en lo cotidiano, vínculos en distintos planos y cómo para cada una se moviliza en pintura. Las propuestas actuaron como puntos de partida para abrir la experiencia pictórica y el registro senso-perceptivo, involucrando prácticas orientadas a la conciencia del cuerpo que pinta para generar así un eje en el presente.
Surgieron muchos materiales, pensamientos, fotos, pinturas, libros, músicas, películas. Una trama que crece en la medida que se suman nuevas personas. Por ejemplo algunas preguntas que aparecieron entre les participantes:
¿Qué relación tiene lo que vive con el color? ¿Qué relación urbana tenemos con lo vivo del color? ¿Qué relación viva tenemos con el color plastico? ¿Que colores necesito para pintar? ¿Porque asusta la oscuridad? ¿Lo visible no asusta? ¿Qué oscuridades me dan cobijo?
Podes ver o descargar los catálogos con mas registros de color aquí:
¿Cómo funcionan las vueltas de color?
Iniciamos una primer vuelta recorriendo el círculo cromático para acercarnos a este espectro de lo visible ya sistematizado, también aprovechando la forma circular, la sensación de circular por el color y la idea del ciclo. A lo que se fue sumando la idea de espiral: ciclos circulares que no terminan en el principio sino que van tomando lo anterior y complejizando, creciendo. Espiral del ADN, estructura viva y el color como infinito con sus múltiples relaciones y sobre todo su relatividad, el color no permite certezas.
Se desarrolla a través de whatsapp y cada une a su propio ritmo, hace y participa. Se comparten las producciones grupalmente generando intercambios. Las consignas son a través de links a videos cortos y clases online. Usamos hojas, pinceles y material pictórico. También se puede experimentar con lápices, pasteles, crayones, etc. Es un taller simple para personas con o sin mucha experiencia, es una apertura al vínculo sensible con el color y la pintura; más intuitivo que lógico, aunque guían las sistematizaciones de los grandes del color.
¿Te costó adaptarte a lo virtual siendo que tu propuesta pictórica es muy desde el cuerpo?
Si, es raro, creo que hay mucho que se queda afuera, por ejemplo respirar juntas el mismo aire. Compartir el silencio mediado por las pantallas deja una sensación de soledad y tratamos de compensar esa ausencia del cuerpo con el hablar. Pero la pintura pide silencio, pide escuchar adentro, y cuando compartimos el mismo espacio pintando se hace un cuerpo del espacio, una escucha íntima compartida. Lo que si festejé de esta novedad, es que igual pudimos compartir prácticas con el cuerpo a través de las pantallas y, lo más lindo, la posibilidad de compartir grupalmente con gente que está viviendo bien lejos, por ejemplo Nueva York y Florianópolis. Creo que nos abre perspectivas sobre lo lejano y lo cercano. Pienso que esta modalidad también nos muestra ricas posibilidades, a veces más cercanas en aspectos no tan corpóreos.
¿Surgió alguna conclusión a partir de estas primeras experiencias?
Una conclusión podría ser que el color es muy subjetivo. Hay muchas aproximaciones posibles, es una herramienta más de la pintura para hablar de otras cosas. Nos une y nos diferencia. No es estable, esquiva certezas. Puede quedarse esta experiencia en la superficie o hacer del color una llave a ingresos más profundos. También notar la diferencia entre mover el color pintando, poner en juego lo corpóreo o sólo pensar y ver; además de la riqueza del resultado de todas esas operaciones. Quizás se puede ver y leer mejor en estos apuntes sueltos producidos por dos primeros grupos en esta primer vuelta al Diario de color y en algunas de las imágenes. Quedan las ganas, para más adelante, de intervenir un espacio con las producciones de este taller y terminar esta experiencia de un modo físico y presente.
Podes visitar la página de Lucia y conocer sus pinturas.
Para más información de sus propuestas de taller en Instagram Estetica de la Vivencia . En Julio comenzará otra vuelta de Diario de color.
Por Lau Nató