Nacida en la década del veinte en Estados Unidos, en el seno de una familia judía polaca, Diane Arbus creció en el entorno de la moda, debido al negocio que David Nemerov, su padre, había fundado. Esta influencia la llevó, años más tarde, a incursionar en la fotografía de moda junto a su marido, Allan Arbus. Trabajó para revistas como Vogue y Harper’s Bazaar, retratando celebridades e incluso llegó a realizar uno de Jorge Luis Borges. Pero a mediados de los cincuenta, con apenas treinta años, decidió disolver la sociedad comercial con su marido y dedicarse por completo a lo que más le interesaba: “la diferencia, la singularidad de todas las cosas”.
Con una cámara de 35 mm, la que todos en algún momento de nuestra vida tuvimos en la mano, se dedicó a capturar rostros, expresiones y particularidades en la ciudad de Nueva York. No fue la primera en hacerlo: ya otros fotógrafos anteriores habían recorrido la ciudad y su cotidianeidad, tal es el caso de Paul Strand y Garry Wiograd. Pero a diferencia de ellos, Diane desistió de la idea de ocultarse de quienes retrataba, al contrario, buscaba el encuentro directo y lo que eso conlleva. Si bien en este primer período no hay un contacto directo manifiesto entre la artista y quien era retratado, sí hay una sensación o una emoción capturada en sus imágenes.
“Lo que más me gusta es ir donde nunca fui” reza uno de los paneles de MALBA bajo el cual se encuentra una de las tantas fotografías tomadas por ella durante estos primeros siete años. Su curiosidad por lo diferente, por lo particular de cada uno, volvía más importante a la persona que a la fotografía. La calle era, para Arbus, un espacio vasto a ser develado, lleno de secretos y curiosidades para conocer. En este sentido, inspirada por este sentido oculto, además de lanzarse a recorrer también investigaba, leía y llevaba un registro de lo visto en un cuaderno. Allí entremezclaba fragmentos de Platón, Oscar Wilde, literatura zen, etc., con enormes listados de posibles categorías fotográficas. Arbus era algo así como una antropóloga, inserta ya en una sociedad en pleno cambio, que recorría los más variados lugares, conociendo personas de todo tipo, todas ellas igual de intrigantes.
Con el paso del tiempo, sus retratos pasaron de ser casuales a estar posados, a lo que se le sumaba una posición más activa por parte de quien era retratado. El encuadre permitió acercarnos más y descubrir, por medio de un recorte más acotado del entorno, la subjetividad de cada uno. Miradas más penetrantes y dirigidas junto a posturas más sugerentes permitían un reconocimiento profundo de cada mundillo.
Con títulos simples y concretos, sin metáforas ni juegos de palabras, estas imágenes se presentan como documentos de época, como instantes capturados a modo de archivo de un instante fugaz, en un momento en el que EEUU y, más aún, Nueva York estaban ascendiendo como potencia mundial en la segunda posguerra.
En Cinco miembros del “The Monster Fan Club”, cinco chicos de no más de siete años, sentados en un pórtico se dirigen a nosotros con unas máscaras monstruosas. El título no nos dice más que lo que vemos a simple vista, sin embargo, lo siniestro sale a la luz casi al mismo tiempo. La quietud, la “mirada” (oculta bajo las máscaras y presente en estos ojos inhumanos) fija en quien los ve y el contraste con esos cuerpos tan pequeños e inocentes, nos dicen un poco más, nos llevan a la reflexión. ¿De qué? Eso está en cada uno, Diane Arbus nos abre las puertas para conocer, develar y pensar.
En su obra no hay distinción entre “lo normal” y lo “distinto”, todo para ella era cotidiano y ajeno a la vez, cada persona y cada hecho comprendían en sí mismos un fragmento de lo conocido que ocultaba un secreto -una diferencia- a ser develado. Desde una mujer llevando en brazos a su hijo o un diario volándose en la calle, hasta un transformista o un cadáver en plena autopsia, Arbus buscaba la particularidad. De esta manera, se nos abre un mundo. Los límites no existen, al contrario, sus fotografías son pequeños orificios por donde mirar y conocer a la sociedad neoyorquina de mediados del siglo pasado.
¿Qué? Diane Arbus. En el principio.
¿Cuándo? Hasta el 09 de octubre de 2017.
¿Dónde? En la Sala 05 del nivel 02 de MALBA (Avenida Figueroa Alcorta 3415, CABA).
¿Cuánto? General: $100. Estudiantes, docentes y jubilados acreditados: $50.
Bonus track: Visitas guiadas los jueves, viernes y domingos a las 17 horas.