BIENALSUR en el Museo Nacional de Bellas Artes : Boltanski e Interferencias.

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BIENALSUR en el Museo Nacional de Bellas Artes : Boltanski e Interferencias.

Organizada por la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF), la  1º Bienal Internacional de Arte Contemporáneo de América del Sur (BIENALSUR) realiza una serie de exhibiciones entre los meses de septiembre y diciembre de 2017.

El pun­to de con­tac­to es el arte, que reúne a más de 350 ar­tis­tas y cu­ra­do­res de los cin­co con­ti­nen­tes. Trein­ta y dos ciu­da­des, die­ci­séis paí­ses bajo una mis­ma con­sig­na: eli­mi­nar los ki­ló­me­tros, bo­rrar las fron­te­ras, reivin­di­car la di­ver­si­dad y la sin­gu­la­ri­dad.

En el mar­co de la Bie­nal, el Mu­seo Na­cio­nal de Be­llas Ar­tes (Av. Del Li­ber­ta­dor 1473) pre­sen­ta dos pro­pues­tas en si­mul­tá­neo: las ins­ta­la­cio­nes La tra­ver­sée de la vieMys­te­ries, del ar­tis­ta fran­cés Chris­tian Bol­tans­ki (has­ta el 10 de di­ciem­bre ) y la se­rie In­ter­fe­ren­cias, que reúne vein­te obras per­te­ne­cien­tes a la co­lec­ción del Mu­seo de Arte Mo­derno y Con­tem­po­rá­neo de Gi­ne­bra (has­ta el 26 de no­viem­bre)

Bol­tans­ki re­to­ma la idea del trans­cu­rrir del tiem­po: des­de una pers­pec­ti­va hu­ma­na, en La tra­ver­sée de la Vie , así como des­de una pers­pec­ti­va na­tu­ral en Mys­te­riesEn el caso de La tra­ver­sée de la vie ( algo así como “el cru­ce de la vida” o la “tra­ve­sía”), del año 2015, se si­túa al es­pec­ta­dor fren­te a una se­rie de fo­to­gra­fías im­pre­sas en te­las tras­lú­ci­das que pen­den del te­cho. Un car­tel de Par­ti­da y uno de Lle­ga­da en­mar­can la obra, si­nó­ni­mos del na­ci­mien­to y la muer­te de todo ser vivo. 

Los pro­ta­go­nis­tas de las fo­to­gra­fías han su­fri­do la gue­rra y la han so­bre­vi­vi­do: una fa­mi­lia anó­ni­ma, que, al igual que tan­tas otras, ha que­da­do mar­ca­da por los ho­rro­res de la vio­len­cia a gran es­ca­la.

Las imá­ge­nes es­tán di­lui­das, bo­rro­nea­das, como si fue­ran re­cuer­dos que con el paso de los días se han ido dis­tor­sio­nan­do. La fra­gi­li­dad de la me­mo­ria y la bre­ve­dad de la exis­ten­cia se mues­tran al vi­si­tan­te a par­tir de la di­fi­cul­tad de re­co­no­cer a los su­je­tos y a los ob­je­tos, fan­tas­mas de un pa­sa­do in­cier­to.

Mys­te­ries, obra de este año, es una in­ter­ven­ción que ocu­pa la Sala 40. Bol­tans­ki ins­ta­ló en la cos­ta de la pro­vin­cia de Chu­but bo­ci­nas que imi­tan, al ser atra­ve­sa­das por el vien­to, el can­to de las ba­lle­nas. El so­ni­do es lo que pri­ma, lo que in­vo­ca a una na­tu­ra­le­za ori­gi­na­ria sin la in­ter­ven­ción hu­ma­na.

Una se­rie de pro­yec­cio­nes en tiem­po real re­gis­tran el tra­ba­jo del ar­tis­ta en la Pa­ta­go­nia, a lo lar­go de ocho ho­ras de vi­deo.

Para In­ter­fe­ren­cias, la otra in­ter­ven­ción de BIE­NAL­SUR, se se­lec­cio­na­ron vein­te obras de ar­tis­tas con­tem­po­rá­neos del mu­seo Mu­seo de Arte Mo­derno y Con­tem­po­rá­neo de Gi­ne­bra para ex­po­ner­las jun­to a la co­lec­ción per­ma­nen­te del Be­llas Ar­tes en la plan­ta baja. 

Al ser vis­tas jun­to a obras ar­que­tí­pi­cas de la his­to­ria del arte, las pie­zas traí­das de Gi­ne­bra ge­ne­ran un diá­lo­go crí­ti­co que lle­ga has­ta los mis­mos fun­da­men­tos de la con­cep­ción del arte: re­tra­tos que no re­tra­tan sino que son ti­ras de tela, por ejem­plo, jun­to a re­tra­tos va­po­ro­sos y de­ta­llis­tas al ex­tre­mo.

Cues­tio­nes como la es­pa­cia­li­dad y el tiem­po, la be­lle­za o la vir­tud se ven sa­cu­di­das de raíz. Pa­re­des de car­tón fic­ti­cias que im­pi­den la ob­ser­va­ción de las es­cul­tu­ras o mi­les y mi­les de da­dos en el piso que im­po­si­bi­li­tan el re­co­rri­do tra­di­cio­nal de las obras.

Y es que en In­ter­fe­ren­cias se in­ter­fie­re, así de sim­ple. El es­pec­ta­dor se en­cuen­tra per­di­do, ya que su ru­ti­na de ob­ser­va­ción y con­tem­pla­ción está in­te­rrum­pi­da. El mu­seo, como tem­plo de las mu­sas y lu­gar de re­po­so, quie­to, apa­ci­ble, con­ser­va­dor, se ve cues­tio­na­do en su mis­ma esencia.Las con­ven­cio­nes de lo que debe y no debe ser expuesto,así como la for­ma en la que el vi­si­tan­te debe ac­tuar fren­te a la obra son in­ter­pe­la­das y cues­tio­na­das.

El re­sul­ta­do es des­con­cer­tan­te, pro­vo­ca­dor, a la vez que abre el ca­mino a la re­fle­xión.