Patti Smith está en Argentina. La cantante, poeta y artista plástica realizó el martes su primera actividad en nuestro país al visitar la Sala del Tesoro de la Biblioteca Nacional junto con su director Alberto Manguel y ayer por la mañana mantuvo un encuentro con la prensa en lo que fue la antesala de sus presentaciones en el CCK.
La introducción estuvo a cargo de Thomas Delamarre, curador de la Fondation Cartier pour l’art contemporain, cuyo proyecto Les Visitants se exhibe desde octubre del año pasado en el propio CCK y presenta obras de Patti Smith, entre otros prestigiosos artistas como David Lynch, Agnès Varda, Wolfgang Tillmans y Nobuyoshi Araki.
A lo largo de todo el encuentro, Smith sentó posición en relación a diferentes temas de índole políticos y sociales. Ya de arranque fue consultada por su opinión respecto a un debate de suma actualidad para nuestro país: el aborto.
“Es una cuestión sumamente dolorosa, sumamente difícil. Allá por la década del setenta y sesenta, cuando yo era chica, muchas de mis amigas murieron por causas de abortos practicados ilegalmente. Yo creo que cada individuo tiene que hacer lo que le parece que es correcto para sí; creo que lo más importante es salvar las vidas de estas jóvenes mujeres -y de cualquiera que lo necesite, para el caso. Eso me parece que es más importante que sostener cualquier ideología. Es decir, salvar a estas mujeres, protegerlas, estar atentos a sus necesidades. No hay una respuesta absoluta, no hay una respuesta correcta: si una mujer se realiza un aborto va a estar pensando en eso durante toda su vida; y si no se lo realiza, también va a haber cosas complicadas que va a tener que hacer frente. Por lo cual no hay una manera fácil de resolver la cuestión pero me parece que lo importante es salvar y proteger las vidas de estas jóvenes”.
A propósito de los casos de abuso en el mundo del entretenimiento, afirmó que no cree que “estos temas sean feministas, creo que son preocupaciones humanas”, puesto que la responsabilidad es de “ambos géneros, de todos los géneros”. Señaló que su banda siempre estuvo abocada al trabajo y que nunca le interesó mucho la la mitología del rock and roll de sexo y drogas. “Sí, tuve sexo. Y sí, consumí algunas drogas y fumé marihuana, pero esa no era mi principal preocupación. Mi principal preocupación era la poesía, la revolución; era crear espacios para nuevas bandas, para los jóvenes: lograr un cambio”.
Durante el encuentro, Smith leyó un fragmento de su flamante libro Devotion en el que se interroga acerca de las motivaciones de los artistas y a continuación tocó “My Blakean Year” de su disco Trampin’ (2004).
Smith habló de también literatura: contó que sus primeros acercamientos a la poesía fueron de muy chica, con textos acerca de elfos y hadas. Luego leyó a William Blake y a Arthur Rambaud, cuyo lenguaje no terminaba de entender pero aun así la fascinaba. Resaltó el modo en que la música en general y el rock en particular sufrieron una hibridación con la materia literaria, y así artistas de la talla de Michael Stipe, Jim Morrison, Bob Dylan (NdR: Nobel de Literatura en 2017) o Jimi Hendrix le dieron un importante medular a la poesía en sus obras.
Calificó de “genio” a César Aira y confesó que ella misma se encargó de que su amigo Sam Sheppard conociera su literatura y luego se transformara en un fanático de la obra del oriundo de Flores. Por su parte, definió a 2666 de Roberto Bolaño como “la primera obra maestra del siglo XXI” puesto que combina “imaginación, poesía, diferentes historias que se entrelazan, un contenido de protesta contra los abusos a las mujeres, y va en diferentes rumbos: hacia la guerra, la poesía, la pintura y el amor” y la colocó a la altura de Moby Dick y del resto de las grandes obras de la historia.
Antes de finalizar, la madrina del punk alzó la voz por algo que no se había mencionado hasta entonces: la facilidad para conseguir armas en Estados Unidos. Recordó que hace pocos días en se produjo una nueva masacre en su país en la que diecisiete personas fueron asesinadas y que pese a numerosos esfuerzos nunca han logrado cambiar las legislaciones al respecto. Sin embargo, Smith mantiene su esperanza en los jóvenes: “Los estudiantes se están levantando en las calles: eso es hermoso. Es muy fácil decir ‘No hacen nada, están todo el día en la computadora’; olvídense de eso y apóyenlos: tienen en sus manos la posibilidad de lograr un cambio”.