“(…) no entendés que acá lo que nos pasa/es un sentimiento inexplicable que nos arrebata/una vez más los Tiros en la casa/rapeando de atrevido solamente tocando de oído/mas se nota no te hagas el distraído/vinimos a romperla a eso hemos venido”
Trotsky Vengarán, otra (histórica) banda charrúa, se encargó de abrir la jornada a puro punk. Luego de darle un descanso al escenario, mientras en Niceto Club sonaban temas como Chinatown Battle de los Militantes del Clímax, las luces se tornaron rojas y la música se apagó. “Hola, ahora sí” se escuchó con el telón aún cerrado, y los fanáticos y fanáticas comenzaron a cantar con fervor por la banda de sus amores. Cada vez más fue el rugido con el que salieron los de Once Tiros, seguido de Boombaby, es decir, los primeros dos cortes del álbum que presentaban. A pesar de ser estreno, desde el minuto uno la gente voló, al despegarse del piso con todas sus fuerzas.
Luego de varios minutos de música ininterrumpida, Pablo ‘Negro’ Silvera (voz) aprovechó para saludar al público. Habló de lo importante de “los argentinos y los uruguayos unidos en la fiesta” y agradeció la concurrencia, fuera de donde fuera. Para coronar el mensaje, no olvidó mencionar “lo mucho que habían tardado en volver, desde su último toque de este lado del charco”. Acto seguido, prometió que volverían pronto. En línea con el momento de dulzura, Qué sería de mí fundió al público en un abrazo.
“Me he curado no me siento acorralado/camino hacia adelante veo que estás anonadado/es cierto he cambiado en el desierto encontré agua/ya tengo el metal ahora me falta la fragua”
Un rato más tarde, el Negro volvió a dirigirse a su público: “Nosotros sabemos que en momentos así, presentando un disco, que es tan nuevito como este… bueno… es otra cosa. Y la verdad que al BUNKER lo queremos mucho y vamos a tocarlo enterito, pero eso no significa que no haya momentos como este”. Así comenzó el himno Lo más valioso, perteneciente al LP debut Parvadomus (2002), grabado cuando varios integrantes del conjunto tenían tan solo dieciocho años, y con la participación del Enano Sebastián Teysera de La Vela Puerca. Otros históricos de la noche fueron el saltarín Bisturí, un inmejorable como El Globo y el tema que abrió paso al más potente de los pogos: Kamikaze.
A la banda se le venció el contrato hace muy poco tiempo y, tras una reflexión grupal, decidieron continuar de forma independiente y autogestionada. Años en las pistas les dieron “un renombre, experiencia y red de contactos” que sentían que lo haría viable. De esa manera, tan centrados en sí mismos, se llegó a BUNKER (2016), su disco más rockero y el que, según ellos, más los define. Alegan que lograron un disco en el cual todas las canciones se relacionan y les gustan por igual, sincero con el momento presente y sin encasillarse en “lo que hubiera sido esperable, continuando los estilos de los primeros discos”.
Drogado, tema que invita a la reflexión del frenético mundo en el que vivimos, fue otro de los más festejados de la noche. El clima era muy agradable y la gente bailaba y cantaba todos los temas, y se destacaban, por momentos, un grupo de chicas en hombros de sus compañeros.
“Con tanta expectativa se disuelve mi saliva/manejo las vocales con ayuda de sativa/antes de Once Tiros fueron Las Plantas de Shiva/y ahora todo el mundo con las manos para arriba”
Bruno Andreu (guitarra power y coros) se lució con un solo de cuerdas, que interrumpía solo para dejar gritar al público “¡hey!”. En la recta final del show fue momento de estrenar La fragua, canción que acompaña a las imágenes de este artículo y que también la titula. Este tema es una mezcla entre hip-hop y rock, y uno de los más poderosos del álbum, que cuenta (y contó esa noche) con la participación de AFC, “la mejor banda de hip hop charrúa” según las voces de los Tiros.
La canción transmitió excelencia cargada de sentimiento y terminó con una imagen conmovedora: Coppola (guitarra invitada, que grabó varios coros en BUNKER) se sumó a los invitados de AFC y, abrazados a Álvaro Piñeyo (teclas) detrás de su micrófono, empezaron a hacer un coro improvisado. Pronto Pablo se percató y corrió a guiarlos con una batuta imaginaria, cual director de orquesta. El otro invitado fue Luciano Supervielle (uruguayo, DJ y no de los creadores de Bajofondo), presente para La fragua como DJ y bandeja (intervención que comienza a verse en varios grupos del momento y sorprende por lo bien que encaja). Enseguida Hipercentro fue la consagración del estreno en una noche donde BUNKER se tocó entero.
Saludaron y desaparecieron en un segundo, todos salvo uno, para tranquilizar a la amplia concurrencia. Pablo se quedó para afinar su instrumento, garantía de que volvían: Nos dijimos todo pareció el encore adecuado, pero tanto amor (y energía) tenían para dar los Once Tiros que también nos regalaron Batalla sin luz. Así concluían dos horas de un show pasional: los parlantes se apagaron y la banda saludó con una sonrisa de oreja a oreja. Conmovido y satisfecho tras una larga espera, el público se partía las palmas en aplausos y vítores.