Minutos después de las doce, un coro góspel entonó algunas estrofas del feliz cumpleaños. De forma inmediata, los Militantes inundaron el escenario entre palmas y saltos al ritmo de Diputado, un corte con historia que, sin embargo, no se encuentra en su único disco de estudio, lanzado de forma independiente y titulado Clímax (2014). Luego siguieron algunos temas instrumentales, entre los que se destacaron el groovero Canapé, y la canción El Triple, con los primeros dos Master of Ceremonies invitados (en adelante MCs, en alusión a raperos invitados a cantar), Under Mc y Alex Heduvan. Dicho corte fue grabado en Vorterix –previa presentación en el Festival Elevate–, en el estudio Luis Alberto Spinetta, donde Pergolini recibió a los Militantes y a muchas otras bandas emergentes.
La primera actuación teatral estuvo a cargo, como siempre, de Marlon Aranda (Franco Bersi), que interactuó con el público con una cuota de reflexión y sátira a la noche de fiesta. Para el siguiente bloque, se invitaron a varios Bboys y Bgirls a bailar en el escenario. Algo característico de esta banda es que suelen traer a la escena de la música un sinfín de otras disciplinas: los Bboys y las Bgirls son bailarines nacidos de la cultura del hip hop, usualmente vestidos con ropa cómoda, que no por eso carece de estilo.
No es cualquier baile tampoco, es uno lleno de acrobacias y pruebas de destreza y fuerza que dejan boquiabierto a más de uno. En el siguiente bloque, se buscó hacer un círculo entre el público para que los bailarines y bailarinas descendieran del escenario a realizar sus performances, mientras sonaba Mercado de Pases. Sin embargo, la euforia de la gente generó un intenso pogo y los acróbatas tuvieron que quedarse on stage. Lo más impresionante del acto, quizás, fue que el ojo atento podía apreciar la enorme cuota de improvisación en el aire. Bboys y Bgirls se turnaban de manera aleatoria, mirándose, midiéndose, para saber cuándo entrar en escena. Podía detectarse como los experimentados del grupo –una de ellas, la Bgirl Cielo Moreno– solían hacerse cargo, en muchas ocasiones, de que la pista no quedara vacía.
Militantes del Clímax se formó con dos MCs muy presentes, que lanzaban monólogos de gran complejidad, creando una atmósfera de liberación y confrontación del status quo. Poco después del lanzamiento de Clímax, El Negro, uno de los MCs, decidió dar un paso al costado, lo que forzó a cambiar drásticamente las presentaciones en vivo, puesto que sus partes le pertenecían y no correspondía que fueran cantadas (cada rapper es dueño de sus rimas). Uno de los himnos clímax que quedó intacto fue Abusá de tu estilo, por ser íntegramente cantado por El Abuelo (Benjamín Gutiérrez). Por supuesto, este fue interpretado seguido del increíble Chinatown Battle, donde se armó un pogo masivo, con El Abuelo chocando puños con el público, “porque estar es algo más que ocupar un lugar”, porque “están todos re cebados, pinta la improvisación”, pero más que nada, porque “¡no hay forma de aplacar esta locura!”. En otro bloque de actuación, Franco tiró a un muñeco de policía que había violado a uno de sus personajes, “la hija de la mucama”, como representación de todo el abuso policial que permanece impune. El muñeco fue despedazado por el público, para encontrar dentro de él cartones de vino Termidor como regalo. Un clásico de los Militantes, que ya habían regalado vino en frasquitos cuando festejaron su cumpleaños en Niceto Club.
Uno de los momentos más intensos de la noche llegó con la aparición de un invitado que no necesitó de preámbulos. “El Niggy Sensual”, el mismísimo Negro, antiguo cómplice del Abuelo en las rimas, se materializó en el escenario, volviendo descaradamente loco al público al ritmo de los grandes clásicos como El Kongo, Jazz Funk y más tarde Hit Hot, olvidados ya en su forma original, pero esta noche presentados en plenitud. Honestamente, era un sueño hecho realidad para cualquier seguidor del conjunto, en especial para los más adeptos (como se habrán dado cuenta, les habla uno de ellos).
El último set de actuación fue el más cargado de emociones. Dos actores vestidos de mujeres, uno de niña (Manuel Bersi, muy similar físicamente a su hermano), atada a una silla y con la boca vendada, el otro (Franco Bersi), como “Mirta”, cargando una caja con cervezas, quien nos habló de esta niña, que paradójicamente representaba a la banda (tenía ocho años). Nos pidió que gritáramos “birra” si queríamos las latas de cerveza e hizo una pausa, en la cual se escuchó el entusiasmo por el regalo. Luego el público se sentó (impulsado por los habitués), para dejar concluir el emotivo monólogo, en el cual Mirta ofreció una alternativa: “también pueden elegir liberar a esta niña, seguir viéndola crecer y tocar, representando la cultura, el hip-hop, con el apoyo de ustedes, los que quieran eso hagan…” y hubo una pausa emotiva… “¡ruido!”.
La Trastienda explotó en alaridos, aplausos, chiflidos, gritos de guerra… era inevitable sentir el escalofrío de emoción, la piel de gallina. El alboroto siguió por más de un minuto, la música empezó a sonar, todos se pararon y bailaron, y por supuesto, las birras las regalaron igual.
Sobre el final de la noche hubo varios temas nuevos, mucha música instrumental y un solo de saxo lisérgico, interpretado por Mauro Panzillo, invitado de la noche. Otros vientos invitados fueron Marcelo y Facundo de Tapones de Punta.
El show fue el más largo de la historia Clímax; con veinte artistas invitados, hicieron un repaso histórico y presentaron temas del disco nuevo que se viene para fin de año. Sobre la banda, en declaraciones realizadas a Paz y Música: “El nombre es eso, nuestra única forma de militancia es llegar al clímax y que lleguemos todos juntos, el público también”.
Una noche de lo más excéntrica, poblada con personajes como Johnny Cross (trompeta), que se rapó el medio de la cabeza formando una suerte de cuernos, o el festivo Ratman Salama (saxo) y su impecable bigote. En el cuadro junto a los inigualables rulos de Simón Groover (teclas) y los lentes y look jesuita de Fede Ulrich (bajo). Sobresalieron las actuaciones teatrales, el hip hop, el baile y el funk; con el rap y el rock más “groovero”, y la banda pudo hacer honor a su lema: CLÍMAX o MUERTE.