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Ardió el Teatro de Flores

PH

Los Espíritus agotaron dos fechas: el 24 y 25 de junio por la presentación de su nuevo trabajo Agua Ardiente.

PH Amu Ca­sa­ma­jor

El in­vierno re­cién co­mien­za y Los Es­pí­ri­tus ca­lien­tan el Tea­tro de Flo­res con la pre­sen­ta­ción de su úl­ti­mo dis­co, Agua Ar­dien­te. La ban­da de La Pa­ter­nal pisa fuer­te en la es­ce­na del in­die na­cio­nal. Y es que sus tra­ba­jos me­jo­ran, se pro­fe­sio­na­li­zan y con­quis­tan a un pú­bli­co cada vez más gran­de. Las dos fe­chas es­tu­vie­ron a sala lle­na.

Dio ini­cio a la fun­ción la Or­ques­ta Tí­pi­ca Fer­nán­dez Fie­rro, que ca­len­tó los mo­to­res a puro tan­go y con una pues­ta en es­ce­na im­pe­ca­ble. La voz fu­rio­sa de Ju­lie­ta Laso al man­do, cua­tro po­ten­tes ban­do­neo­nes, cua­tro ten­sos vio­li­nes, un piano cer­te­ro, un con­tra­ba­jo, una vio­la y un vio­lon­che­lo fue­ron per­fec­tos para cal­mar la an­sie­dad de un pú­bli­co con sed de bue­na mú­si­ca.

Sólo ha­bían pa­sa­do unos mi­nu­tos de las ocho y me­dia de la no­che de un vier­nes frío en la ciu­dad cuan­do so­na­ron los pri­me­ros acor­des de Los Es­pí­ri­tus. El ex Tea­tro Fé­nix re­ci­be a la can­ción Hu­ra­ca­nes, el cor­te nú­me­ro uno de Agua Ar­dien­te. Le si­guió Jugo y en el mis­mo or­den que dic­ta su úl­ti­mo ál­bum con­ti­nua­rían los pri­me­ros cin­cuen­ta mi­nu­tos del re­ci­tal.

La no­che re­cién ha­bía co­men­za­do y el pú­bli­co se copó con los “cuel­gues” que los mú­si­cos ofre­cie­ron en­tre tema y tema. Ellos, como re­tri­bu­ción, hi­cie­ron un cán­ti­co es­pe­cial. “Ma­cri, ba­su­ra vos sos la dic­ta­du­ra”, vi­va­ban des­de aba­jo del es­ce­na­rio va­rios jó­ve­nes y otros no tan­to. Esta irrup­ción se po­dría ex­pli­car por el con­te­ni­do y tono crí­ti­co de al­gu­na de sus le­tras. La rue­da des­cri­be un mun­do de con­su­mis­mo ex­tre­mo don­de la hu­ma­ni­dad des­tru­ye al pla­ne­ta, en don­de “pu­dri­mos los ma­res, pu­dri­mos los ríos. Pu­dri­mos las aguas que be­ben los ni­ños”. Por su par­te, Ne­gro chi­co cuen­ta la his­to­ria de un nene que vive en la ca­lle, as­pi­ra pe­ga­men­to y pide mo­ne­das por­que no tie­ne para co­mer.

En el sex­te­to, la fi­gu­ra del front­man se re­par­te en­tre Maxi Priet­toSan­tia­go Mo­raes. Aun­que en los te­mas que Prie­to no can­ta, su gui­ta­rra lo hace por él. Con sus vo­ces guían el via­je por to­dos sus tra­ba­jos dis­co­grá­fi­cos an­te­rio­res: Los Es­pí­ri­tus (2013) y Gra­ti­tud (2015). En me­dio del tran­ce, a Mi­guel Mac­tas se­cuaz es­pí­ri­tu en gui­ta­rra se lo ve en un via­je mu­si­cal que se ex­pre­sa en sus mil ca­ras por mi­nu­to. Des­de la per­cu­sión y los co­ros Fer­nan­do Ba­rrey­ro hace lo pro­pio y, cada tan­to, se hi­dra­ta con una sana be­bi­da de­por­ti­va mien­tras que la ba­te­ría de Fe­li­pe Pipe Co­rrea va al hue­so a toda hora.

Des­pués de dos ho­ras y me­dia de can­cio­nes, la ve­la­da lle­ga a su fin. El ya clá­si­co hit No­ches de ve­rano se can­ta en to­dos los rin­co­nes del lu­gar y apor­ta el bro­che exac­to, pre­ci­so y po­pu­lar para ce­rrar una gran no­che. Es pleno ju­nio, pero esta pre­mi­sa en­ca­ja per­fec­to. Los Es­pí­ri­tus se con­so­li­dan como una de las ban­das del mo­men­to. En un in­ci­pien­te in­vierno frío cons­tru­yen un oa­sis en me­dio del ce­men­to.

Evelyn Rey
Evelyn Rey
Estudiante de Periodismo (ETER). Trabaja en el área de monitoreo de medios.