Si bien tocaste en varias bandas a través de los años, Sleep on the Radio es tu primera obra como solista. Después de una trayectoria tan larga en la producción, ¿cómo te resultó producir tus propias canciones? ¿Aplicaste el mismo proceso y la misma visión que cuando trabajás con otras bandas o esa dinámica cambia?
Aprendí a producir grabando mis propias canciones desde los diecinueve años. Hice como mil grabaciones propias antes de trabajar para otras bandas. De hecho, sólo fui un “productor e ingeniero de grabación profesional de Nueva York” por dos años, hasta que conocí a The Strokes. ¡Pero para ese entonces ya tenía más de veinte años de experiencia en grabación, y conocía muchos trucos que había descubierto para crear sonidos interesantes! Por un largo tiempo, desde Is This It, recibí tantos llamados para producir diferentes bandas alrededor del mundo, que tenía muy poco tiempo para trabajar en mis propias canciones, o incluso para escribir nuevos temas. Cuando volvía a casa después de seis meses de estar de gira con alguna banda, solo quería tomar café y pasear por Berlín con mi bicicleta. Finalmente, decidí focalizarme en mis propias canciones nuevamente, y el hecho de haberme quedado en Buenos Aires en 2014 por cien días me dio la chance de tocar en shows y grabar mi álbum solista con grandes músicos que conocí acá.
Tu trabajo te llevó a recorrer el mundo y te dio la chance de interactuar con la escena de diversas ciudades con una fuerte historia musical, como Nueva York, Berlín, Londres y Buenos Aires, por nombrar solo algunas. Pareciera que cada vez que el rock y la música alternativa están a punto de pasar de moda, la escena musical de alguna ciudad en particular ofrece una nueva energía y revitaliza el género. ¿Ves que este fenómeno esté sucediendo en algún lugar en particular actualmente?
Bueno, en realidad no pienso a la música como alternativa, o siquiera indie, porque la mayoría de las bandas denominadas “indie” en verdad trabajan con algún sello, y muchas veces incluso con lo hacen con los grandes. De todos modos, odio el noventa y nueve por ciento de la música que aparece en “las listas de más vendidos” o que pasan mucho en la radio, especialmente de Europa y Estados Unidos.
La mayoría de las canciones me suenan como publicidades de McDonald’s – y si las pensáramos como comida… ¡serían alimento para perros! La buena noticia es que hay música increíble en cualquier género –pop, weird rock, rock con sintetizadores, hip hop, nueva música clásica, progresiva, postmodern jazz, etc.–, en cualquier ciudad a lo largo del mundo. Hay mucha música ahí afuera que me vuela la cabeza por su brillantez e innovación. La radio KEXP pasa sinfines de nueva y hermosa música, por ejemplo. Vivir de esto, ganar plata con la música es algo que siempre está cambiando, y a habitualmente resulta atípico y difícil –pero creeme: grabé con bandas geniales en Sudáfrica (The Plastics), Mallorca (Satellites), Londres (Kill Kenada), Seattle (The Tempers) y de Finlandia (New Silver Girl). La música vive –y muy bien– en el planeta Tierra por lo que yo puedo escuchar.
A propósito de música y ciudades, resulta imposible negar el enorme impacto que tuvieron los primeros dos discos de The Strokes, que produjiste vos, cuando salieron. De golpe, el rock era cool de nuevo, los chicos volvieron a comprar guitarras y Nueva York se convirtió en un gran centro de atención. Todo eso, ¿te tomó por sorpresa o ya sabías que se trataba de algo grande durante el proceso creativo?
Cuando conocí a The Strokes, me pidieron que les produjera un demo de tres canciones para ayudarlos a conseguir fechas en lugares decentes en Nueva York, en el año 2000. Pensé para mí mismo: “¡Wow! Esto me recuerda a The Stooges y The Velvet Underground” y me pregunté por qué estos músicos veinteañeros referenciaban esta música en el año 2000. Todos en Nueva York hablaban de la “muerte del rock and roll”, y había muy pocos lugares para tocar, y no quedaban demasiadas bandas buenas. Era el tiempo de las cadenas de oro, del acid jazz y del drum ‘n’ bass. Entonces pensé que este grupo, The Strokes, había nacido en la época equivocada, ¡un poco tarde! Nunca pensé que serían famosos, ni que convertirían ese demo en un EP o que firmarían con el sello Rough Trade en Londres, ¡de ninguna manera! Para la época en la que estaban grabando Is This It, siete meses después, ya habían muchísimos comentarios alrededor de la banda y supe que se trataba de algo especial e importante, y que el mundo iba a enloquecer por ello.
Tu show en La Confitería de Buenos Aires presenta un line up muy interesante: no solo vas a estar tocando tu disco con una banda formada por músicos argentinos sino que también vas a presentar una serie de propuestas artísticas a su alrededor. ¿Cómo fue la preparación del show?
Me preparé toda mi vida para estos shows, voy a estar tocando una colección de las mejores canciones que he escrito. Estos temas son como mis sueños más profundos, y he trabajado mucho en ellos: en algunos por décadas, en otros solamente por años. Desde que estoy acá en Argentina, he estado ensayando con The Wild Cards –mi banda integrada por músicos de Buenos Aires– por dos semanas. ¡Listo para romperla!
Sleep on the Radio es un disco bastante nuevo. ¿Cuáles son tus próximos planes?
Acabo de completar mi primer tour europeo y ahora tengo el concierto en La Confitería el junto con Victoria de Venus bailando y Maqui Solo Set abriendo el show. Después, el siete de julio, voy a dar un photo show, donde narraré algunos de mis videos personales, incluyendo uno que inédito que hice para The Strokes y Regina Spektor. Después de todo eso, mi banda va a tocar de forma súper rockera.
Si tuvieras que nombrar algún músico o artista que al que te gustaría producir y algo que te gustaría hacer como solista, ¿qué eligirías? Pensalo como una especie de “cosas que hacer antes de morir”.
Me gustaría tener otra chance de grabar con The Strokes y de ver si logramos despertar la magia como equipo una vez más. Y como solista, con mi nueva banda The Wild Cards, me gustaría girar por EE.UU., Europa, América Latina y Asia, en conciertos con entradas agotadas –ya sabés: de esos con mil quinientas o tres mil asistentes. ¡Eso sería un buen paso adelante!