Christian Silvosa: “Siempre me gustó pensar que hacer música propia es interpretarse a uno mismo”

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Christian Silvosa: “Siempre me gustó pensar que hacer música propia es interpretarse a uno mismo”

PH: Phlori

Charlamos con Christian Silvosa, pianista y compositor de la banda La Magnísima Gronda, con quienes acaba de editar su segundo disco, Vuda.

PH: Ph­lo­ri

Sil­vo­sa es un apa­sio­na­do de su arte, tan­to, que via­jó a los Es­ta­dos Uni­dos para apren­der el ofi­cio de téc­ni­co en re­pa­ra­ción en The Im­mor­tal Piano Com­pany. Tie­ne un piano de 1886 y quie­re ha­cer­lo du­rar otros cien­to trein­ta años.

¿Cómo nace tu via­je mu­si­cal?

Ma­ra­vi­lla­do por un mis­te­rio. La ver­dad es que no sa­bría de­cir lo que es la mú­si­ca, has­ta el día de hoy para mí si­gue sien­do una in­cóg­ni­ta. Creo que no exis­te en sí mis­ma, sólo tie­ne lu­gar como una es­pe­cie de sen­sa­ción sim­bió­ti­ca, por­que hace fal­ta un oyen­te ac­ti­vo para que un ma­te­rial so­no­ro se trans­for­me en mú­si­ca o en rui­do. Más allá de las in­cer­ti­dum­bres téc­ni­cas, siem­pre me gus­tó pen­sar que ha­cer mú­si­ca pro­pia es in­ter­pre­tar­se a uno mis­mo, y des­de ese lu­gar pue­de ser una he­rra­mien­ta de au­to­co­no­ci­mien­to.

Ha­bla­me de tu re­la­ción con el ins­tru­men­to que to­cás, el piano.

El piano per­mi­te un en­ten­di­mien­to in­te­gral de los di­fe­ren­tes ele­men­tos que con­vi­ven en la mú­si­ca; se pue­den to­car obras so­lis­tas o com­po­ner pen­san­do en ban­da, es un ins­tru­men­to fas­ci­nan­te. De pibe es­tu­dié clá­si­co un par de años, a los 19 en­tré al con­ser­va­to­rio y de ahí pasé a la Es­cue­la de Mú­si­ca Po­pu­lar de Ave­lla­ne­da pero nun­ca ter­mi­né de en­con­trar mi lu­gar en las ins­ti­tu­cio­nes ni en los gé­ne­ros mu­si­ca­les. Hoy sigo bus­can­do, por suer­te, al lado de gen­te que está en la mis­ma, que cree que en de­fi­ni­ti­va mú­si­ca hay una sola y la en­ca­ra sin pre­jui­cios. Es­tan­do en Portland, Ore­gon, Es­ta­dos Uni­dos, dejé de to­car por un tiem­po para apren­der en The Im­mor­tal Piano Com­pany el ofi­cio de téc­ni­co en re­pa­ra­ción. Mi maes­tra fue Mart­ha, quien se ha­cía lla­mar la Rei­na de los Pia­nos Muer­tos, y se es­pe­cia­li­za­ba en traer de vuel­ta a la vida ins­tru­men­tos an­te­rio­res a 1920. A pe­sar de que no le gus­ta­ba la mú­si­ca, creía que va­lía la pena sal­var­los por­que en­ten­día la can­ti­dad de re­cur­sos que ha­bían sido ne­ce­sa­rios para cons­truir se­me­jan­te ma­qui­na­ria. Cada pie­za del me­ca­nis­mo in­flu­ye so­bre la si­guien­te, y hace fal­ta un tra­ba­jo mi­li­mé­tri­co para po­ner el ins­tru­men­to a pun­to. Aún para los gran­des con­cer­tis­tas se­ría muy di­fí­cil la eje­cu­ción de cier­tas obras sin el tra­ba­jo de los téc­ni­cos y, la­men­ta­ble­men­te, este ofi­cio está en vías de ex­tin­ción. Mi piano es un Ror­dorf de 1886, lo ajus­to dos ve­ces por año y voy a ha­cer lo po­si­ble para que dure cien­to trein­ta años más. 

Es­tu­ve es­cu­chan­do Vuda, el nue­vo ma­te­rial de tu ban­da, La Mag­ni­si­ma Gron­da. Me pa­re­ció un dis­co cá­li­do don­de todo sue­na muy bien. ¿Cómo fue ha­cer­lo?

Ser par­te de un dis­co es una de las ex­pe­rien­cias más lin­das de la vida, so­bre todo si se com­par­te con amis­ta­des. Vuda lo com­pu­si­mos y arre­gla­mos en­tre to­dos los in­te­gran­tes de la ban­da; hi­ci­mos una pre-pro­duc­ción muy de­ta­lla­da puer­tas aden­tro en Oiga mú­si­ca (el es­tu­dio de Na­cho Gu­lias, vo­ca­lis­ta y gui­ta­rris­ta de la ban­da) pero, a di­fe­ren­cia del pri­mer dis­co, esta vez que­ría­mos com­par­tir el pro­ce­so con al­guien más. Al­guien que qui­sie­ra in­vo­lu­crar­se de for­ma in­te­gral con el pro­yec­to, y pu­die­se apor­tar un nue­vo en­fo­que so­bre los te­mas. Tu­vi­mos la suer­te de en­con­trar­nos con Feco Es­co­fet, quien nos abrió las puer­tas de Mawi Road y nos hizo sen­tir como en casa des­de el pri­mer mo­men­to. Cada día que sa­lía­mos para In­ge­nie­ro Masch­witz era como arran­car una aven­tu­ra, un via­je a un lu­gar má­gi­co. Gra­ba­mos en­tre char­las y ma­tes, sa­lía­mos un rato a ca­mi­nar por el par­que y es­cu­char el arro­yo, yo in­clu­so dor­mí va­rias sies­tas. Tam­bién par­ti­ci­pa­ron del pro­yec­to va­rios ami­gos, y con­ta­mos con el ase­so­ra­mien­to de Se­bas­tian “Tano” Ca­va­llet­ti para gra­bar las ba­te­rías. En­ca­rar cada día de tra­ba­jo de esa for­ma fue un pla­cer in­men­so, y creo que esta ener­gía se sien­te en el re­sul­ta­do fi­nal del dis­co.

¿Cómo si­gue el ca­len­da­rio de shows en vivo para la ban­da?

Iva­na [Tra­boul­si], la vio­li­nis­ta y Na­cho, guitarrista/vocalista es­tán de gira por Eu­ro­pa to­can­do los te­mas de la ban­da a dúo. Mien­tras tan­to, los de­más nos que­da­mos pre­pa­ran­do un ci­clo en el Tea­tro de la Me­dia Le­gua (en la ciu­dad de Mar­tí­nez, Bue­nos Ai­res) para pre­sen­tar las dos ca­ras de La Mag­ni­si­ma Gron­da, los días 29 de sep­tiem­bre y 27 de oc­tu­bre. La pri­me­ra hace hin­ca­pié en los ele­men­tos de nues­tro fol­klo­re, e in­clu­ye can­cio­nes como “Tru­co a esa” o “Ca­mi­la”. La otra cara está más cer­ca del rock: úl­ti­ma­men­te usa­mos mu­cha dis­tor­sión y efec­tos, una bús­que­da le­jos de lo acús­ti­co que abrió un es­pa­cio to­tal­men­te nue­vo para la ban­da. En este sen­ti­do, la can­ción “Ca­mino en los re­cuer­dos” es un buen ejem­plo para es­cu­char un atis­bo de esta so­no­ri­dad. La idea del ci­clo es que nues­tro pú­bli­co pue­da ele­gir a qué show acer­car­se, como para po­der dis­fru­tar de lo que más le gus­ta. ¡Oja­lá ven­gan to­dos a los dos! 

¿Con­si­de­rás que hay una re­no­va­ción mu­si­cal en el un­der?

Creo que la re­no­va­ción es cons­tan­te y cí­cli­ca: por ejem­plo, el tan­go y el fol­klo­re es­tu­vie­ron re­le­ga­dos de la es­ce­na du­ran­te mu­cho tiem­po, y hoy son va­rios los ar­tis­tas del un­der que se acer­can a sus len­gua­jes para rein­ven­tar­los y crear algo nue­vo. Hay gran­des re­fe­ren­tes en Bue­nos Ai­res que in­cen­ti­van esta bús­que­da, como es el caso de Die­go Schis­si.

¿Qué ban­das de la nue­va es­ce­na te gus­tan?

Aqua­lac­ti­ca, Ain­da dúo, Ines Güe­mes, El zar, Ine Ma­gui­reLa fa­mi­lia de uke­le­les. No sé si es tan un­der y la­men­ta­ble­men­te ya no está to­can­do, pero no quie­ro de­jar pa­sar la opor­tu­ni­dad de men­cio­nar a Puen­te Ce­les­te, una de mis ban­das pre­fe­ri­das de los úl­ti­mos tiem­pos, oja­lá vuel­van a jun­tar­se.

Gaston Blander
Gaston Blander
Es periodista egresado del Instituto Superior de Periodismo Deportivo (UNTREF). Baterista, guitarrista y cantante desde hace quince años. Productor musical. Integró varios proyectos como Malos Aires, Los Ouiea y Dead Berlin, banda con la cual estuvo de gira en Europa y Estados Unidos y con quienes compuso la banda sonora de la película Dreamlike Journey. Actualmente parte de la banda Motor Mental. Es el líder del sello discográfico digital Blander Records, que lleva lanzados más de quince álbumes. A su vez produce eventos musicales en diferentes espacios culturales del país.