Anomalía es un sello virtual y además un ciclo de música. ¿Cómo fue que empezó esta movida?
Sebastián Ayala: Todo comenzó en junio de 2014, cuando Archipiélagos estaba armando su primera fecha y apareció el nombre de Dislexia Free.
Diego Manatrizio: Nico, el bajista de Dislexia Free, había tocado antes en una banda con el baterista de Hungría. Ahí nos invitaron a esa primera fecha que fue archipiélagos, Dislexia Free y Hungría, y que se llamó medio en joda Festimath.
SA: Armamos el recital y lo movimos en un grupo de Facebook llamado Math Rock Argentina. Fue en Naranja Verde, que era bastante más chico que lo que es ahora, y resultó una fecha re piola. Nos hicimos amigos con los chicos e hicimos otra fecha igual a los dos meses en el mismo lugar. Después hicimos una tercera con las tres bandas en Estudio Quinto, Adrogué, un lunes a la madrugada… y estaba lleno el lugar. No es que fuera muy grande, pero empezaba a haber cierta movida. Para Abril de 2015 nos dimos cuenta de que estaba bueno perpetuar el Festimath y nos pareció que era momento de ponerse serios y cambiarle el nombre por algo más representativo; quedó Anomalía.
¿Qué creen que une a las bandas del sello y las motiva a trabajar como lo hacen?
DM: Hay cinco bandas fundadoras que organizan el colectivo. Después está el catálogo, que son bandas que integramos, y también hay otras bandas que invitamos al ciclo.
Juan Godfrid: Además hay dos bandas chilenas, Hélices y Arrecifes, que se integran al catálogo porque nos gusta mucho su propuesta y para distribuir su material acá como podamos.
SA: Claro, el núcleo organizativo somos ocho personas que nos encargamos de la curaduría del ciclo; cada fecha está a cargo de una de las bandas y nos parece coherente que toquen en el ciclo bandas con las que tenemos cierta afinidad.
La primera edición del ciclo fue en Abril de 2015. ¿Qué cambios ven desde ese momento?
DM: Fue creciendo bastante en asistencia. Este año tuvimos la posibilidad de hacerlo en formato ciclo cada dos meses en Espacio Cultural Mi Casa, que es uno de los mejores lugares para tocar acá. Cuando empezamos lo hacíamos en la casa de un chabón belga en San Telmo, y si bien estaba buenísimo, teníamos ciertas limitaciones. Cuando pasamos a Mi Casa, hubo una diferencia notoria.
SA: Durante el año hubo una concurrencia bastante estable, incluso en algunas fechas quedó gente afuera en un lugar con capacidad para ciento veinte personas. El lugar es muy accesible, el trato transparente, la gente buena onda… Desde que arrancamos conseguimos cierta estabilidad, que se vio sobre todo en el festival del año pasado. Cuando lo armamos no sabíamos cómo iba a salir, pero yo creo que superó las expectativas. Ahora el Matienzo tiene una infraestructura que está mejor preparada para lo que vamos a hacer.
¿Cuáles son los desafíos de la autogestión en un género no tan difundido como el math rock?
SA: Es bastante gratificante darte cuenta de que todo lo que hiciste ocupándote de la caja, la logística y de los arreglos con los músicos deja una impresión tan positiva. Las fechas resultan bien y está bueno hacer este laburo.
JG: Hay mucha gente que habla de cómo en este género la interacción del público con este tipo de bandas es muy directa…
SA: Sí, Anomalía son bandas que decidieron armar un ciclo y un sello, entre las bandas amigas que estábamos hicimos una escena entre nosotros. Hay muchos amigos que nos vienen a ver y mucha gente que no conocemos, y todo eso convive digamos; la gente que nos viene a ver podría estar tocando.
¿Qué podemos esperar de la segunda edición del Anomalía Fest?
JG: Hubo un montón de laburo. Este año hablamos mucho de editar, y ahora para el festival van a poder ver ediciones de todos los discos de todas las bandas. Siempre habíamos tenido ganas de tener una linda feria que la gente pudiera venir a ver.
DM: Además va a haber visuales para todas las bandas a cargo de Milagro de Catamarca, que es ya prácticamente un miembro estable de Hungría.
SA: Va a ser en un lugar más piola, con una infraestructura que nos va a permitir dar un show más interesante.