Nada se sabía del concierto hasta pocas horas antes del show, cuando desde el Facebook del músico se informó que esa misma noche, a las 21 hs, Charly iba a tocar Random –su último trabajo de estudio– en la Sala Caras y Caretas. A partir de ese momento, la noticia empezó a circular entre los fans y fue levantada por diferentes portales. Enseguida comenzaron a llegar los primeros seguidores al teatro y pronto se agotaron los (escasos) 385 lugares que se dispusieron a la venta.
Cualquiera que haya asistido a uno de sus recitales, sabe que García no se caracteriza por su puntualidad. Sin embargo, esta vez no se hizo desear tanto como en otras épocas. Cuarenta y cinco minutos después de lo pautado se apagaron las luces indicando el comienzo del show. En la pantalla comenzó a reproducirse un video del 11 de septiembre, de un avión estrellándose con una de las Torres Gemelas. El estallido –visual y sonoro– dio lugar al ingreso de los músicos. Primero apareció la banda, integrada por el Zorrito Von Quintiero –histórico tecladista de Charly–, Kubero Díaz en bajo, Rosario Ortega como corista y el trío de chilenos, Kiuge Hayashida, Carlos González y Toño Silva, en guitarra, bajo y batería respectivamente. Finalmente, escoltado por dos asistentes apareció aquel al que todos esperaban.
Los primeros acordes de la noche correspondieron a “La máquina de ser feliz”, el corte de difusión de su nuevo álbum. Durante la primera parte del show, García tocó Random en forma completa y respetando el orden del disco. Siguieron “Ella es tan Kubrick” y “Primavera” (“Ahora que estoy rehabilitado / saldré de gira y otra vez…”, canta Charly, reafirmando su regreso). “Rivalidad” y “Otro” sonaron mientras en el fondo del escenario se proyectaban imágenes de diversas películas mezcladas con tomas de televisión y del archivo personal de García. Así, mientras en el frente del escenario Charly se mostraba activo y volviendo una vez más después de sus problemas de salud, en el fondo se apreciaba un primer plano de Jake LaMotta, el boxeador de Toro Salvaje de Scorsese, resistiendo de pie, un golpe tras otro. Lo que parecía ser un juego de coincidencias entre el plano musical y el plano cinematográfico se confirmaría a continuación con la proyección de Singing in the Rain durante “Lluvia”, uno de los picos altos de lo nuevo de García. El primer set concluyó con “Believe”, “Amigo de Dios” (una anti-oda a los programas de televisión de madrugada de pastores evangelistas brasileños), “Spector” (“el escenario era un bajón / entonces ella [él] y sus pecados / volvieron con esta canción”) y “Mundo B”, que sirve como tributo directo de García a The Beatles.
Luego de una breve pausa, devino el último tramo. Los videos mutaron en una imagen fija con el logotipo del nuevo álbum, pero paradójicamente este fue el marco para que comenzaran a sonar algunos clásicos de siempre. Fueron cinco: “Yendo de la cama al living”, “Me siento mucho mejor” –aquel cover de The Byrds, apropiado por García al punto de ser más conocido que la versión original–, “Asesíname”, “No llores por mí Argentina” y “El aguante”, para terminar con todo el público de pie, cantando y gritando para celebrar la vuelta del ídolo.
Fotografías: Lula Bauer