Este nuevo aniversario de su desaparición nos encuentra gritando otra vez por la aparición con vida de un desaparecido en democracia: Santiago Maldonado, visto por última vez durante la represión que desató gendarmería en la comunidad mapuche Pu Lof de Cushamen, Chubut. Dejando de lado las diferencias existentes entre uno y otro caso, la coyuntura se despliega como un marco apropiado revisar algunas prácticas de activismo artístico que buscan poner estos temas en agenda insertando su reclamo dentro de la vida cotidiana de los ciudadanos.
El artista argentino Hugo Vidal (Buenos Aires, 1959) llevó a cabo entre 2007 y 2013 una serie llamada “Promoción de Julio” en la que proponía diversas estrategias artísticas para mantener vigente el reclamo por la aparición de López, tema que había dejado de estar en los grandes medios de comunicación. Las estrategias iban desde distribuir tarjetas personales con el nombre de López, hacer calendarios para marcar cuantos días lleva desaparecido, hasta tirar botellas al río con un mensaje preguntándose sobre el paradero del testigo. Una de estas estrategias, llamada “Botella en mensaje”, fue realizada entre 2007 y 2008 interviniendo botellas del vino marca López con la frase “Aparición con vida de Julio”. El artista sellaba las botellas de esa marca que estaban en los supermercado y las dejaba allí para que continuaran con su circuito de consumo. Entonces, el comprador desprevenido llevaba la botella sin notar que estaba intervenida o sin saber que estaba ante una intervención artística. Según el artista, hubo un solo caso en donde el comprador sí advirtió la situación y se contactó con él.
Otra intervención artística que tuvo el objetivo de reclamar por López fue realizada en 2008 por la Comisión por la Memoria y la Justicia de La Paternal. Coordinada por Pablo Russo la propuesta tenía también como protagonista los sellos con el nombre de López pero esta vez en forma de pregunta que se estampaba en los billetes. ¿Dónde está Julio López? y ¿Y Julio López? eran los dos cuestionamientos que podía encontrar cualquier ciudadano al sacar un billete del bolsillo. La acción colectiva que desplegó este grupo de vecinos permitió poner en circulación un mensaje que se multiplicaba y alcanzaba lugares y personas impensadas.
Mirando para atrás en el tiempo nos encontramos con un artista brasilero que fue un impulsor de este tipo de prácticas artísticas. Cildo Meireles (Río de Janeiro, 1948) realizó en la década del 70, durante la dictadura militar que regía al país vecino, las intervenciones llamadas “Inserciones en circuitos ideológicos” en las cuales intervenía objetos de consumo masivo en circulación para infiltrar mensajes críticos sobre el contexto. De esta manera modificó botellas de Coca-Cola sobre las que inscribía fórmulas para hacer bombas molotov y frases como “Yankees go home”.
La segunda experiencia fue realizada sellando billetes con frases como ¿Quién mató a Herzog? (un periodista que había cometido un supuesto suicidio cuando en verdad había sido asesinado). En ambos casos el artista encontraba un resquicio en los objetos de consumo a través del cual podía proponer un contra-mensaje: en el “Proyecto Coca-Cola”, la disrupción la encontraba en el sistema de circulación capitalista, mientras que en “Proyecto Cédula” la estructura intervenida es la institucional- estatal, modificando los billetes oficiales.
Más allá de las diferencias sustanciales que se establecen entre la necesidad de Meireles de encontrar circuitos de comunicación alternativos para sortear la censura de una dictadura y las obras de los artistas argentinos que se producen en un contexto democrático, cabe destacar la capacidad de estas acciones estético-políticas para inmiscuirse en la cotidianeidad de los consumidores desprevenidos y mantener vigente un reclamo del que ya no se hacen eco los medios de comunicación masivos.
No es menor que en todos estos casos la intervención artística esté motorizada por la palabra. Ante la saturación icónica a la que estamos expuestos cotidianamente y ante la proliferación de imágenes que (en su momento) estampaban la cara de López por las calles, la decisión de utilizar una frase escrita puede apelar a otra estrategia. Esta estrategia habilita a los artistas a no representar el cuerpo ausente de las personas sino preguntarse por su ausencia o reclamar por su aparición poniendo de manifiesto su falta pero sin hacer presente su imagen. De esta manera la imagen no está pero su ausencia resulta elocuente ya que si el espectador desprevenido no tiene conocimiento sobre el suceso que la obra problematiza tendrá la posibilidad de registrar la frase para averiguar sobre su contenido.
Santiago Maldonado
A más de un mes de angustia y reclamo urgente por la aparición con vida de Santiago Maldonado, es aún pronto para analizar las estrategias que se han desplegado para masificar el reclamo. Tenemos noticias de algunas que se han ido realizando sobre la marcha, al calor de la necesidad y difundidas por las redes sociales. Seguro hay muchas más de las que (aún) no tenemos noticias. Queda claro que ante la seriedad de la situación y la necesidad de respuestas todo tipo de forma de difusión es aceptada. Su ausencia se tiene que hacer presente.