rMUTT es una revista digital, un portal cultural hacia las distintas manifestaciones artísticas de la Ciudad de Buenos Aires. Detrás del nombre, somos un grupo de personas –en su mayoría, mujeres– que trabajan apasionada y dedicadamente detrás de este proyecto. Nos gusta pensarnos como una forma distinta de acercamiento a la cultura porteña: escribimos sobre fenómenos independientes, comerciales, innovadores, pasados de moda. Escribimos sobre esto que nos interesa y que queremos difundir, y lo hacemos como un lector en mente: escribimos sobre cultura para la juventud argentina.
El considerarnos un medio “cultural” nos obliga a preguntarnos qué es la cultura: aquel conjunto de costumbres, actitudes, conductas, creencias, conocimientos y prácticas que manifiestan lo que somos como sociedad y que se constituye como un modelo a seguir para las distintas generaciones. Por el otro lado, al denominarnos “revista” nos establecemos como un medio de difusión ya desde nuestro nombre (esa “r” que siempre ponemos en minúscula). Esto implica que debemos cumplir con nuestra responsabilidad como comunicadores dentro de la red social y cultural de nuestro país. En este sentido, queremos hablar hoy sobre cultura machista. No sentimos que nos estamos sumando a una iniciativa –en tanto numerosas radios y revistas han establecido su línea editorial al respecto de esto– sino que nos estamos haciendo cargo del rol que tenemos en esta sociedad. Hablar de violencia de género implica una responsabilidad ligada a entender de manera profunda su significado y de utilizarlo con toda la gravedad del caso, y hoy nos corresponde a nosotros, rMUTT, revista cultural, hablar de esto.
¿Qué es el machismo, entonces? Es aquella actitud que promueve la superioridad del hombre frente a la negación de la mujer como sujeto. Si bien se manifiesta de múltiples y variadas maneras en todos los ámbitos de la vida y de las personas, hoy queremos hablar específicamente de una de ellas: el femicidio, es decir, el asesinato de una mujer debido al odio, desprecio, placer o sentido de posesión que se puede tener sobre ella. No estamos hablando de asaltos o de asesinatos sin más. Estamos hablando de individuos que someten a otros individuos a la humillación, la tortura y la muerte de maneras perversas y siniestras, por el solo hecho de sentirse en la capacidad de hacerlo. La principal motivación es la superioridad de un género sobre otro. Según las estadísticas publicadas por la ONG La Casa del Encuentro, entre la primera y la segunda marcha por Ni una menos hubo 275 femicidios: uno cada 31,7 horas. Sin embargo, en 17 días de octubre hubo 19 muertes: uno cada 21 horas.
¿Por qué queremos hablar de esto? Porque desde la adolescencia hasta los inicios de la menopausia, las mujeres tienen (tenemos) más probabilidades de ser víctimas de un femicidio que de morir de cáncer o en un accidente de tránsito. La medida contundente del inquietante Paro de mujeres tuvo, por su contundencia y su onda expansiva en medios y redes, el mérito de subirle el volumen a cuestiones que en la cotidianeidad quedan relegados a murmullos. Estamos diciendo eso que decimos siempre, no hoy sino todos los días. Es irrisorio que no les (nos) den respeto, sino que tengan (tengamos) que reclamarlo. ¿No es algo lógico? ¿No es algo de decencia básica? Hasta casi que da vergüenza tener que decirlo así, en voz alta. No deberían (no deberíamos) estar reclamando el derecho de ser tratadas como sujetos de esta sociedad, como a seres humanos, y no como pedazos de carne que hasta pueden terminar en bolsas de basura en un contenedor del Microcentro.
Hoy nos cruzamos con mujeres que tienen miedo. En diversas situaciones de la vida, las mujeres no sólo se ven (nos vemos) sometidas a la inseguridad que puede sentir cualquier persona en el mundo actual, sino que además tienen (tenemos) que pedir que no las (nos) banalicen, no las (nos) acallen que no las (nos) maten. Que no les (nos) desfiguren el rostro por ser lindas, que no las (nos) denigren en el trabajo y en la calle, que no las (nos) ignoren cuando hacen (hacemos) denuncias. Que no las maltraten sus familias, que no viralicen sus (nuestras) fotos y videos sexuales, que no las (nos) insulten, que no las (nos) manipulen.
Hoy queremos gritar, una vez más, ni una menos. Gritamos fuerte por las niñas y mujeres del futuro. Gritamos fuerte por las que ya no están. Gritamos porque las que están (estamos), y gritamos, sobre todo, porque creemos que nos merecemos una sociedad mejor e igualitaria. Gritamos vivas las (nos) queremos.
Desde rMUTT queremos pedirles a todos nuestros lectores que se sumen a este grito, a esta lucha, de la forma que puedan: marchando, educando, aprendiendo, informando, comunicando, escuchando, y ante todo, respetando y empatizando. Hoy decimos basta, esperando que del otro lado haya una sociedad atenta, que no evite la discusión ni la banalice, sino que se involucre y que sea capaz de reflexionar y reclamar la justicia que tanto falta.