Marcelo Stella es un artista plástico de Lomas de Zamora graduado de la escuela Prilidiano Pueyrredón y alumno del artista Tito Acuña. Realizó diversas exposiciones en lugares como Galería Mundo Nuevo, Galería Sara Uriburu y Galería Central Newbery. También obtuvo numerosos premios como menciones en el Salón Nacional de Artes Plásticas y premios municipales.
El 21 de octubre la galería deSignum se llenó de gente para apreciar las obras de Stella, quien reflexiona sobre el ser humano desde una lugar plástico y visual. El artista también dio una clase abierta para conversar y mostrar las técnicas poco convencionales que usa, entre ellas piedra volcánica molida y pegada en trabajos de gran formato que luego pinta encima.
La muestra es un conjunto de obras gráficas entre tintas y técnicas mixtas con un nivel de expresividad muy alto. Aquí lejos estamos de un clima “saludable” sino entre personajes que parecen estar invadidos de desesperación, pero aparentan tranquilidad. La obra representa al ser humano desde un aspecto muy íntimo, sobre todo en los retratos de gran formato que encontramos en la segunda sala de la galería. Y con íntimo me refiero a la ambigüedad con que se desarrolla el motivo retratado, una dualidad que muchas veces caracteriza nuestra naturaleza humana más interna. La forma del artista de elaborar sus obras le deja al espectador un abanico muy amplio de interpretación, nada se termina de definir con claridad, no sabemos bien si los personajes ríen, gritan o sufren. La técnica utilizada tiene mucho de mancha, salpicadura y líquido, pero éstos al mismo tiempo están contenidos por lo formal de la línea, desde la carbonilla hasta la construcción de los espacios con planos muy gráficos, lo cual genera una tensión que marca el aspecto contrapuesto de los personajes y del clima. Las composiciones de los 4 grandes retratos que toman el mayor protagonismo de la muestra mantienen un nivel de simpleza necesaria para que no haya distracción y la atención se centre en el peso intimidante de los mismos.
Hay un conjunto de dibujos sobre papel de mediano formato con composiciones más elaboradas que parecen mostrar a estos personajes en su “hábitat natural”, interactuando entre ellos de una manera muy agresiva y dinámica. El trabajo rápido de líneas con tinta suma a esta interpretación, que deja en evidencia la capacidad de Stella de desarrollar personajes rozando el límite con lo caricaturesco. Carlos Alonso, Luis Scafati y Ralph Steadman parecen ser algunos de los influyentes en su obra gráfica, donde también aparecen banquetes caníbales utilizando los colores de una forma simbólica. Los círculos y líneas limpias juegan un papel importante en algunas de estas obras denotando un poco de silencio entre tanta información.
Estos dibujos se encuentran en el inicio del recorrido, cargando al espectador de mucho contenido visual y velocidad de lectura, que se perciben no sólo por el desarrollo de cada sino también por la cantidad. Cuando se avanza a la segunda y última parte en busca de un descanso visual necesario pero no desesperante, aparecen estos 4 retratos en gran formato que lejos de relajarnos, generan incomodidad y se vuelven un poco intimidantes. Como si lo anterior fuese la antesala descarnada de algo mucho más sutil y camuflado de amabilidad pero más peligroso y traicionero. En esta misma sala y muy escondidas en la tienda que Damian Calvis (el galerista) tiene a disposición del público, encontré una serie de retratos de mujeres que más tarde entendí forman parte de la serie novias: un conjunto de tintas sobre papel, aguadas sepias y negras en formato chico integradas por seres oscuros con manchas muy cercanas a Emile Nolde, casi abstractas.
El pasado 4 de noviembre se realizó una clase abierta sobre las técnicas que se utilizaron en la elaboración de las obras, a la que asistió mucha gente interesada en conocer los “secretos” del dibujante y los experimentos desarrollados en busca de una forma más personal y afín de contar algo. La curaduría de Quistes está armada con un concepto de recorrido que me parece muy funcional a la obra del artista, manejando con precisión las tensiones y variantes necesarias para que no se vuelva repetitiva. Incluso en la selección de obras el tema no es el siempre el mismo, sino que además de lo ya mencionado hay paisajes de la Patagonia, precisamente Villa Pehuenia, de donde el artista tomó piedra volcánica para molerla e incluirla como textura en sus obras. Estos paisajes hechos en tintas cumplen un papel muy importante en esta exposición desde un punto de vista conceptual. Son la contracara de los dibujos en tinta; aguadas suaves, sutiles y reflexivas que logran una tensión interna afianzando la duda y la incertidumbre de la vida moderna. Esos son Quistes.