Marihuana. De Manuel Belgrano a las copas cannabicas es el título que Fernando Soriano le dio a su libro que recorre la historia de esta planta e intenta explorar sus orígenes y el verdadero sentido en cuanto a su prohibición en el mundo. “No pretendo que mi libro sea la verdad absoluta sino una herramienta más para informarse y debatir”, remarcó el periodista de Infobae.
¿Por qué escribir un libro sobre marihuana en Argentina?
La decisión de escribirlo fue en 2014. Hago esta aclaración porque todo cambió mucho desde ese tiempo que transcurrió hasta ahora. Lo empecé a hacer porque me parecía que faltaba información sobre la marihuana. Por un lado, está la Revista THC y está el mundo de Internet para informarnos; aun así, me parecía que faltaba un libro que condense un poco, no solamente la historia general, sino el sentido del absurdo de la prohibición. Lo que me parece que necesitábamos todos, siendo un poco pretencioso, es un objeto, un libro, un lugar donde esté nucleada una data que estaba siendo ocultada o silenciada, y creo que este contexto es el ideal.
¿Considerás que se estigmatiza a la marihuana por una falta de información en la sociedad?
Absolutamente, es la falta de información que después podemos evaluar a quién le conviene, si es deliberada o si es sólo pereza mental; yo creo que es un poco de las dos cosas. Hay un interés porque la planta esté prohibida, y porque la gente crea que es un poco menos que un demonio; también hay una costumbre de quedarnos con lo que nos dicen, que no pasa solamente con la marihuana, pasa con todo. Trabajo en medios y me parece que el secreto está en formarse con amplitud, no crear sólo una voz. No pretendo que la lectura de mi libro sea la verdad absoluta sino una herramienta más para informarse y debatir.
Mencionaste a la Revista THC, ¿sos un lector más?
Sí, me gusta y la leo. Pero más allá de eso, me parece que su aporte -–como lo digo en el libro al que le dedique un capítulo entero– es fundamental para todo esto que pasó y no hubiera sido posible sin ella.
En el principio del libro hablas de Manuel Belgrano y su idea de plantar cáñamo en Argentina. ¿Crees que fue un visionario con respecto a esto?
En realidad, creo que él fue un visionario en todo. Es un tipo que hablaba de cuidar a la naturaleza en una época en la que creo que ni existía la palabra “ecología”. Pero en este caso, él tomó estas ideas de otro lado, no fue el precursor pero se lo puede interpretar así en Argentina. La economía con el cáñamo estaba muy desarrollada en Europa. Su uso textil era fundamental para la economía mundial de esa época, y Belgrano aplicó e incorporó nuevas maneras de verla a partir de su formación en España, y fueron los propios españoles los que se lo negaron.
¿Se puede decir que el prohibicionismo de la marihuana viene por una estigmatización de ciertos sectores sociales?
Absolutamente, del discurso se agarraba a la sustancia pero el fin, entre otros, era racial, por eso se da el hecho de asociar a la planta con determinados sectores sociales, como los negros sudamericanos en los años veinte, treinta y después en los setenta, para prohibirla. Sucedió lo mismo con Richard Nixon (el 37° presidente de los Estados Unidos) que fue uno de los impulsores de la guerra contra las drogas. En Argentina también se estigmatiza a las clases sociales a partir de lo que consumen, no solamente hablando de drogas sino de todo. En la actualidad eso genera también una contradicción que es estigmatizarlos por lo que consumen y generarles ese mismo deseo de consumir, que es muchas veces lo que los lleva a delinquir.
¿En qué momento de la historia llegó la marihuana a la Argentina?
Con Belgrano en su fase industrial y con los africanos en su fase espiritual. Después se empieza a consumir de nuevo a principios del siglo XX cuando se vendía en las farmacias y se importaban los cigarrillos armados directamente desde Francia para combatir el asma. Luego de eso se prohibió, y el consumo comenzó a crecer de nuevo en los sesenta y los setenta con los hippies, artistas, bohemios y músicos, entre otros.
Hablando de artistas, en el libro también mencionas a los Beatles y su primer contacto con la marihuana. ¿Cómo fue?
Bob Dylan les llevó marihuana a ellos en el hotel Delmonico de Nueva York, en 1964. John Lennon era fanático de Bob y por eso lo habían invitado. Ellos le ofrecieron a Dylan anfetaminas y él respondió que solamente quería vino barato y “porro”, entonces ellos probaron por primera vez cannabis. Hay quienes creen que eso cambió su visión musical o artística en aquel entonces.
¿La marihuana tenía lugar en las culturas milenarias?
El uso medicinal del cannabis tiene más de cinco mil años. Se usaban las semillas, la planta, el aceite y las hojas. La primera infomación que hay sobre el uso medicinal viene de uno de los primeros herbarios chinos, el Pen T’sao Ching. También hay una hipótesis de que en la Biblia se hablaba del ungüento de Jesús como un aceite que contenía cannabis. En la mitología hindú también aparece. Es una planta sagrada para los vedas. Así que digamos que cualquier planta, sobre todo esta, tiene un uso milenario porque el concepto de “droga” no existía: en esa época no se dividían en usos medicinales, recreativos, espirituales, era todo parte de lo mismo. Las enfermedades eran consideradas como el demonio dentro del cuerpo o sea que se mezclaba lo religioso con lo espiritual y lo medicinal, entonces, para sanarse, consumían diferentes tipos de plantas. Algunas brujas tan sólo eran mujeres que conocían el secreto de las plantas y fueron estigmatizadas por pensar distinto.
¿Por qué creés que las personas que tienen poder de legalizar la marihuana, no lo hacen?
Hay un gran negocio de la clandestinidad. La gente va a seguir consumiendo drogas, es inherente al ser humano buscar el estado de ebriedad y buscar nuevas experiencias sensoriales, nadie va a frenar eso. Entonces, ¿quién se queda con ese negocio? Por ahora, el mercado negro con todos los riesgos que eso implica, como por ejemplo, la falta de control. Las fuerzas de seguridad encuentran también una caja de dinero con eso y también los políticos, como el caso de Itati, si es que se comprueba que el intendente estaba implicado.
» Por Marcelo Manzi