CORTITOAL PIE

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CORTITOAL PIE

El dicho dice: “Lo bueno y breve, dos veces bueno”. Esto es lo que ocurre con los microrrelatos, breves narraciones que nos llevan a múltiples interpretaciones. ¿De qué se trata este nuevo género literario y porqué tiene tanto éxito?

La pro­li­fe­ra­ción del uso de re­des so­cia­les y la ne­ce­si­dad de in­me­dia­tez en el con­su­mo de cul­tu­ra ha dado lu­gar a la evo­lu­ción de un gé­ne­ro li­te­ra­rio en los úl­ti­mos años: los mi­cro­rre­la­tos. Po­de­mos pen­sar que sus an­te­ce­den­tes son las fá­bu­las o adi­vi­nan­zas que nos con­ta­ban de chi­cos, aun­que sólo com­par­ten al­gu­nas ca­rac­te­rís­ti­cas. Los mi­cro­rre­la­tos o mi­ni­fic­cio­nes tie­nen cau­ti­va­dos a mi­les de lec­to­res (un ejem­plo es lo que pasó en Twit­ter con Ma­nuel Bar­tual) por su len­gua­je con­ci­so y su bre­ve­dad. Gra­cias al uso de la elip­sis, el mi­cro­rre­la­to exi­ge que el lec­tor se in­vo­lu­cre más con el tex­to para que com­ple­te lo que fal­ta de la his­to­ria.

No se tra­ta de poe­ma en pro­sa, aun­que usual­men­te pue­de con­fun­dír­se­lo por su len­gua­je poé­ti­co, ya que siem­pre bus­ca un len­gua­je que esté por fue­ra de lo co­ti­diano. El mi­cro­rre­la­to se pre­sen­ta como algo frag­men­ta­rio, de lo que el lec­tor debe en­con­trar el mar­co o cohe­ren­cia en la in­ter­pre­ta­ción. El na­rra­dor des­cri­be una ima­gen o si­tua­ción sin­gu­lar, ape­nas tra­za al­gu­nas ca­rac­te­rís­ti­cas de los per­so­na­jes na­rra­dos. Esta sín­te­sis es la ma­triz del mi­cro­rre­la­to, pre­sen­tar las co­sas par­cial­men­te para pro­vo­car un im­pac­to en el lec­tor. Con res­pec­to a los per­so­na­jes son cons­trui­dos a par­tir de cier­tos ras­gos co­mu­nes que no per­mi­ten que se re­sal­te su in­di­vi­dua­li­dad.

Otra de las ca­rac­te­rís­ti­cas del gé­ne­ro es la es­pe­cial re­la­ción que po­seen con el tí­tu­lo que con­for­ma un ele­men­to de im­por­tan­cia al dar un in­di­cio acer­ca del tema del tex­to. Tal es caso del Cuen­to de ho­rror de Juan José Arreo­la, que sólo cons­ta de dos ora­cio­nes:

La mu­jer que amé se ha con­ver­ti­do en fan­tas­ma. Yo soy el lu­gar de las apa­ri­cio­nes.”

A pe­sar de su bre­ve­dad, lo­gra que el lec­tor pue­da in­gre­sar a la na­rra­ción. Si le su­ma­mos las di­ver­sas in­ter­pre­ta­cio­nes de los re­cep­to­res, lo na­rra­do al­can­za múl­ti­ples sen­ti­dos y di­fe­ren­tes his­to­rias pue­den sur­gir de esa bre­ve­dad.

El mi­cro­rre­la­to es una uni­dad en sí mis­ma, hay una si­tua­ción par­ti­cu­lar, pero la mul­ti­pli­ci­dad de sen­ti­dos hace que el lec­tor se sien­ta atraí­do por este gé­ne­ro. Los co­mien­zos in me­dia res dan el em­pu­jón ini­cial para que el re­cep­tor de esa his­to­ria pue­da con­tex­tua­li­zar y qui­zás has­ta con­ti­nuar con la na­rra­ción. No hay que pen­sar en que se tra­ta de un tex­to in­com­ple­to, sino, más bien, de un tipo de re­la­to que tie­ne en cuen­ta a un tipo de lec­tor con una in­ter­pre­ta­ción ac­ti­va. Es de­cir, el mi­cro­rre­la­to per­mi­te que el lec­tor sea el que ten­ga la úl­ti­ma pa­la­bra, el sen­ti­do de lo na­rra­do no se­ría tal si no se con­ta­ra con él. Si bien el au­tor bus­ca orien­tar cier­to tipo de in­ter­pre­ta­ción por par­te del que lee, el mi­cro­rre­la­to ge­ne­ra di­ver­sos sen­ti­mien­tos en el otro, bus­ca con­mo­cio­nar­lo. De esa ma­ne­ra, la mi­cro­fic­ción cum­ple su co­me­ti­do.

Hay di­ver­sos ti­pos de mi­cro­rre­la­tos: los na­no­rre­la­tos, mi­cro­tuits que no ex­ce­den la ex­ten­sión de dos lí­neas y ge­ne­ral­men­te se en­cuen­tran en Twit­ter; mi­cro­rre­la­tos de 50 pa­la­bras, tam­bién lla­ma­dos mini-sa­gas que tie­nen su ori­gen en el con­cur­so rea­li­za­do por el es­cri­tor Brian Al­diss en The Daily Te­le­graph en 1982 para lue­go con­ver­tir­se en una tra­di­ción anual;  y los mi­cro­rre­la­tos en­tre 50, 150 y 300 pa­la­bras que cuan­to más ex­ten­so sea, más com­ple­ja se vuel­ve su es­truc­tu­ra.

Este tipo de na­rra­ción se­du­ce al lec­tor por su bre­ve­dad pero prin­ci­pal­men­te por las di­fe­ren­tes in­ter­pre­ta­cio­nes que po­si­bi­li­ta y es lo que pue­de en­ce­rrar­se en unas po­cas pa­la­bras. Es un tipo de li­te­ra­tu­ra que lle­va a la má­xi­ma ex­pre­sión la re­la­ción au­tor-lec­tor.

Para que co­noz­cas el mun­do de la mi­cro­fic­ción, te re­co­men­da­mos al­gu­nas an­to­lo­gías para que va­yas le­yen­do: His­to­rias de cro­no­pios y de fa­mas de Ju­lio Cor­tá­zar, Car­tas pe­li­gro­sas y otros cuen­tos de Mar­co De­ne­vi, Ma­te­má­ti­cas ín­ti­mas de Lori Saint-Mar­tin y To­dos los uni­ver­sos po­si­bles de Ana Ma­ria Shua.


» Leé las mini-sagas iniciadas por Brian Aldiss aquí

 

Samanta Gamarra
Samanta Gamarra
Estudiante avanzada de la carrera de Letras (UBA), orientación en teoría literaria. Presentó la ponencia "Este es mi diseño: la estética del crimen en la serie Hannibal de Brian Fuller" en el II Coloquio de Humanidades y Ciencias Sociales sobre Culturas y Consumos Freaks (2015).Co-creadora de “KAPOW!”, un taller introductorio sobre la historia del cómic y la novela gráfica, en la plataforma de contenidos de Horno Cerebral.