EN UNA CHARLA ÍNTIMA CON R.MUTT, LA ESCRITORA Y POETA KARINA SACERDOTE REFLEXIONA SOBRE SUS INICIOS, SUS REFERENTES Y EL PROCESO CREATIVO. ADEMÁS, NOS CUENTA SOBRE EL LIBRO “TERAPIA INTENSIVA”, DE RECIENTE APARICIÓN.
LA POESÍA DE KARINA SACERDOTE TRANSITA POR UN BORDE DE DOBLE FILO. POR UN LADO CORTA HASTA SANGRAR DE DOLOR INCIERTO, Y POR EL OTRO, ABRE UN TAJO EN LA SENSUALIDAD QUE REPARA EL DAÑO. EN “TERAPIA INTENSIVA”, SU PRIMER LIBRO, DESPLIEGA TODO UN IMAGINARIO DE LA DUDA Y LA DESOLACIÓN. ELLA MISMA LO DESCRIBE COMO UN “TESTIMONIO VITAL DE ESA LUCHA”.
¿Cuándo y por qué empezaste a escribir poesía?
Desde muy chica mi abuela materna me recitaba los versos de García Lorca y de Sor Juana Inés de la Cruz. Ella me hizo entrar en el mundo de la poesía, del ritmo poético –mi abuela recitaba maravillosamente-. Ahí mismo comencé a garabatear versos. Mi primer poema, a los seis o siete años, hablaba de una estrella que se había enamorado de un cometa y su brillo se iba apagando con la espera de volverlo a ver. Por supuesto que los versos de este poema eran acordes a la edad que tenía. Recuerdo que después de escribirlo se lo di a ella y la escuché recitarlo. Esos momentos son flashes que quedan como el recuerdo de descubrir la total felicidad.
Luego, supongo que como todos los que escriben, pasé por las tres etapas de aprendizaje. Primero escribía para mí, para desahogar todo cuanto me pasaba. Después seguí escribiéndole a otro. Otro con nombre y cara, al noviecito del colegio, por ejemplo. Y más tarde, en realidad en el comienzo de la vida como poeta, comencé a escribirme a mí, al otro conocido y a un tercero totalmente anónimo: al amable lector.
¿Qué poetas son tus referentes?
García Lorca y Sor Juana son ineludiblemente los primeros. Después hay muchísimos, de épocas y estilos variados, que fueron abriéndome nuevos rumbos y me ayudaron en la búsqueda de mi propia voz. Y con esto no estoy dando por sentado que la haya encontrado, voy caminando en esa búsqueda. Una búsqueda eterna y sumamente placentera.
Entre mis referentes están César Vallejo, Salvatore Quasimodo, Catulo, Miguel Hernández, Girondo, Luis Alberto de Cuenca, Alejandra Pizarnik, Borges, Dionisio Ridruejo, Macedonio Fernández, Juan Gelman, entre muchos más. Por supuesto no puedo dejar de nombrar a Marcelo di Marco, hago taller de narrativa con él desde hace ya varios años y no se cansa de enseñarme cosas. No sólo me hace crecer como narradora, si no que también, lo que aprendo de él me hace crecer como poeta.
En los momentos en que la desolación y la incertidumbre es mayor ¿se logran mejores textos?
A veces sí, a veces, no. Es decir, por experiencia, muchas cosas que escribo en momentos de crisis o tristeza, con un buen trabajo de corrección posterior, resultan ser buenos textos. Pero sucede que las emociones fuertes son disparadores muy potentes y no siempre la potencia trae buenos resultados. Me pasa también que en esos momentos difíciles, no puedo escribir nada, quedo rumiando lo que siento y cuando pasa, surge recién ahí el motor de escritura.
¿Cuál es el proceso creativo en tu escritura? ¿Cómo nace el poema?
En mi caso, el poema nace de una imagen que puede surgir de una sensación o de algo que veo. A partir de esa imagen se tejen las otras, se entraman, se besan y se apartan. Danzan las imágenes a un ritmo único y crean al final un todo que transmite la sensación impulsora u alguna otra que se haya ido gestando en la confluencia de los versos.
A veces se escribe por simple impulso, quizás inconsciente. ¿El sentido del poema está siempre presente o surge después de la escritura?
El sentido del poema es relativo. Como toda obra artística es subjetivo. El poeta escribe, el lector siente. El sentir del lector no siempre se da la mano con el sentimiento del poeta al crear los versos. Y está bien que así sea: porque el poema trasciende a su creador y hace huella en el otro. Como decía Baldomero Fernández Moreno: Ante la poesía, tanto da temblar como comprender.
Los poemas de “Terapia intensiva” son relativamente breves, pero en esa brevedad hay una densidad conceptual muy interesante. ¿La brevedad multiplica los significados?
Yo siento que sí. Intento con mis versos justamente eso: multiplicar, decir poco para que lo dicho se intensifique. Para que el lector encuentre, justamente eso que lo une al poema, eso que busca.
En muchos de los poemas de este libro hay un dolor intenso, un desgarramiento. ¿Qué buscás con ese interés por mostrarlo?
Lo dicho, hacer sentir al lector. Darle la herramienta para dolerse él, para sentirse en el poema, para adaptarlo a su sentir, para que el poema lo toque.
¿Porqué la expresión médica para el nombre del libro: “Terapia Intensiva”?
El título del libro no fue elegido por su potencial poético. Estar en terapia intensiva implica estar en un punto decisivo, en absoluta soledad, a merced de la incertidumbre, del dolor, ajeno a todo. Si se quiere, también impotente ante el destino. En ese punto se ve una realidad nueva y féroz. Se lucha por vivir o morir en el intento. Los poemas de este libro son el testimonio vital de esa lucha. De ese momento en que uno se siente en el borde y duda. Ahí, en ese punto intermedio, se escribe el ultimátum y se decide por sí o por no.