Desde el año 2012 los argentinos tenemos un día especial para celebrar el encanto de perdernos entre mundos fantásticos que están al alcance de la mano: basta con hundir la nariz en un libro de cualquier tipo para viajar a un tiempo otro que nos llena por completo. El Día del Lector se eligió en homenaje al natalicio de Jorge Luis Borges, uno de los más grandes autores (y lectores) que ha dado este país.
A lo largo de la nación, acontecieron diversas conmemoraciones para celebrar el hábito de la lectura. Lo curioso es que la línea ferroviaria Urquiza no fue la excepción: durante la mañana del 24 de agosto se llevó a cabo una suelta de libros sorpresa en la estación Federico Lacroze. Esto se logró gracias al apoyo de la Fundación El Libro, entidad sin fines de lucro, que busca incentivar la lectura y la promoción de la actividad editorial. Los primeros usuarios que abordaron el tren matutino se llevaron una grata alegría: más de quinientos libros fueron colocados en los asientos de las formaciones para que cada uno pudiera llevarse, de forma gratuita, un ejemplar para disfrutar en el viaje.
Lucía Ginzo, gerente de Relaciones Institucionales de Metrovías, declaró que en conjunto con la Fundación pensaron la acción teniendo en cuenta el tiempo de viaje de los usuarios y su manera de transitarlo: “con un celular, con una charla, con la música o con la lectura. Nos propusimos transformar el viaje de nuestros usuarios a través de una intervención que los sorprenda”. De esta manera, se buscó promover la lectura y la circulación de diversas expresiones culturales, que enriquecen la experiencia a bordo.
En una época en la que el uso de dispositivos electrónicos, como el celular, ha tomado la delantera entre los usuarios de trenes, colectivos y subtes, es una gran idea retomar las bases del libro-objeto aunque sea por un ratito.