La oscuridad también se hereda

Mauro Andrizzi:“Me interesó jugar con las cuestiones de la tradición y ver cómo esas tradiciones milenarias todavía sobreviven en una ciudad hipermoderna como Shanghai”
sábado 29 de octubre de 2016
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lunes 31 de octubre de 2016

La oscuridad también se hereda

Continuamos con el especial de r.MUTT de Halloween: Joe Hill ha seguido los pasos de su padre, el célebre Stephen King, y en poco tiempo se ha convertido en uno de los mejores escritores de terror de los últimos años. En su primera novela, El traje del muerto (Heart-Shaped Box, 2007), demuestra un estilo perspicaz y sutil pocas veces visto en los autores del género.

La oscuridad se hereda Foto portada

No es fá­cil en­con­trar un buen au­tor de obras de te­rror, un gé­ne­ro en el cual mu­chos sue­len caer en el lu­gar co­mún. Ante la pro­li­fe­ra­ción de las pe­lí­cu­las en don­de ado­les­cen­tes de hor­mo­nas al­bo­ro­ta­das son per­se­gui­das y ase­si­na­das por un ser de ca­rac­te­rís­ti­cas so­bre­na­tu­ra­les, el pú­bli­co que bus­ca bue­nos ar­gu­men­tos de te­mo­res irra­cio­na­les y no­ches fan­tas­ma­les se sien­te de­cep­cio­na­do. En ge­ne­ral, la nue­va li­te­ra­tu­ra de te­rror no sue­le prac­ti­car el arte de lo su­til y más que su­ge­rir, se ex­pli­ci­ta de­ma­sia­do. Sin em­bar­go, los aman­tes del gé­ne­ro a ve­ces te­ne­mos suer­te y una pe­que­ña joya apa­re­ce, una obra que bri­lla por sí sola y se des­ta­ca en­tre las de­más.

Este es el caso de la obra de Jo­seph Hills­trom King (me­jor co­no­ci­do sim­ple­men­te como Joe Hill), quien se ha con­ver­ti­do en una de las fi­gu­ras más pro­mi­nen­tes de la li­te­ra­tu­ra de te­rror de los úl­ti­mos años. Ga­na­dor de nu­me­ro­sos pre­mios —en­tre ellos el Bram Sto­ker Award por la me­jor co­lec­ción de fic­ción, un Lo­cus Award y el Bri­tish Fan­tasy Award por lo me­jor del nue­vo ho­rror en 2008—, el se­gun­do hijo de Step­hen King es­con­dió su ver­da­de­ra iden­ti­dad al mun­do para es­ca­par de la som­bra de la fama pa­ter­na y te­ner la li­ber­tad de ha­cer su pro­pio ca­mino. Su fi­lia­ción con el acla­ma­do rey del te­rror era un se­cre­to que hu­bie­ra pre­fe­ri­do guar­dar, pero la re­vis­ta Va­riety se en­car­gó de ha­cer­lo pú­bli­co.

La oscuridad se hereda foto 1

Hill es afi­cio­na­do a las pe­lí­cu­las de te­rror cla­se B, aman­te del heavy me­tal y fa­ná­ti­co de los có­mics (es­cri­bió Loc­ke & Key, con­si­de­ra­do por la crí­ti­ca es­pe­cia­li­za­da como uno de los me­jo­res có­mics de te­rror de los úl­ti­mos años). Pu­bli­có su pri­me­ra no­ve­la, El tra­je del muer­to, en 2007. En ella, Ju­das Coy­ne, un can­tan­te de heavy me­tal de cin­cuen­ta años y un poco has­tia­do de su pose de rocks­tar, ali­men­ta su fas­ci­na­ción por los ob­je­tos que haya es­ta­do in­vo­lu­cra­dos en al­gu­na es­ce­na vio­len­ta o so­bre­na­tu­ral: la con­fe­sión de una bru­ja an­tes de ser eje­cu­ta­da en Sa­lem, una ca­la­ve­ra de un cam­pe­sino del si­glo XIX que evi­den­cia una tre­pa­na­ción —in­ter­ven­ción mé­di­ca que con­sis­te en agu­je­rear el crá­neo del pa­cien­te— y un vi­deo snuff —una gra­ba­ción de un cri­men real— son par­te de la co­lec­ción de Coy­ne a que se de­di­ca de lleno, una vez re­ti­ra­do del mun­do de la mú­si­ca. En una oca­sión, com­pra por In­ter­net el tra­je de un muer­to que, se­gún su ven­de­dor, trae con­si­go un fan­tas­ma. A pe­sar de su es­cep­ti­cis­mo, Coy­ne lo ad­quie­re de to­das ma­ne­ras y este he­cho fa­tal mar­ca el co­mien­zo de su pe­sa­di­lla: el fan­tas­ma al­ber­ga un de­seo de ven­gan­za con­tra él y su meta es lo­grar em­pu­jar­lo al sui­ci­dio. Jun­to a Geor­gia, su jo­ven no­via, Ju­das Coy­ne co­mien­za su tra­ve­sía en bus­ca de la iden­ti­dad del muer­to y los mo­ti­vos de la ven­gan­za.

La oscuridad se hereda foto 2

Más allá de la tra­ma te­rro­rí­fi­ca y la in­clu­sión de al­gu­nas des­crip­cio­nes ver­da­de­ra­men­te san­grien­tas, Hill po­see un es­ti­lo su­til. Sabe dar la in­for­ma­ción ne­ce­sa­ria para ge­ne­rar la do­sis jus­ta de an­sie­dad y cu­rio­si­dad para atra­par al lec­tor, quien una vez en sus ga­rras, no pue­de sino leer el pró­xi­mo ca­pí­tu­lo. A me­di­da que avan­za el re­la­to de El tra­je de muer­to, el via­je re­tros­pec­ti­vo de la vida de Coy­ne se vuel­ve más os­cu­ro. El pa­sa­do que ha in­ten­ta­do de­jar atrás re­sur­ge y las con­se­cuen­cias de sus ma­las de­ci­sio­nes se pre­sen­tan ante él para ha­cer­le du­dar de su in­te­gri­dad e ins­ta­lar la idea en su ca­be­za de que lo que su­fre es lo que real­men­te me­re­ce. Hill jue­ga con re­fe­ren­cias al es­te­reo­ti­po del rocks­tar (el tí­tu­lo ori­gi­nal de la no­ve­la alu­de a una can­ción de la ban­da grun­ge Nir­va­na) para, a tra­vés de ellas, mos­trar los úl­ti­mos mo­men­tos de un hom­bre en sus cin­cuen­tas, can­sa­do de la vida que eli­gió. De esta ma­ne­ra, la tra­ve­sía que se ini­cia para co­no­cer el ori­gen de esa ven­gan­za tam­bién se vuel­ve una gran re­fle­xión de su vida an­tes de des­pe­dir­se de ella.

Las bue­nas his­to­rias de te­rror con­tie­nen algo más que fan­tas­mas, muer­te y san­gre. Nos acer­can el re­la­to, mu­chas ve­ces la­men­ta­ble y te­rri­ble, de es­pí­ri­tus en pena. Como dice Chris­top­her Gol­den en el pró­lo­go de Fan­tas­mas (20th Cen­tury Ghosts, 2005), el pri­mer li­bro pu­bli­ca­do de Hill, “la ma­yo­ría de quie­nes prac­ti­can el arte de lo in­quie­tan­te sue­len ir di­rec­to a la yu­gu­lar, ol­vi­dan­do que los me­jo­res de­pre­da­do­res son siem­pre si­gi­lo­sos. No tie­ne nada de malo lan­zar­se a la yu­gu­lar de vez en cuan­do, evi­den­te­men­te, pero los es­cri­to­res de ver­da­de­ro ofi­cio y ta­len­to siem­pre se guar­dan mas de una car­ta en la man­ga”. Joe Hill hace uso de to­dos los re­cur­sos del gé­ne­ro con mu­cha as­tu­cia, de­jan­do en mu­chos ca­sos que el lec­tor com­ple­te la es­ce­na. De ma­ne­ra se­duc­to­ra, nos su­su­rra en la os­cu­ri­dad para con­du­cir­nos a los rin­co­nes más os­cu­ros de nues­tros mie­dos. Po­de­mos de­cir, sin te­mor a equi­vo­car­nos: de tal pa­dre, tal as­ti­lla.

Samanta Gamarra
Samanta Gamarra
Estudiante avanzada de la carrera de Letras (UBA), orientación en teoría literaria. Presentó la ponencia "Este es mi diseño: la estética del crimen en la serie Hannibal de Brian Fuller" en el II Coloquio de Humanidades y Ciencias Sociales sobre Culturas y Consumos Freaks (2015).Co-creadora de “KAPOW!”, un taller introductorio sobre la historia del cómic y la novela gráfica, en la plataforma de contenidos de Horno Cerebral.