Tener la oportunidad de entrevistar a un actor de renombre internacional no es algo que se dé todos los días, y Ayalén Báez aprovechó esta ocasión para hacerle al actor Llorenç González todas esas preguntas que siempre se imaginó que le haría si alguna vez lo tuviese en frente. Desde cómo ve a la profesión hasta cuál es su película favorita, quedó sólo una pregunta pendiente que quizás, en alguna otra oportunidad, tendrá su respuesta.
Para Llorenç, a quien conocemos mayormente por sus papeles en Gran Hotel (Andrés) y Velvet (Jonás), lo más importante para actuar es saber transmitir y “que aquello que tú estás contando le toque al espectador”. Esto mismo aplica en su espectáculo, donde cuenta durante poco más de una hora cómo fue su viaje por Argentina en 2016, un viaje que no sólo le sirvió para conocer nuestro país sino que también lo ayudó a descubrirse mejor a sí mismo.
El espectáculo Tocando al frente es una experiencia de viaje en la que Llorenç te agarra de la mano y te lleva a viajar con él por Buenos Aires, Iguazú, Salta, Península Valdés, El Calafate y El Chaltén, haciéndote notar cosas que parecen tan cotidianas para nosotros que no les prestamos la suficiente atención. El viaje al que él te invita no es sólo un redescubrimiento de nuestra flora y fauna local, sino una apertura de los sentidos que enciende la llama interior y te hace más consciente de tu propia existencia.
Algo particular del espectáculo es su forma artesanal, algo que Llorenç hizo intencionalmente no sólo con la puesta en escena sino también con los recursos. Un ejemplo de ello es el cielo que aparece en una escena de lo más conmovedora, que fue realizado por él: “A mí me interesaba esta cosa artesanal y yo quería en algún momento explicar esta sensación que tuve de un cielo desconocido para mí, que era del hemisferio sur. Pasé por muchas fases con este cielo, estuve buscando lámparas y lo que armé primero fue la parte de encima que es en realidad de cualquier lámpara y yo con un taladro lo fui agujereando. Fue un trabajo de semanas, de ir comprando cosas que no servían. Yo incluso quería que por los agujeros se viera la constelación pero era ya demasiado. Mi preocupación era crear estos climas y estos ambientes, para hacer viajar al espectador a través de la sensación.”
Sobre su trabajo como actor, nos contó una intimidad de su oficio: “antes de actuar hago una pequeña meditación, una concentración con un pequeño mantra” para encarar la función. También nos reveló que “hay cosas que yo estoy trabajando en la vida, relaciones de amistad o la familia y demás, que a veces las resuelvo antes en escena y eso me sirve para extrapolarlo de alguna manera. Y es gracioso porque a veces la confianza que uno tiene encima de un escenario (cuando algo está escrito y uno tiene que navegar por ahí) es mucho más grande que en la vida real. No creo que sea del todo bueno pero en un escenario estás protegido a pesar de la exposición, porque de última todo lo que pasa ahí es mentira.”
Respecto a la repetición, que es una inquietud que preocupa mucho a quienes se dedican a las artes escénicas, Llorenç opina que para que tu actuación siempre parezca como la primera vez “lo primero es ser consciente de que no es la primera vez. Excepto el día del estreno, que en realidad no porque ya has estado ensayando. Tiene que ver con la capacidad de cada uno de saber ponerse en presente. Yo voy a empezar este espectáculo, no sé cómo va a ir, sé lo que tengo que decir pero voy a intentar hacer el ejercicio de ir encontrándome todo el rato, no avanzar nada.”
Al hablar del rechazo en las audiciones, nos contó que “es una tristeza cuando te dicen que no, pero no debes tomarlo nunca como personal (o al menos si no te dan motivos) y no pensar que esa decisión tiene que ver con tu talento. Hay tantos factores que intervienen en la decisión de que tengas un personaje o no que no depende de ti, incluso de lo bien o mal que lo hayas hecho en la prueba. Es difícil reprocharse a uno mismo y también a los demás, y me refiero al director de casting, porque buscan una cosa tan concreta muchas veces que ahí está cómo cada uno calma los ánimos con eso.”
La carrera de Llorenç no sólo sabe de televisión sino que también ha incursionado mucho en el teatro, una de las preguntas fue si le gustaría hacer otros musicales después de haber hecho Billy Elliot en Madrid, y nos dijo que “sí, sobre todo me gustaría volver a tomar clases de canto porque hace tiempo que no recibo clases y lo empiezo a notar. En Billy Elliot estuve tres meses y terminé un poco tocado, son ocho funciones a la semana y es un desgaste fuerte, y si tienes un poquito más de técnica lo pasas mucho mejor, cuidas un poco más el instrumento.”
En esta misma senda vocal, no podíamos no preguntarle cómo fue el cambio de voz en el personaje de Andrés en Gran Hotel y su respuesta fue realmente sorprendente: “en realidad lo hice no directamente consciente, es decir, lo que le pasaba al personaje y la postura que adoptaba y demás vino solo, no fue algo pensado. Es una voz más apagada, mucho más tímida. Pero no fue algo pensado, salió así. Fue algo orgánico que apareció y yo me tuve que dar cuenta después.” Y siguiendo con Gran Hotel, le preguntamos si le gustaría hacer a un villano y nos respondió que “sí, explorar el lado oscuro siempre es interesante y si es encima de un escenario mejor todavía porque estás absolutamente protegido.”
En cuanto a sus sueños, en una oportunidad Llorenç dijo que le gustaría protagonizar un musical de Bertolt Brecht y Kurt Weill, hacer cine europeo y levantar un espectáculo propio. Como lo último ya lo hizo, quisimos saber si los otros seguían en pie y nos dijo que “las inquietudes con lo que tiene que ver con toda la profesión de actor las sigo teniendo. Hacer un espectáculo propio fue abrir una puerta muy grande porque ya tengo ideas para tres o cuatro más, entonces ahí están. Lo del musical de Kurt Weill y Brecht, me gusta lo que proponen porque se van un poco de la comedia musical más típica del estilo me siento triste me pongo a cantar. Sus musicales son más narrativos y la música es un elemento más de dramaturgia de la obra, son canciones difíciles, no son tan melódicas pero sigue siendo comedia musical y tiene sus elementos, pero acercándose más a algo narrativo.”
La película favorita de Llorenç González es El tren de la vida (Mihaileanu R., 1998, Train de vie) y además de hablar español y catalán sabe un poco de italiano, francés e inglés, algo que para él es interesante porque “es más divertido y te encuentras haciendo cosas que no haces normalmente. Acá (en mi espectáculo Tocando al frente) me atrevo a hablar en argentino. Además es bonito ver de cada idioma qué cosas se parecen, qué cosas no, qué cosas tienen sentido. Por ejemplo cuando llegué acá me pasé mucho tiempo intentando descifrar por qué al subte se le llama subte, y mira que es tan sencillo como decir subterráneo.”
Al preguntarle si hay un hobby que lo ayude como actor, a Llorenç le gusta nadar y lo puede relacionar con su profesión porque “tiene algo de constante, de que tienes que ir nadando y volviendo, y creo que la actuación tiene que ver con algo de eso, con agarrar un ritmo y si estás cansado paras, pero siempre en movimiento. Caminar por la montaña también, para mí caminar por donde sea es como una manera de meditar, es el ritmo adecuado para cuestionar todo lo que me pasa. Tengo un problema: me voy a caminar; tengo una inquietud: me voy a caminar; tengo una tristeza: me voy a caminar, como una forma de procesar. Y si lo sumas a caminar por la naturaleza ya es como ir a terapia.”
En una entrevista realizada para un medio español, Llorenç González dijo que hay que amar la trama más que el desenlace. Le preguntamos si sigue pensando igual y nos dijo: “sí, absolutamente, y además creo que cada vez me interesa más el durante que el destino que finalmente siempre va a llegar, es un gran ejercicio de presencia. Por ejemplo acá en Argentina noté que se funciona a sensaciones y no tanto a pensamientos y organizaciones, y ahí es cuando de repente me doy cuenta de amar más la trama que el resultado, porque pasan cosas inesperadas y tienes que estar presente para solucionar esto que te lleva a lo otro. Para mí con las funciones es absolutamente satisfactorio porque están llenísimas todas, agregaron más. Aquí hay una capacidad, que a mí me atrae, de estar ahí.”
Para finalizar, Llorenç nos regaló una reflexión sobre Les Luthiers, artistas que admira mucho. “Hay un tiempo de adecuación. Hay un cuestionamiento abierto de si Les Luthiers podrá seguir eternamente. Creo que la fórmula sí, pero adecuarse a los nuevos requiere un tiempo.” Al comentarle que su espectáculo tiene algo de la chispa de Les Luthiers su respuesta fue categórica “¿se ve?”.
Agradecemos a Llorenç por su tiempo y su simpatía, porque fue un placer poder compartir una charla tan amena. Quedó en el tintero la pregunta “si pudieras tomar un café con un personaje que admiras, ¿a quién elegirías y por qué?”, pero nos quedaremos con la duda.
¿Qué? Tocando al frente.
¿Dónde? Teatro El Vitral (Rodriguez Peña 344, CABA)
¿Cuándo? Jueves y viernes 21 horas (hasta el 12/10).
¿Cuánto? Entradas a $550.