La encantadora David nos transporta hacia fines de la década de 1950, en la historia de una joven actriz y su deseo de trascender, de hacer todo lo posible y mucho más para convertirse en una gran estrella del cine, amada y siempre recordada. La señorita Elena David (interpretada por Belén Ucar) viaja a una peligrosa isla del Litoral argentino acompañada por su abuela Francisca (Maiamar Abrodos) para formar parte de una película de clase B que promete ser una gran oportunidad en su camino como actriz hacia la profesionalidad y el éxito anhelado. Luego de una larga, acalorada y agotadora travesía, la joven y su abuela llegan a un set de filmación inhóspito y silvestre para descubrir que el equipo no ha llegado y que deberán trabajar únicamente con el excentrico y apuesto director (Sebastián Villagra) y “La Rosana” (Mariel Vélez), una lugareña experta en todos los recovecos, secretos y terrores de la isla. Toda la felicidad que implica el proyecto y las ganas por iniciar la filmación se tiñen de las miserias personales y de las ambiciones brumosas que cada uno de los personajes deja escapar. El afán del director por lograr una obra de arte nunca antes vista expone intenciones ocultas que alertan a la abuela de Elena. Lo que se creía como un proyecto cinematográfico profesional de calidad se convierte en una realidad grotesca y obscena. Es así como Elena deberá decidir frente a la encrucijada de respetar el designio de su abuela o de entregarse salvaje y plenamente al ojo de la cámara. Ser una nieta obediente y dispuesta, o liberarse a la pasión y abandonarse a los bajos instintos en la búsqueda de su propia naturaleza.
La obra –con dramaturgia y dirección de Gonzalo Quintana, y la dirección musical de Amalia Escobar– construye una puesta con música en vivo que se desprende de ritmos nacionales. Al igual que en su trabajo anterior (Los magníficos Delgado), Quintana apuesta a una producción de teatro musical independiente inspirada en ritmos y estilos propios del folklore, un género musical autóctono, alegre y festivo. Asimismo, La encantadora David presenta una estética que remite al cine de Armando Bó y la Coca Sarli, con elementos propios del melodrama y personajes tópicos como la femme fatale o “mujer deseo”. El cine erótico de Bó nos encauza en deseos, aspiraciones y pasiones; en la posibilidad de una liberación sexual femenina frente al hostigamiento del orden moral y los valores sociales. Esta obra hace honor a aquellas películas con locaciones plagadas de escenarios naturales en donde el cuerpo de la mujer se ofrece como fetiche, como objeto de disfrute frente al mecanismo voyeurístico.
Finalmente, la frutilla del postre es la inclusión de lo monstruoso. Quintana se permite un libre juego maravilloso, en donde entrelaza el mundo erótico con la tradición clásica del cine de monstruos de Universal Studios. En el rodaje que llevan a cabo los personajes de la obra se presenta un retrato del cine de monstruos propio de la época, similar a La Cosa del Pantano (Wes Craven, 1982): se proponen narrar la enigmática relación entre una mujer y aquel monstruo de las profundidades, una criatura perdida entre lo marino y lo terrestre.
La encantadora David entrecruza el lenguaje teatral con el cinematográfico. Es un espléndido cóctel de cultura masiva, estética kitch, humor absurdo y grotesco. Mucha ironía y humor negro a través de la comedia musical que juega con el deseo carnal, los roles de género, la frivolidad, la ostentosidad y la exageración. Una hermosa reflexión sobre la pasión por trascender y el anhelo de crear algo único.
¿Qué? La encantadora David.
¿Dónde? La Carpintería (Jean Jaures 858, CABA).
¿Cuándo? Los jueves a las 20:30 horas.
¿Cuánto? Entradas a $250 / $200 Est y jub.
Ficha técnico artística: Dramaturgia: Gonzalo Quintana. Actúan: Maiamar Abrodos, Belén Ucar, Mariel Vélez y Sebastian Villagra. Músicos: Amalia Eugenia Escobar, Ciro Gargaglione, Eugenio Schraier y Federico Siskny. Escenografía: Lucila Rojo. Objetos: Jesica Troli. Peinados: Vilma Encina. Maquillaje: Vilma Encina. Diseño de vestuario: Javier Ponzio. Diseño de luces: Eduardo Pérez Winter. Visuales: Eliana Agüero, Gastón Marín, Gonzalo Quintana y Hernan Quintana. Música original: Amalia Eugenia Escobar. Stage Manager: Hernan Quintana. Fotografía: Gastón Marín. Diseño gráfico: Sebastián Hammett. Asistencia de dirección: Luciana Lippi. Producción artística: Estanislao Otero Valdez. Dirección musical: Amalia Eugenia Escobar. Dirección Coreográfica: Mariel Vélez. Dirección: Gonzalo Quintana.