El problema de madurar en una sociedad machista

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El problema de madurar en una sociedad machista

La culpa de nada es una obra que pone en jaque al matrimonio, al proyecto familiar y a las amistades a través de una mirada cómica, irónica y lúcida de los tiempos que corren.

An­drea –ma­dre y es­po­sa– pre­pa­ra ner­vio­sa el cum­plea­ños sor­pre­sa a Ma­riano, su ma­ri­do. Con­tra su de­seo, in­vi­ta a los ami­gos de él, con la in­ten­ción de com­pla­cer­lo y así re­pa­rar su cri­sis de pa­re­ja. De­di­có todo el día a apren­der re­ce­tas de co­ci­na ju­día y pre­pa­ró una can­ti­dad de co­mi­da para el do­ble de los asis­ten­tes. La co­mi­da ser­vi­rá de ex­cu­sa para la char­la y tam­bién para ta­par con su ex­ce­so los hue­cos vin­cu­la­res que se vis­lum­bran en el gru­po. Pri­me­ro lle­ga Gas­tón, el ami­go po­lí­ti­ca­men­te co­rrec­to que quie­re que to­dos es­tén bien. Ayu­da a An­drea e in­ten­ta pa­liar su an­sie­dad y ner­vio­sis­mo. Con la lle­ga­da de Ni­co­lás y su es­po­sa Lu­cia­na el am­bien­te se ten­sio­na. La mu­jer cri­ti­ca la dis­po­si­ción del es­pa­cio y las cos­tum­bres de la ama de casa, ha­bla cons­tan­te­men­te por te­lé­fono con la ni­ñe­ra, a quién tam­bién cri­ti­ca y nin­gu­nea. Él se mues­tra úni­ca­men­te preo­cu­pa­do por en­con­trar la ma­ne­ra de ver el par­ti­do de fút­bol de fi­na­les de copa Li­ber­ta­do­res. Lue­go lle­ga la Tana, mu­jer de cuer­po exu­be­ran­te. Una ami­ga de los mu­cha­chos que, pese a co­no­cer­los hace sólo tres me­ses, sabe más de ellos que sus pro­pias es­po­sas.

Por em­pe­zar, nin­guno de los asis­ten­tes desea es­tar allí. Van al fes­te­jo para que­dar bien con la fa­mi­lia del aga­sa­ja­do, pero esa co­rrec­ción poco a poco se irá trans­for­man­do. El cum­plea­ños se con­vier­te en una ba­ta­lla cam­pal, con vo­la­du­ra de co­mi­da in­clui­da, y el in­vi­ta­do es­pe­cial no hace su apa­ri­ción. An­drea co­mien­za a sos­pe­char que algo ex­tra­ño su­ce­de, los ami­gos y la Tana cu­bren a Ma­riano e in­ven­tan ex­cu­sas por su de­mo­ra. Ha­blan en có­di­go, re­cuer­dan un via­je re­cien­te a Cór­do­ba y las es­po­sas se sien­ten ex­clui­das. Cuan­do fi­nal­men­te el cum­plea­ñe­ro lle­ga, el cli­ma es tan ten­so que po­dría cor­tar­se con el mis­mo cu­chi­llo que An­drea usó para cor­tar la tor­ta an­tes de tiem­po, re­sig­na­da y enoja­da. Con la in­ten­ción de dar ex­pli­ca­cio­nes, pri­me­ro Ma­riano y lue­go cada in­vi­ta­do in­cu­rre en una ca­ta­ra­ta in­ter­mi­na­ble de men­ti­ras y dis­cur­sos fal­sos so­bre el amor, la amis­tad y el ma­tri­mo­nio.

Fi­nal­men­te las más­ca­ras so­cia­les caen y to­dos mues­tran su hi­la­cha. La cul­pa de nada es una co­me­dia dra­má­ti­ca que in­da­ga en las con­se­cuen­cias de las men­ti­ras que cada uno se ha creí­do. Los asis­ten­tes se en­ga­ña­ron de ma­ne­ras dis­tin­tas a sí mis­mos, y se sien­ten frus­tra­dos por ha­ber com­pra­do un cuen­to que no sa­ben cómo con­tar. ¿Qué lu­gar eli­gió cada uno en la di­ná­mi­ca fa­mi­liar y en la so­cie­dad? Las mu­je­res se sien­ten mero ob­je­to a tra­vés de la vi­sión de los hom­bres que las so­me­ten se­xual­men­te o las ig­no­ran. Los hom­bres se ob­ser­van per­dien­do cier­tos pri­vi­le­gios que creían te­ner den­tro de la casa, al mis­mo tiem­po que des­cu­bren que la amis­tad no tie­ne que ser si­nó­ni­mo de clan ma­chis­ta. Los víncu­los crea­dos en­tre es­tas per­so­nas que se co­no­cen hace años, se ven irre­me­dia­ble­men­te mo­di­fi­ca­dos por el paso del tiem­po, y ya na­die en­ca­ja en el rol que creía que de­bía re­pre­sen­tar.

Con lo­gra­dos per­so­na­jes, los ac­to­res cons­tru­yen un in cres­cen­do dra­má­ti­co pro­fun­do y an­gus­tian­te, apo­ya­dos en una dis­po­si­ción es­cé­ni­ca que co­la­bo­ra para ese fin. La cri­sis que atra­vie­san tie­ne mu­cho que ver con las con­se­cuen­cias de ser adul­tos: pa­rar­se fren­te a cier­tos su­pues­tos, nor­mas de con­duc­ta e ins­ti­tu­cio­nes que ne­ce­si­tan cues­tio­nar. El paso ha­cia la ma­du­rez tie­ne sus be­ne­fi­cios pero tam­bién sus cos­tos.


¿Qué? La cul­pa de nada.

¿Cuán­do? Los sá­ba­dos a las 22:30 ho­ras.

¿Dón­de? El ca­ma­rín de las mu­sas (Ma­rio Bra­vo 960, CABA).

¿Cuán­to? En­tra­das $250. Est y jub $200.


Ficha técnico artística
Dramaturgia: Victoria Hladilo.
Actúan: Leonardo Azamor, Mariano Farrán, Victoria Hladilo, Sabrina Lara, Julieta Petruchi y Manuel Vignau.
Vestuario: Laura Staffolani.
Diseño de escenografía: Magali Acha.
Diseño de luces: Magali Acha y Esteban Perroud.
Diseño sonoro: Damián Turkieth.
Realización de escenografía: Manuel Escudero.
Música original: Gabriel Chwojnik.
Fotografía: Luis Abadi.
Diseño gráfico: Trineo.
Asistencia técnica: Natalia Rodriguez.
Asistencia de dirección: Mercedes Quinteros.
Prensa: Daniel Franco y Paula Simkin.
Coreografía: Margarita Molfino.
Dirección: Victoria Hladilo.
Melina Martire
Melina Martire
Licenciada en Artes Combinadas (UBA). Especialización en Diseño y Planificación de Proyectos Culturales en la Alianza Francesa. Cursando el Posgrado en Gestión Cultural y Comunicación en FLACSO. Trabajó en múltiples obras de teatro como gestora de prensa. Fue redactora de Revista Cultural Originarte.org, ha publicado en Revista Telón de Fondo. Actualmente es redactora estable de críticas del área escénicas de Revista Funcinema, Revista Mutt y Revista Colofon.