Por Malena Boero
Para quienes saben apreciar la perfecta relación que existe entre la música y el movimiento es indispensable que conozcan a Grupo Corpo. Si bien el concepto de perfección es –por suerte– cuestionado hoy en día, tanto el nivel de precisión temporal, como el manejo del espacio y el despliegue de las posibilidades corporales de estos bailarines, no dejan mucho lugar a otro adjetivo que no sea “perfecto”. La compañía se caracterizó históricamente por desarrollar un lenguaje corporal particular. Con los años, el grupo forjó una identidad que puede reconocerse fácilmente luego de haber visto más de una obra, donde se hace clara la importancia que otorgan al juego entre climas sonoros y calidades de movimiento. Lo interesante radica en la imposibilidad de advertir qué cosa viene antes o después. Podría pensarse de dos modos. Por un lado como si tomaran una obra musical, la desmenuzaran al máximo y a partir de eso armaran un diseño espacial y corporal de gran complejidad. Por otro, como si el compositor musical hubiese encontrado las rítmicas y melodías exactas para esos movimientos milimétricamente calculados. Es casi nula la importancia de saber cuál fue la metodología utilizada, ya que de todas maneras el espectador entrará en cierto estado hipnótico gracias a estas impactantes destrezas coreográficas.
Un Teatro Coliseo repleto respiraba un aire de gran expectativa al momento de empezar la función. Comienza la noche con Suíte Branca. La obra presenta un paisaje totalmente blanco: el grupo de bailarines en escena visten en dicho tono. El efecto causado es de una trama que se cierra y se abre, se expande o se aplana. Aparecen solos, en dúos, en secuencias grupales al unísono o no y en entradas y salidas al espacio escénico que suelen acoplarse a lo que sucede. Es digno de ver las habilidades que estallan estos cuerpos que se desplazan con suma rigurosidad, pero sin perder una gran riqueza de soltura. Un sabor brasilero se transmite a cada paso.
Luego de unos veinte minutos de intervalo, se vuelve a subir el telón y esta vez el color aparece en escena. El rojo y el azul son los elegidos para el vestuario y el contraste lumínico que generan es la característica principal de Danza Sinfónica. Esta obra fue realizada especialmente para celebrar los cuarenta años de la compañía. En ella se refleja la excelencia y el máximo potencial del grupo brasilero. Acrobacias y pasos sumamente complejos deslumbran al espectador, que a la vez se conmueve por la carga emotiva que acumulan estos cuerpos.
Afortunadamente, hay una enorme cantidad de material fílmico de la compañía para ver. Recomiendo que dediquen un tiempo para apreciar las tan espectaculares imágenes de este lenguaje único.
Ensayo de Danza Sinfónica
Ficha técnica
Bailarines: Andressa Corso, Bianca Victal, Carol Rasslan, Dayanne Amaral, Edimárcio Júnior, Edson Hayzer, Elias Bouza, Filipe Bruschi, Gabriela Junqueira, Grey Araújo, Helbert Pimenta, Janaina Castro, Luan Batista, Lucas Saraiva, Malu Figueirôa, Mariana do Rosário, Rafael Bittar, Rafaela Fernandes, Silvia Gaspar, Williene Sampaio, Yasmin Almeida.
Director Artístico: Paulo Pederneiras.
Coreógrafo: Rodrigo Pederneiras.
Suíte Branca:
Coreografía: Cassi Abranches.
Música: Samuel Rosa.
Escenografía: Paulo Pederneiras.
Vestuario: Freusa Zechmeister.
Iluminación: Paulo Pederneiras and Gabriel Pederneiras.
Dança Sinfônica:
Coreografía: Rodrigo Pederneiras.
Música: Marco Antônio Guimarães.
Escenografía: Paulo Pederneiras.
Vestuario: Freusa Zechmeister.
Iluminación: Paulo Pederneiras and Gabriel Pederneiras.