Cuando un director de teatro lleva a escena el texto de otro autor se realiza un cruce, una apropiación y transformación. Tal como la plasticidad de la masilla, la obra no deja de ser la misma, pero se impregna de todo el mundo creativo que brota del nuevo manipulador, que trae sus marcas personales. El proceso creativo de la adaptación –o el montaje en sí mismo– y los condicionantes entre el “original” y la “conversión” conllevan un diálogo implícito entre ambos autores. Pero, ¿qué ocurre cuando delimitamos el foco de atención a las nacionalidades, a las fronteras del mundo y a sus diversas culturas? Ahí debemos pensar en cómo ejerce influencia el país natal sobre la obra del autor y qué aporte o relectura puede surgir de la misma cuando llega a manos de alguien en otra parte del mundo.
El Festival Internacional de Dramaturgia Europa + América presenta un montaje de literatura dramática extranjera, al generar un cruce entre directores teatrales argentinos y la dramaturgia de autores provenientes de Alemania, Austria, Brasil, Croacia, España, Francia, Italia, Polonia, Rumania, Suiza, y Uruguay. Matías Umpierrez –como director y curador del Festival– presenta Europa + América como un espacio que “navega entre diversos conflictos locales-globales y los cambia de escenarios, o territorios, para resignificarlos en el encuentro entre las dramaturgias contemporáneas de América y Europa.” De esta forma, permite acercar a la cartelera porteña un panorama del teatro internacional actual, al traer obras del afuera intervenidas por directores del adentro, que modifican y mezclan su procedencia local.
Entre las obras presentadas se encuentra Mishelle di Sant’Oliva de la italiana Emma Dante, dirigida por el argentino Alfredo Staffolani. Esta obra elegida dentro del teatro italiano contemporáneo presenta un texto que juega con la angustia del pasado, del abandono y la lucha por cambiar, por seguir hacia la transformación. Es la historia de un padre y su hijo, ambos dejados por la misma mujer, la esposa y la madre. El vínculo de los dos hombres ahogados dentro de la misma casa hace años se focaliza en el encierro, el reclamo y la falta.
¿Qué queda después del abandono? El encierro y el ahogo, esperar a la muerte o salir en busca del amor y cumplir los sueños más profundos. Alfredo Staffolani pone en escena la obra italiana a través de la focalización de los cuerpos sobre un espacio despojado, y lleva a cabo su adaptación por medio de la relación conflictiva entre el padre y el hijo, entre la desesperanza y el desconcierto, con velas, luces de neón, reflejos rosas y música electrónica.
La pieza presenta un montaje que se sostiene y prevalece en las brillantes interpretaciones del dúo protagónico, en el impecable diseño de escenografía e iluminación –a cargo de Magalí Acha– y en la magnífica música e intervenciones sonoras que se concretan en la escena como testigo y acompañante del drama. El sostén de las notas a partir del sonido crudo y digital de la música, y los cambios poéticos de luz, nutre a los cuerpos desamparados, al mismo tiempo que los envuelve y los escucha. La transformación del hijo como un proceso cuidado de travestismo es sostenido por pocos y contundentes elementos que permiten un refinamiento de la caracterización. No se busca el exceso, lo burdo o el cliché, sino la mágica intimidad del deseo propio, del anhelo de ser, de salir y vivir, frente a la lucha interna por el amor al padre y su encierro enceguecedor.
Alfredo Staffolani pone en escena la obra Mishelle di Sant’Oliva mediante una propuesta sensorial que invita al espectador a un registro onírico, a un viaje sensual sobre el cuerpo del encierro.
La obra puede verse en el Teatro del Abasto (Humahuaca 3549) todos los viernes a las 21 horas.
Ficha técnico artística
Autoría: Emma Dante.
Traducción: Pablo Anadón.
Actúan: José Luis Arias y Juan Ignacio Bianco.
Intervención sonora en escena: Valentín Piñeyro.
Diseño de vestuario: Laura Staffolani.
Diseño de escenografía: Magali Acha.
Diseño de luces: Magali Acha.
Diseño se sonido: Magali Acha.
Entrenamiento corporal: Martín Piliponsky.
Asistencia de vestuario: Leonardo Colonna.
Asistencia de dirección: Rodrigo González Alvarado.
Coreografía: Martín Piliponsky.
Dirección: Alfredo Staffolani.