Mi reino por un descubrimiento científico

Una experiencia onírica: Halo de Juana Molina
miércoles 03 de mayo de 2017
El error como transformación: Eric Mandarina
sábado 06 de mayo de 2017

Mi reino por un descubrimiento científico

Cosecha 48 nos presenta un desarrollo científico que cruza las barreras de lo éticamente aceptable, personajes que manipulan y son manipulados, y un pasado que vuelve constantemente al presente para descifrar los sucesos que los llevaron al abismo. 

Dos cien­tí­fi­cos a pun­to de lo­grar un gran des­cu­bri­mien­to que mo­di­fi­ca­rá la me­mo­ria de los su­je­tos, de­pen­den del apo­yo eco­nó­mi­co de una mu­jer. Su asis­ten­te, apa­ren­te­men­te su­mi­so y ton­to, roba su in­ven­to y se des­ha­ce de ellos. Ya en otro tiem­po, otros dos jó­ve­nes cien­tí­fi­cos pre­pa­ran una cena para re­ci­bir a un vie­jo ami­go de sus pa­dres, tam­bién cien­tí­fi­co, que les pide un gran fa­vor. Este lle­ga acom­pa­ña­do de la her­ma­na de ellos y de un mu­cha­cho un poco es­pe­cial. El víncu­lo fa­mi­liar hace tiem­po se rom­pió por las dispu­tas de po­der so­bre la uti­li­dad de los des­cu­bri­mien­tos cien­tí­fi­cos de cada uno. Esa reunión cam­bia­rá el des­tino de to­dos. Una pó­ci­ma es­pe­cial (Co­se­cha 48) que uti­li­zan para brin­dar, es siem­pre el me­dio para ha­cer­se dó­ci­les y en­ga­ñar­se unos a otros. Al fi­nal, sólo aquel que cons­tru­ya de ma­ne­ra más per­fec­ta la far­sa so­bre su ros­tro, sal­drá triun­fan­te.

El vie­jo cien­tí­fi­co, aman­te de Sha­kes­pea­re, sue­ña con in­ser­tar la me­mo­ria del per­so­na­je de Ri­car­do III en un jo­ven, pero las co­sas se sa­len de con­trol y los re­cuer­dos de la épo­ca isa­be­li­na se mez­clan con los su­yos pro­pios, de­ve­lan­do se­cre­tos de ase­si­na­tos y pa­ter­ni­dad. No es ca­sual la elec­ción de este per­so­na­je sha­kes­pe­riano por par­te del dra­ma­tur­go Ni­co­lás Acos­ta; se tra­ta de un hom­bre en­vi­dio­so, am­bi­cio­so y fí­si­ca­men­te des­agra­da­ble que in­ten­ta a tra­vés de crí­me­nes, en­ga­ños, e in­ter­cam­bio de fa­vo­res, ha­cer­se del trono cuya su­ce­sión no le co­rres­pon­de aún. Por lo tan­to, la cues­tión de la éti­ca so­bre­vue­la cons­tan­te­men­te la obra, tra­ba­ja­da en un tono có­mi­co y fres­co. ¿Qué res­pon­sa­bi­li­dad mo­ral le cabe a los cien­tí­fi­cos por las con­se­cuen­cias de sus in­ves­ti­ga­cio­nes? ¿De qué modo sus aná­li­sis in­vo­lu­cran vio­la­cio­nes a prin­ci­pios éti­cos?

En Co­se­cha 48-el ol­vi­do no mue­re, el tono se­rio de los con­cep­tos cien­tí­fi­cos es atra­ve­sa­do há­bil­men­te por el gé­ne­ro far­ses­co, que dota a la obra de un ca­rác­ter flui­do, có­mi­co y di­ná­mi­co que sor­pren­de a cada ins­tan­te.

Las es­ce­nas se in­ter­ca­lan con la in­te­rrup­ción del so­ni­do de un gra­ba­dor en re­tro­ce­so, y los ac­to­res in­tro­du­cen un ha­bla neu­tral y pe­que­ños de­ta­lles del ves­tua­rio para tras­la­dar­se en­tre los per­so­na­jes que in­ter­pre­tan: una vin­cha, un de­lan­tal, el pei­na­do, un guar­da­pol­vo abro­cha­do o des­abro­cha­do, son in­di­cios su­fi­cien­tes para que el es­pec­ta­dor via­je, aten­ta­men­te y sin in­con­ve­nien­tes, ha­cia to­dos los tiem­pos y su­je­tos que son re­pre­sen­ta­dos. Es des­ta­ca­ble el mi­nu­cio­so tra­ba­jo ac­to­ral que les per­mi­te a cin­co ac­to­res desa­rro­llar dos per­so­na­jes cada uno. Por lo tan­to, no re­sul­ta ne­ce­sa­rio un gran des­plie­gue es­ce­no­grá­fi­co: una mesa y si­llas, al­gu­nos tu­bos de en­sa­yo y lí­qui­dos de co­lo­res lla­ma­ti­vos, y un ro­pe­ro an­ti­guo que con­tie­ne la má­qui­na para mo­di­fi­car la me­mo­ria  de­li­be­ra­da­men­te cons­trui­da con ma­te­ria­les sen­ci­llos, como una pa­ro­dia a cómo se ve­ría una má­qui­na real de ta­les ca­rac­te­rís­ti­cas— son ele­men­tos su­fi­cien­tes para que la tra­ma se desa­rro­lle.

La far­sa per­mi­te en­ton­ces mez­clar des­pre­jui­cia­da­men­te mú­si­ca ro­mán­ti­ca, ca­la­ve­ras, fra­ses mo­di­fi­ca­das del per­so­na­je de Sha­kes­pea­re, el al­cohol, el gus­to por el jue­go y bi­go­tes fal­sos, para lo­grar una obra su­ma­men­te ori­gi­nal en el tra­ta­mien­to de la cien­cia y la éti­ca en es­ce­na.


¿Qué? Co­se­cha 48-el ol­vi­do nun­ca mue­re.

¿Dón­de? Vera Vera Tea­tro (Vera 108, CABA).

¿Cuán­do? Los vier­nes a las 20:30 ho­ras (has­ta el 26/05).

¿Cuan­to? En­tra­da ge­ne­ral a $150.


Ficha técnico artística

Dramaturgia: Nicolás Acosta.

Actúan: Nicolás Acosta, José Ignacio Del Vecchio Ramos, Mercedes Gorziglia, Omar "Chino" Kuhn y Esteban Real.

Escenografía: Nicolás Acosta y Gabriella Aly.

Iluminación: Sebastián Francia.

Diseño de vestuario: Gabriella Aly.

Diseño sonoro: Estanislao Galerato.

Operación de luces: Miguel Angel Madrid.

Fotografía: Julian Farina.

Diseño gráfico: Agustin Scipione.

Asistencia de escenografía: Ceveriano Britto.

Asistencia de dramaturgia: Gabriella Aly.

Prensa: CorreyDile Prensa.

Producción ejecutiva: Santiago Martín.

Dirección: Nicolás Acosta y Gabriella Aly.
Melina Martire
Melina Martire
Licenciada en Artes Combinadas (UBA). Especialización en Diseño y Planificación de Proyectos Culturales en la Alianza Francesa. Cursando el Posgrado en Gestión Cultural y Comunicación en FLACSO. Trabajó en múltiples obras de teatro como gestora de prensa. Fue redactora de Revista Cultural Originarte.org, ha publicado en Revista Telón de Fondo. Actualmente es redactora estable de críticas del área escénicas de Revista Funcinema, Revista Mutt y Revista Colofon.