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DOS OBRAS PARA UN NUEVO LENGUAJE ESCÉNICO

Entretenimiento asegurado en el nuevo espacio Club de Teatro Defensores de Bravard, de la mano del prolífico Santiago Gobernori.

Re­cien­te­men­te el Club de Tea­tro De­fen­so­res de Bra­vard cam­bió de lo­ca­ción, ins­ta­lán­do­se en esa zona de mu­chas pro­pues­tas ar­tís­ti­cas y gas­tro­nó­mi­cas que di­vi­de Vi­lla Cres­po de Pa­ler­mo. Lo in­tere­san­te es que tan­to el es­pa­cio como sus pro­yec­tos tea­tra­les se ubi­can en el lí­mi­te, ju­gan­do en el mar­gen de lo cool, lo no­ve­do­so, la rein­ven­ción del len­gua­je, el apro­ve­cha­mien­to in­te­li­gen­te de los re­cur­sos dis­po­ni­bles y la ca­li­dez.

Ac­tual­men­te se ex­hi­be en Bra­vard dos obras jun­tas: La Ver­dad Efí­me­raPo­bre Da­niel. Am­bas cuen­tan con la di­rec­ción y au­to­ría de San­tia­go Go­ber­no­ri, uno de los crea­do­res de la es­cue­la de for­ma­ción y en­tre­na­mien­to ac­to­ral, jun­to con Ma­tías Feld­man Juan Cruz Gar­cía.

La Verdad Efímera

La Ver­dad Efí­me­ra mues­tra a dos mu­je­res que re­co­rren di­ver­sos per­so­na­jes y si­tua­cio­nes para ha­blar del avan­ce de la tec­no­lo­gía por so­bre el tra­ba­jo ar­te­sa­nal; de los víncu­los me­dia­ti­za­dos; del amor; de la di­so­lu­ción de la idea de fa­mi­lia y del paso del tiem­po. En un es­pa­cio des­po­ja­do to­tal­men­te de es­ce­no­gra­fía y sin más ob­je­tos que un pe­que­ño si­llón, ellas in­ter­pre­tan a dos her­ma­nas acró­ba­tas de cir­co que tie­nen di­fi­cul­ta­des con sus nú­me­ros y tie­nen que li­diar, a su vez, con un enano abu­si­vo y dés­po­ta que es la es­tre­lla del show. Sub­ya­ce allí una lí­nea su­til pero per­sis­ten­te que ha­bla del mal­tra­to y la ines­ta­bi­li­dad la­bo­ral, que se sos­tie­ne a lo lar­go de la obra. Lue­go las ac­tri­ces in­ter­pre­ta­rán tam­bién a dos her­ma­nas pu­dien­tes que di­vi­den su he­ren­cia lue­go de la muer­te de los pro­ge­ni­to­res; a dos em­plea­das que tie­nen que con­se­guir mi­les de li­kes y posteos en re­des so­cia­les; a una pa­re­ja en ple­na se­pa­ra­ción e, in­clu­so, in­ter­pre­tan a sus pro­pios pa­dres.

El tras­pa­so en­tre los per­so­na­jes se da sin so­lu­ción de con­ti­nui­dad, ape­nas con un mí­ni­mo ges­to que las tras­la­da de uno a otro cuer­po evo­can­do las ca­rac­te­rís­ti­cas de cada fi­gu­ra. El tra­ba­jo que desem­pe­ñan las ac­tri­ces Vic­to­ria Bal­do­mirSa­bri­na Ze­las­chi, es real­men­te mag­né­ti­co. Las in­fle­xio­nes de la voz, las pos­tu­ras, el ca­mi­nar y los si­len­cios son tan pre­ci­sos, sin­cró­ni­cos y de­li­ca­dos que sus cuer­pos se ase­me­jan, jus­ta­men­te, a los in­tér­pre­tes de los nú­me­ros cir­cen­ses, por la to­ni­ci­dad cor­po­ral y por la ges­tua­li­dad exa­ge­ra­da y gro­tes­ca. Pero todo ello tra­ba­ja­do en cla­ve hu­mo­rís­ti­ca, que le per­mi­te al es­pec­ta­dor me­ter­se de lleno, con mu­cha com­pli­ci­dad, en los mun­dos ima­gi­na­dos por las ac­tri­ces. El via­je en­tre los uni­ver­sos se ace­le­ra a me­di­da que avan­za la obra, los mo­vi­mien­tos se exas­pe­ran y agu­di­zan, como una má­qui­na del tiem­po ave­ria­da que las va arro­jan­do alea­to­ria­men­te en cada es­pa­cio-tiem­po.

Pobre Daniel

Una vez fi­na­li­za­da la fun­ción de La Ver­dad Efí­me­ra y lue­go de una pau­sa, es po­si­ble pre­sen­ciar la se­gun­da obra de la no­che: Po­bre Da­niel.

Fe­li­pe es un ex pa­cien­te psi­quiá­tri­co que re­gre­sa a su ho­gar, des­pués de diez años de in­ter­na­ción. Se re­en­cuen­tra allí con su her­ma­na Eli­za­beth y co­no­ce a Da­niel, su pa­re­ja. Fe­li­pe tie­ne re­cuer­dos de la in­fan­cia y la ado­les­cen­cia a me­di­da que re­co­rre la casa. Ante la mi­ra­da ató­ni­ta de Da­niel, cuen­ta las an­dan­zas se­xua­les de su her­ma­na, las tra­ve­su­ras in­fan­ti­les y sus en­ga­ños. Am­bos tie­nen una re­la­ción amor-odio que el es­po­so no com­pren­de. A par­tir de es­tas re­ve­la­cio­nes él des­cu­bri­rá que la Eli­za­beth que na­rra Fe­li­pe no es la que él co­no­ce. Es como una mu­jer des­do­bla­da que tie­ne ac­ti­tu­des in­cohe­ren­tes y res­pues­tas am­bi­guas. En ella se en­car­na­rá en­ton­ces el re­fle­jo de la en­fer­me­dad del her­mano. De esta ma­ne­ra, su psi­co­sis en­tra­rá en una com­pe­ten­cia des­me­di­da con la de Eli­za­beth. Y en el me­dio siem­pre Da­niel, con su risa ner­vio­sa y su in­co­mo­di­dad la­ten­te, tra­tan­do de com­pren­der de gol­pe a una fa­mi­lia ex­tra­ña.

Par­tien­do de la in­co­mo­di­dad de se­me­jan­te reunión, la obra se va en­ra­re­cien­do y com­ple­ji­zan­do, en un es­pi­ral de ten­sión cre­cien­te en el que cual­quier cosa pue­de pa­sar. Los con­fu­sos y os­cu­ros mun­dos in­ter­nos de los her­ma­nos van in­va­dien­do la es­ce­na y al hom­bre de la casa. Nue­va­men­te el es­pa­cio des­po­ja­do y los cuer­pos ex­pues­tos y muy pre­sen­tes, ha­cen toda la ma­gia, de la mano de si­tua­cio­nes có­mi­ca­men­te ab­sur­das.

 

Am­bas pues­tas uti­li­zan el re­cur­so de la con­tra­dic­ción. De­cir una cosa y ha­cer otra pro­vo­ca la risa cóm­pli­ce del pú­bli­co, que es tes­ti­go de la for­ma en que los ac­to­res al­te­ran el len­gua­je. Na­rran las ac­cio­nes a me­di­da que las rea­li­zan, en un jue­go de des­do­bla­mien­to cons­tan­te que pone de ma­ni­fies­to el ca­rác­ter fic­cio­nal de la in­ter­pre­ta­ción y los pro­ce­di­mien­tos crea­ti­vos. Así, Go­ber­no­ri lo­gró pro­fun­di­zar, de la mano de ac­to­res su­ma­men­te ta­len­to­sos, en una for­ma nue­va de len­gua­je es­cé­ni­co: sor­pre­si­vo, di­ná­mi­co, ab­sur­do, cor­po­ral, au­to­crí­ti­co y aus­te­ro. Un uni­ver­so que pa­re­ce a pun­to de es­ta­llar a cada ins­tan­te, para cam­biar de for­ma y pro­du­cir algo nue­vo.


¿Qué? La ver­dad efí­me­ra / Po­bre Da­niel.

¿Dón­de? Club de Tea­tro De­fen­so­res de Bra­vard (Gu­rru­cha­ga 1113, CABA).

¿Cuán­do? Los sá­ba­dos a las 21 y 23 ho­ras.

¿Cuán­to? Lo­ca­li­da­des $180 cada obra o los dos es­pec­tácu­los $300. Re­ser­vas en reservasbravard@gmail.com


Ficha técnico-artística:

LA VERDAD EFIMERA
Actúan: Victoria Baldomir y Sabrina Zelaschi.
Asistencia artística: Natali Lipski.
Luces: Ricardo Sica.
Diseño: Lucía Vanin.
Vestuario y Escenografía: Estefanía Bonessa.
Escrita y dirigida por: Santiago Gobernori.

POBRE DANIEL
Actúan: Paula Pichersky, Manuel Attwell y Julián Cabrera.
Asistencia: Ariel Bar-On.
Escenografía: Vera Arico.
Luces: Ricardo Sica.
Escrita por: Santiago Gobernori en colaboración con los actores y el asistente.
Dirige: Santiago Gobernori.
Melina Martire
Melina Martire
Licenciada en Artes Combinadas (UBA). Especialización en Diseño y Planificación de Proyectos Culturales en la Alianza Francesa. Cursando el Posgrado en Gestión Cultural y Comunicación en FLACSO. Trabajó en múltiples obras de teatro como gestora de prensa. Fue redactora de Revista Cultural Originarte.org, ha publicado en Revista Telón de Fondo. Actualmente es redactora estable de críticas del área escénicas de Revista Funcinema, Revista Mutt y Revista Colofon.