Permitidos: la farándula que se ríe de sí misma

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Permitidos: la farándula que se ríe de sí misma

Permitidos, la última comedia de Ariel Winograd, aborda una doble temática: una micro, que consiste en la relación de la pareja y los permitidos, y una más abarcativa, que es el trabajo sobre el espectáculo y el mundo de la farándula. En esta última es en donde se encuentra el gran acierto del film.

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En esta pe­lí­cu­la, Ca­mi­la (Lali Es­pó­si­to) y Ma­teo (Mar­tín Pi­ro­yansky) son una pa­re­ja jo­ven en la que un día, mien­tras ce­nan con ami­gos, jue­gan a ele­gir sus “per­mi­ti­dos”: es de­cir, un fa­mo­so con quien po­drían es­tar even­tual­men­te, sin que eso afec­ta­ra a la pa­re­ja. Sin em­bar­go, todo se com­pli­ca cuan­do por cau­sa del des­tino, Ma­teo co­no­ce a su so­ña­da per­mi­ti­da: la be­lla Zoe Del Río (Liz So­la­ri). Des­de este mo­men­to, la vida de esta sen­ci­lla pa­re­ja deja de ser anó­ni­ma y se trans­for­ma en el cen­tro de aten­ción de los me­dios. Re­cur­sos como la ape­la­ción a las re­des so­cia­les, los emo­ti­co­nes o la vi­ra­li­za­ción de vi­deos en la web, no sólo te­ma­ti­zan esta fa­ran­du­li­za­ción de los jó­ve­nes, sino que po­nen en evi­den­cia el pú­bli­co al que apun­ta el film: un es­pec­ta­dor na­ti­vo de la era de las apli­ca­cio­nes, que en­tien­de y ma­ne­ja es­tos có­di­gos y que con­su­me los pro­gra­mas de chi­men­tos –o no–, pero que com­pren­de la ló­gi­ca de la fama efí­me­ra de cier­tas fi­gu­ras. In­clu­si­ve, la elec­ción de la ac­triz pro­ta­gó­ni­ca res­pon­de a este re­cep­tor pre­ten­di­do: Lali Es­pó­si­to es la fi­gu­ra más con­vo­can­te de pú­bli­co ado­les­cen­te, y por otro lado, Mar­tín Pi­ro­yansky, un ve­te­rano de los films de Wi­no­grad, sabe cómo ge­ne­rar iden­ti­fi­ca­ción con la gen­te de su ge­ne­ra­ción.

El film plan­tea una de­cons­truc­ción pa­ró­di­ca –y por mo­men­tos bas­tan­te es­te­reo­ti­pa­da– del uni­ver­so del es­pec­tácu­lo, que aún así fun­cio­na como mo­tor de la co­me­dia. Ben­ja­mín Vi­cu­ña –Joa­quín Cam­pos, el per­mi­ti­do de Ca­mi­la– y Liz So­la­ri que com­po­nen a es­tas dos es­tre­llas de cine tan ex­cén­tri­cas, se ani­man a ju­gar con los ga­jes de su pro­pio ofi­cio, y a reír­se de ellos mis­mos, lo cual ge­ne­ra una gran em­pa­tía en el pú­bli­co que dis­fru­ta re­co­no­cer esos per­so­na­jes en sus ver­da­de­ras fi­gu­ras.

permitidos2Se tra­ta aquí de una apro­xi­ma­ción a la me­ta­dis­cur­si­vi­dad, ya que no es solo un dis­cur­so que ha­bla so­bre el cine en sí, sino so­bre el mun­do del en­tre­te­ni­mien­to en ge­ne­ral y so­bre la fun­ción me­diá­ti­ca. El tema del “per­mi­ti­do” es solo un pun­ta­pié para este aná­li­sis so­bre los me­dios. En esa lí­nea que­da cla­ro que la pa­re­ja sen­ci­lla no se en­fren­ta solo a un caso de in­fi­de­li­dad, sino con el me­ca­nis­mo me­diá­ti­co que con­vier­te, de un día para el otro, su in­ti­mi­dad en puro en­tre­te­ni­mien­to para ter­ce­ros.

Es jus­ta­men­te en­tre­te­ner lo que bus­ca Wi­no­grad aquí, va­lién­do­se para ello de to­dos los pro­ce­di­mien­tos que tie­ne a su al­can­ce. Dos mo­men­tos aglu­ti­nan la co­mi­ci­dad de la pie­za a la vez que jue­gan con la idea de es­pec­tácu­lo li­ga­do al en­tre­te­ni­mien­to: por un lado, la es­ce­na del ka­rao­ke en la que Ca­mi­la le de­di­ca una can­ción a Ma­teo, y por el otro, la es­ce­na del ata­que de ner­vios. En la pri­me­ra, la jo­ven ex­pre­sa sus sen­ti­mien­tos can­tan­do en un es­ce­na­rio, en fren­te de to­dos sus ami­gos, quie­nes se cons­ti­tu­yen como es­pec­ta­do­res, y to­man par­ti­do, como lo ha­ría el pú­bli­co mis­mo de la pe­lí­cu­la. La co­mi­ci­dad allí es ob­via, y tie­ne que ver con la le­tra de ese tema.

En el otro caso, se ve el me­ca­nis­mo por el cual, un ata­que de ner­vios (pro­pio de la si­tua­ción de la pa­re­ja), es gra­ba­do por un ce­lu­lar y en cues­tión de ho­ras se con­vier­te en tren­ding to­pic en la red, ca­ta­pul­tan­do así a una sim­ple abo­ga­da a la fama (cual­quier si­mi­li­tud con la reali­dad es pura coin­ci­den­cia). Tan­to la cons­truc­ción de los per­so­na­jes fa­mo­sos, ba­sa­dos en los clá­si­cos lu­ga­res co­mu­nes de la fa­rán­du­la; la elec­ción de una te­má­ti­ca pro­pia de las nue­vas ge­ne­ra­cio­nes le­ja­nas a las pro­ble­má­ti­cas an­ti­cua­das de las co­me­dias tra­di­cio­na­les; como la cons­tan­te ape­la­ción a los chis­tes efec­ti­vos y los in­sul­tos, for­man un re­la­to di­ver­ti­do que, aún con al­gu­nos pro­ble­mas, cru­za gé­ne­ros y con­si­gue exac­ta­men­te lo que bus­ca: pro­vo­car la car­ca­ja­da en el es­pec­ta­dor.

That’s en­ter­tain­ment!

Trai­ler

 

Tí­tu­lo ori­gi­nal: Per­mi­ti­dos.
Año: 2016.
País: Ar­gen­ti­na.
Di­rec­tor: Ariel Wi­no­grad.
Guión: Ju­lian Lo­yo­la y Ga­briel Ko­ren­feld.
Fo­to­gra­fía: Fé­lix Mon­ti.
Re­par­to: Ma­ria­na Es­po­si­to, Mar­tin Pi­ro­yansky, Liz So­la­ri, Ma­ru­ja Bus­ta­man­te y Ben­ja­mín Vi­cu­ña.
Pro­duc­to­ra: Tres­pla­nos Cine / Pa­ta­go­nik Film Group.
Du­ra­ción: 106 mi­nu­tos.

Laura Ormaechea
Laura Ormaechea
Es estudiante avanzada de la carrera de Artes Combinadas de la UBA. Complementó su formación participando de los seminarios “Entre el arte y la política: la gran guerra y las transformaciones en la música, la pintura, la literatura y el cine” y “Biopolítica en el arte, ciencia y tecnología” dictados por la Secretaria de Extensión Universitaria y Bienestar estudiantil de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA) y el Instituto de Investigación de Departamento Artes del Movimiento (Universidad Nacional de las Artes), respectivamente. Gracias a sus méritos académicos fue seleccionada para participar del Programa País, beca que favorece la presencia de estudiantes en el Festival de Cine de Mar del Plata. En el marco de la XI Jornadas Internacionales de Estética del Cine y Teorías Cinematográficas expuso una ponencia sobre el cine de Xavier Dolan.