A fines de la década del ‘50 y durante los ‘60, un grupo de críticos de cine comenzó a filmar sus propios relatos como reacción a las producciones cinematográficas francesas contemporáneas. Nacía así la Nouvelle Vague, conjunto de autores que veían con desagrado el paso mecánico de los clásicos de la literatura al medio audiovisual. Estos críticos, devenidos en cineastas, tomaron del neorrealismo italiano la idea de filmar de manera más espontánea y en exteriores. Estas formas originales de crear cine requerían nuevos actores que pudiesen encarnar a un tipo de personajes que hasta el momento habían sido relegados en la cinematografía francesa: la gente común. Jean-Pierre Léaud saltó a la fama al colaborar en una serie de películas de François Truffaut, uno de los directores más representativos de este movimiento. Léaud le dio vida a Antoine, el personaje principal de la serie de películas Las aventuras de Antoine Doinel, que pueden ser consideradas como una especie de autobiografía de Truffaut.
La saga, compuesta por cinco películas, sigue la vida de este personaje a través del tiempo: Los 400 golpes (Les 400 coups, 1959) nos introduce en el mundo de Doinel, quien a los 12 años se escapa de la escuela para poder ver películas en el cine. Antoine y Colette (Antoine et Colette, 1962) retrata su primer amor no correspondido. La Hora del amor (Baisers Volés, 1968) cuenta el primer éxito amoroso de nuestro personaje. Domicilio conyugal (Domicile Conjugal, 1970) nos adentra en los problemas del matrimonio de nuestro ya querido Doinel. En última instancia, El amor en fuga (L’amour en fuite, 1979), situada ocho años después que Domicilio conyugal nos enfrenta con un Antoine ya divorciado que atraviesa una crisis emocional en la mitad de su vida. En cada una de estas películas Jean-Pierre Léaud encarna de manera asombrosa las vivencias de este personaje que no parece tan salido de la ficción. El vínculo que se estableció a través de los años entre este actor y este director al realizar estos largometrajes -que hoy ya son películas de culto- es algo que no deja de llamar la atención.
Es necesario resaltar que Léaud no solo ganó su fama como actor por los trabajos realizados bajo la dirección de Truffaut. También Jean-Luc Godard, director fuertemente vinculado a la Nouvelle Vague, confió en él para darles cuerpo a los personajes principales de Masculino femenino (Masculin féminin, 1966) y La Chinoise (1967). Este fue el comienzo de una fructífera carrera actoral, en la cual trabajó con directores de la talla de Jean Eustache, Aki Kaurismäki, Olivier Assayas, Philippe Garrel, Bertrand Bonello y Tsai Ming-Liang, entre otros. Jean Pierre Léaud, con casi 72 años de edad, protagonizó films que ya son hitos de la historia del séptimo arte, es por eso que no nos asombra que en esta última edición del Festival de Cannes haya sido galardonado con La Palme d’Or de honor.