La puerta abierta es una película cuyo guión se centra en la problemática de la doble moral. Es en este sentido que la puerta se erige como una separación entre dos mundos: el de lo legal y el de lo legítimo. La prostitución en España es alegal (es decir que no está ni prohibida ni permitida). La puerta es el linde en una historia en la que todo recae en la decisión de cruzarla o no. Es el umbral de las resistencias y las concesiones.
Seresesky nos propone hablar sobre prostitución y pone de relieve las contradicciones del mundo en el que viven las prostitutas por la hipocresía de la sociedad en su conjunto. “Los clientes son igual de malos que la policía” dice Lyuba, mientras limpia la cara amoratada de Rosa. En esta película, Seresesky nos hace ver este mundo a través de la mirada inocente de una niña, a través de la cual se materializan los miedos, las luchas, el abandono (el de la familia y el del Estado).
La puerta abierta también habla de la familia en el sentido más amplio: de la que aparece en el transcurso de la vida, la que construimos y escogemos. La historia transcurre –tal como menciona su guionista y directora– en esa delgada línea donde confluyen la comedia y el drama. Los momentos de ingenio chispeante de Antonia (Terele Pávez) –madre de Rosa– dotan a la película de una cuota de humor necesario que aliviana la temática sin restarle relevancia.
Marina Seresesky ha creado una película de una humanidad exorbitante, que conmueve e interpela a quienes han mirado lo que hay detrás de la puerta que, una vez abierta, no puede volver a cerrarse.
Ficha Técnica
Título original: La puerta abierta
Año: 2016
Duración: 84 min.
País: España
Dirección: Marina Seresesky
Guión: Marina Seresesky
Música: Mariano Marín
Fotografía: Roberto Fernández
Reparto: Carmen Machi, Terele Pávez, Asier Etxeandía, Lucía Balas, Paco Tous, Sonia Almarcha, Yoima Valdés, Hugo Ndiaye, Emilio Palacios, Mar Saura, Christian Sánchez, Monika Kowalska.