Princesa. Embajadora. Guerrera. Ejemplo de paz y verdad. Hay muchas caras de la Mujer Maravilla, pero la próxima adaptación de la directora Patty Jenkins marca la primera aparición del personaje en la pantalla grande en la piel de una actriz de carne y hueso. Que a la Mujer Maravilla no se le hayan brindado las mismas oportunidades que a Batman y a Superman es sencillamente horrible, a pesar de ser sin duda el personaje femenino más icónico en la historia de los cómics, y uno de los más antiguos. Si consultamos a los fanáticos del cómic por qué llevó setenta y cinco años hacer el debut de la Mujer Maravilla en una película no animada, probablemente las excusas siempre sean las mismas: que su origen es demasiado complicado, que su trasfondo es demasiado extraño o, lo más irritante, que ella no tienen un historial de publicaciones icónicas.
Es tiempo de aclarar las cosas: la Mujer Maravilla, también conocida como Diana de Themyscira, es un personaje audaz con suficientes comics espectaculares en su arsenal que es difícil recomendar sólo cinco; la tarea fue ardua, pero estas obras ejemplifican como ninguna lo que significa realmente el personaje en su mejor momento: una guerrera experta que casi no tiene iguales en una pelea, pero que prefiere extender una mano amiga antes que la punta de su espada. En resumen, estos cómics son el lugar perfecto para empezar a entender a la Mujer Maravilla antes del estreno del film que tiene a Gal Gadot como protagonista.
Sí, todos los números que escribió George Perez para el personaje. ¿Por qué? Su trabajo como escritor y artista es uno de los mejores para la saga de la Mujer Maravilla en la era moderna. Los hombres y las mujeres involucrados en llevar esta visión nueva y audaz de la Mujer Maravilla aprovecharon la oportunidad dejada por Crisis on Infinite Earths (Crisis en Tierras Infinitas, uno de los eventos editoriales que reinició el Universo DC) y dieron forma al personaje de maneras fascinantes, sin descuidar su sistema de creencias.
Así como en las historias de Batman nunca puede faltar el asesinato de sus padres a la salida del cine (aunque varíe la película que han salido de ver), las perlas de mamá Marta tiradas en el callejón, el trauma que el evento le produce, la identificación con la noche y sus extraños ocupantes (los murciélagos) y la aversión a las armas de fuego, hay algunos hechos esenciales para el desarrollo de la Mujer Maravilla desde que William Moulton Marston la creó en 1941 como un faro de valores feministas. Por ejemplo, que nació en una isla ocupada únicamente por amazonas –mujeres y guerreras– conocida como Themyscira (antes llamada Isla Paraíso), que fue criada por la Reina de las Amazonas, Hipólita, y que, luego de que Steve Trevor se estrelle en la isla, se realiza un concurso para determinar quién visitará el mundo exterior que precipita la transformación de Diana en la heroína que conocemos (y que sabemos) que es. Perez y sus colaboradores se basan en estos aspectos esenciales: la mitología griega se acentúa, las Amazonas reciben un nuevo trasfondo que sitúa la política feminista en el centro de la narrativa, y la Mujer Maravilla se vuelve inmensamente más poderosa de lo que había sido antes (obteniendo la habilidad de volar, por ejemplo, entre otros poderes que es concedida por diosas como Artemis y Afrodita). Pérez es también responsable de inyectar una diversidad sumamente necesaria dentro de los mitos, gracias a personajes como Philippus, que juega un papel integral en la crianza de Diana.
La Mujer Maravilla creada por Perez ofrece algo que ningún otro personaje importante de cómics ha hecho con tanta profundidad emotiva y belleza: es una historia de madurez y crecimiento enraizada en una narrativa de empoderamiento femenino.
En los cómics de la Liga de la Justicia, la Mujer Maravilla a menudo es relegada a roles menores, ya sea para proveer espacio para las narraciones más ricas –que son concedidas a Superman y a Batman– o, por el contrario, se ve obligada a actuar como una guerrera sanguinaria aunque contradiga directamente lo que su personaje representa. Pero Christopher Moeller –que guionó e ilustró esta historia– tenía planes diferentes para la princesa amazónica. La magnífica escritura y arte de Moeller se apoya en la naturaleza mítica de la Mujer Maravilla. Esta historia es una fábula que relata cómo la Mujer Maravilla debe hacer elecciones difíciles para salvar a sus compañeros de la Liga de la Justicia de una profecía que dictamina sus muertes. Y de paso, se pelea con un dragón, porque ella puede contra todo. En tu cara, patriarcado.
Hay muy pocas mujeres que participan en la creación de un cómic; desafortunadamente, es una industria que deja poco espacio para el desarrollo profesional de guionistas e ilustradoras. Más notable aún es el hecho de que ha habido pocas mujeres ligadas a la creación de la Mujer Maravilla como personaje, sobre todo si se tiene en cuenta cómo es un personaje intrínsecamente ligado al feminismo. Sin embargo, el trabajo de Gail Simone sobre la Mujer Maravilla –que está en su mejor momento en este primer volumen– recibe una ovación y no por su género. Esta historia es una versión conmovedora de los orígenes de la Mujer Maravilla y de la compasión en el corazón de su personaje. Simone agrega una problemática a los orígenes de Diana que, ante su nacimiento, aborda las reacciones por otras amazonas que son incapaces de tener niños. Después de moldear a la Mujer Maravilla gracias de una arcilla a la que le concede vida Afrodita, se produce una marcada división dentro de la guardia personal de la Reina Hipólita que amenaza con separar a Themyscira. La Mujer Maravilla finalmente inspira esperanza, pero la semilla de miedo plantada dentro de estas temibles guerreras tiene consecuencias devastadoras en el pasado, presente y futuro del personaje. La colección realmente vale la pena, especialmente por la forma en que los artistas Terry y Rachel Dodson conciben al personaje principal. Diana nunca ha sido más hermosa e imponente.
Esta historia es bastante accesible, y el título lo dice todo: se trata del viaje madurativo que hace Diana desde una ingenua princesa amazónica a la superheroína que trae un mensaje de paz al mundo del hombre. El arte de Nicola Scott es vibrante en formas que el personaje no ha sido representado en años. Lo atractivo de este cómic, además del trabajo de Greg Rucka con el personaje en general, es que ejemplifica lo que hace a la Mujer Maravilla un superhéroe tan fascinante: ella es una refutación tajante de las narrativas típicas y tóxicas del poder masculino ejercido por sus compañeros superhéroes.
Es incorrecto decir que la Mujer Maravilla no tiene ninguna historia icónica cuando existe este cómic de 2002. Esta despiadada y poderosa historia comienza con la impresionante portada del artista J.G. Jones, que presenta una imagen inmediatamente tentadora de las botas rojas y blancas de la Mujer Maravilla apretujando la cara dolorida y enojada de Batman. ¿Qué más se puede pedir? Este cómic destila la naturaleza política y leal de la Mujer Maravilla, que tiene la tarea de proteger a una joven que hizo una serie de asesinatos por venganza en Gotham pero, a su vez, protegerla de Batman que la busca para hacer justicia. Sin embargo, el Encapotado no es el único antagonista con el que la Mujer Maravilla se enfrenta: tanto las Furias como su propia condición de embajadora le ponen una inmensa presión. Leer esta historia no es sólo ver a la Mujer Maravilla poner a Batman en su lugar, sino también apreciar la compleja interpretación de su compromiso con el ethos amazónico y con la naturaleza de la justicia entre los superhéroes.
Artículo adaptado y traducido del original de Angelica Jade Bastién para Vulture.com