Mauro Andrizzi:“Me interesó jugar con las cuestiones de la tradición y ver cómo esas tradiciones milenarias todavía sobreviven en una ciudad hipermoderna como Shanghai”

Películas de terror
sábado 29 de octubre de 2016
La oscuridad también se hereda
domingo 30 de octubre de 2016

Mauro Andrizzi:“Me interesó jugar con las cuestiones de la tradición y ver cómo esas tradiciones milenarias todavía sobreviven en una ciudad hipermoderna como Shanghai”

Delfina Moreno Della Cecca tuvo la oportunidad de charlar con Mauro Andrizzi. Perfil de un cinéfilo y programador de festivales devenido en director de cine, quien estrena este jueves Una novia de Shanghai.

unnamed

¿Cómo lle­gas­te a ser pro­gra­ma­dor de un fes­ti­val como el de Mar del Pla­ta para lue­go di­ri­gir tu pro­pia pe­lí­cu­la?

Cuan­do era chi­qui­to vi­vía en Mar del Pla­ta, don­de mi vie­jo pro­gra­ma­ba un ci­ne­club que si­gue exis­tien­do en el Tea­tro Vic­to­ria. Des­de esa épo­ca que es­toy muy vin­cu­la­do con el cine, ya sea el cine de au­tor o el cine sú­per co­mer­cial. Cuan­do ter­mi­né el se­cun­da­rio me vine a vi­vir a Bue­nos Ai­res y rá­pi­da­men­te en­tré a tra­ba­jar en el Fes­ti­val de Mar del Pla­ta. Tra­ba­jé casi nue­ve años, pri­me­ro como asis­ten­te de pro­gra­ma­ción y lue­go como pro­gra­ma­dor de una sec­ción lla­ma­da He­te­ro­do­xia, a la que le iba bas­tan­te bien. Fue una lin­da eta­pa. Me pa­re­ce que, así como di­cen que es­cri­bir es el acto re­fle­jo de leer, con ha­cer pe­lí­cu­las pasa un poco lo mis­mo. Si uno es muy ci­né­fi­lo, inevi­ta­ble­men­te en al­gún mo­men­to va a te­ner ga­nas de ha­cer aun­que sea una pe­lí­cu­la. Así que lle­gó mi hora des­pués de char­lar con di­rec­to­res que ve­nían al fes­ti­val o en otros fes­ti­va­les a los que asis­tía.

Con­ta­nos de tu pri­me­ra pe­lí­cu­la…

En 2007 hice mi pri­me­ra pe­lí­cu­la, Mono, en un re­gis­tro tran­qui­lo para ha­cer por­que no te­nía un peso: es un do­cu­men­tal atí­pi­co por­que usé pla­nos fi­jos y pla­nos se­cuen­cias de ban­das que en ese mo­men­to es­ta­ban en efer­ves­cen­cia en Bue­nos Ai­res y en otras ciu­da­des. Re­gis­tré la es­ce­na mu­si­cal ar­gen­ti­na: de todo, pop, pop rock, co­sas elec­tró­ni­cas, ban­das como El mató a un po­li­cía mo­to­ri­za­do, Nor­ma, Hace dos ve­ra­nos… al­gu­nas si­guen es­tan­do y otras fue­ron des­apa­re­cien­do. Esa fue la pri­me­ra, ahí arran­qué, y Una no­via de Shang­hai es la quin­ta.

¿Cómo sur­gió la idea de na­rrar Una no­via de Shang­hai?

Pri­me­ro y prin­ci­pal, pre­sen­té un pro­yec­to a Swatch –los de los re­lo­jes–, quie­nes tie­nen un pro­gra­ma de ar­tis­tas en Shang­hai. Tie­nen un ho­tel cin­co es­tre­llas muy lin­do en el que te in­vi­tan seis me­ses a desa­rro­llar tu pro­yec­to. La idea era fil­mar en Chi­na, sus ca­lles y al­gún tema tí­pi­ca­men­te lo­cal. No te­nía un gran pre­su­pues­to como para lle­var ac­to­res ar­gen­ti­nos ni me in­tere­sa­ba con­tar una his­to­ria ar­gen­ti­na en Shang­hai. Pre­fe­ría vin­cu­lar­me con la cul­tu­ra –y con la lo­cu­ra– lo­cal y atra­ve­sar­la. La idea sa­lió de pen­sar “¿Qué pue­do fil­mar en Chi­na?”. Siem­pre me in­te­re­sa­ron, in­clu­so an­tes de este via­je, los ri­tua­les chi­nos de la muer­te. Por ejem­plo, cómo que­man di­ne­ro y bie­nes ma­te­ria­les para que los es­pí­ri­tus los ten­gan en la otra vida o en el más allá. An­tes de pos­tu­lar­me a la beca ar­tís­ti­ca in­ves­ti­gué eso y me en­con­tré con otros ri­tua­les in­tere­san­tes.

El que me sir­vió de base para ha­cer Una no­via de Shang­hai es una his­to­ria muy fa­mo­sa: en la an­ti­güe­dad –in­clu­si­ve en al­gu­nas pro­vin­cias to­da­vía se si­gue prac­ti­can­do– se rea­li­za­ban ca­sa­mien­tos fan­tas­mas, es de­cir, unir a dos per­so­nas que es­tán muer­tas en­te­rrán­do­las jun­tas, ya sea el cuer­po o las ce­ni­zas den­tro del ataúd. Se ha­cía una ce­re­mo­nia en­tre las dos fa­mi­lias y los muer­tos que­da­ban ca­sa­dos en el más allá. Se prac­ti­ca­ba nor­mal­men­te con chi­cos y chi­cas muy jó­ve­nes que no ha­bían te­ni­do no­vio y con vie­ji­tos. Me in­tere­só mu­chí­si­mo por el po­ten­cial na­rra­ti­vo para ha­cer una his­to­ria de amor, es­ti­lo co­me­dia nos­tál­gi­ca.
Inevi­ta­ble­men­te te­nía que ser una his­to­ria fil­ma­da en Chi­na; tuve la opor­tu­ni­dad de via­jar a fil­mar en otras oca­sio­nes por tra­ba­jo y co­no­cer la cul­tu­ra. Me in­tere­só mu­cho ver cómo las tra­di­cio­nes mi­le­na­rias to­da­vía so­bre­vi­ven en una ciu­dad hi­per­mo­der­na como Shang­hai.

¿Qué com­pli­ca­cio­nes tu­vis­te a la hora de fil­mar?

Fue muy pro­ble­má­ti­ca la pre­pro­duc­ción y la pre­via, no tan­to así el ro­da­je. Nos re­sul­tó di­fí­cil con­se­guir los ac­to­res y el equi­po téc­ni­co, ya que los pre­su­pues­tos que se ma­ne­jan son muy dis­tin­tos a los de Ar­gen­ti­na. Te­nía­mos una pla­ta que para fil­mar acá hu­bie­ra es­ta­do bien, pero para Chi­na eran mo­ne­di­tas. Ade­más del tiem­po que me lle­vó ver to­das las lo­ca­cio­nes y del idio­ma. Yo era un hom­bre or­ques­ta, por­que des­de la pro­duc­ción es una pe­lí­cu­la in­de­pen­dien­te, y en­ci­ma fil­ma­da en Chi­na: el do­ble de di­fi­cul­tad. Una vez que con­se­gui­mos el equi­po téc­ni­co y los ac­to­res, fue todo mu­cho más sen­ci­llo.

Una novia de Shanghai option 2

Un fantasma les encarga a dos vagabundos que viven en las calles de Shanghai que desentierren el cajón donde reposa su amada y lo lleven al puerto, para poder unirse con ella en el más allá.

En mu­chas en­tre­vis­tas di­jis­te que este film tie­ne un tono si­mi­lar a las screw­ball co­me­dies ame­ri­ca­nas. ¿En qué sen­ti­do?

Esas fue­ron no­tas de an­tes de via­jar, de la pre­via, y esa era la in­ten­ción. Una no­via de Shang­hai no es una co­me­dia pura, no tie­ne gags có­mi­cos. Tie­ne al­gu­nos pa­sos de co­me­dia y de co­me­dia me­lan­có­li­ca. Nun­ca lle­gó a ser una screw­ball co­medy, lo que que­da­ron fue­ron al­gu­nas ideas suel­tas de ese pro­yec­to an­te­rior que to­da­vía no lle­gué a con­cre­tar. Para ha­cer­lo ten­go que sí o sí fil­mar en Ar­gen­ti­na.

¿Por qué?

Ne­ce­si­tás ma­ne­jar muy bien el len­gua­je, te­ner muy bue­nos tex­tos, muy bue­nas ré­pli­cas para que se ge­ne­re ese tema có­mi­co, ma­ne­jar los có­di­gos de ac­tua­ción de los ac­to­res. En Chi­na tie­nen una for­ma­ción de ac­to­res que es muy com­pli­ca­da para di­ri­gir ya que es de la Ópe­ra de Pe­kín y es muy di­fe­ren­te a la de los ac­to­res de acá.

¿Cómo ele­gis­te tra­ba­jar con Da­niel Me­lin­go y Mo­reno Cae­tano para la mú­si­ca del film?

El tono de la pe­lí­cu­la es se­mi­có­mi­co y ne­ce­si­ta­ba que la mú­si­ca apo­ya­ra eso, así que tra­ba­jé pri­me­ro con [Da­niel] Me­lin­go que hizo casi todo el sco­re de la pe­lí­cu­la. Ne­ce­si­ta­ba al­guien que pu­die­ra to­car mu­chos ins­tru­men­tos y ma­ne­jar una or­ques­ta­ción. Me que­dé muy tran­qui­lo cuan­do rá­pi­da­men­te ac­ce­dió a tra­ba­jar con la mú­si­ca por­que sa­bía que iba a lo­grar dar­le el tono que yo que­ría. Hay unos te­mas me­xi­ca­nos, hay un dub y otro tema más bo­li­che­ro que los hizo él. Los que son bos­sa nova son de Mo­reno Ve­lo­so (el hijo de Cae­tano), otro mú­si­co muy ta­len­to­so. Que­ría tra­ba­jar con otro mú­si­co que no fue­se ar­gen­tino, sino la­ti­noa­me­ri­cano, para te­ner un poco más de con­tras­te. En el film los dos pro­ta­go­nis­tas fan­ta­sean con via­jar a Mé­xi­co y ha­blan todo el tiem­po de Amé­ri­ca La­ti­na. Qui­se mez­clar dos mun­dos com­ple­ta­men­te di­fe­ren­tes, el de Amé­ri­ca La­ti­na con el orien­tal, a modo de una “bol­sa de ga­tos” mul­ti­cul­tu­ral.

¿Qué pla­nes te­nés a fu­tu­ro?

Este año es­tu­ve de­di­ca­do a la crian­za de mi hijo de nue­ve me­ses, así que es­toy más de guio­nis­ta y es­cri­bo para que di­ri­jan otros en Bra­sil. Ade­más, es­toy em­pe­zan­do a desa­rro­llar una se­rie para te­le­vi­sión, muy len­ta­men­te. No creo que esté ter­mi­na­da has­ta me­dia­dos del año que vie­ne, al me­nos de es­cri­bir. Re­cién ahí la voy a em­pe­zar a mo­ver para ver quién la pue­de lle­gar a pro­du­cir. No quie­ro ha­cer una pe­lí­cu­la, sino algo más en epi­so­dios. Mu­cha gen­te se está pa­san­do para pro­bar por­que es una na­rra­ti­va di­fe­ren­te. Me in­tere­sa ex­pe­ri­men­tar con lo epi­só­di­co.

RE­CO­MEN­DA­CIO­NES
Un li­bro: Tres ro­sas ama­ri­llas, de Ray­mond Car­ver.
Una obra de tea­tro: Mi hijo sólo ca­mi­na un poco más len­to, de Ivor Mar­ti­nić.
Un dis­co: “Go Away Dream”, de The Tam­blins.
Una ar­tis­ta plás­ti­ca: Ana Ga­llar­do.
Una se­rie: la pri­me­ra tem­po­ra­da de True De­tec­ti­ve.

Trai­ler

Delfina Moreno Della Cecca
Delfina Moreno Della Cecca
Editora, redactora y traductora de contenidos. Crítica de cine y teatro. Traductora e intérprete de inglés. Casi Licenciada y Profesora de Cine y Artes Audiovisuales (FFyL - UBA). Fotógrafa especializada en retrato y foto fija. Fundadora de Horno Cerebral, plataforma de contenidos. Fue editora de Originarte.org, revista cultural, redactora de Revista Funcinema y redactora del sitio A Sala Llena.