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La nueva de Woody: Café Society

Cuando se estrena un film nuevo de Woody Allen a nadie (o a muy pocos) le interesa demasiado saber sobre la trama, los actores o –incluso– el nombre de dicho film para ir al cine. “Vamos a ver la nueva de Woody” es la frase. Más allá de las siempre presentes controversias y debates sobre si es o no una gran película o la mejor de su filmografía, la realidad es que se trata de bellísimas obras hechas por un maestro de la imagen y el guión.

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Café So­ciety (2016) se tra­ta de un jo­ven neo­yor­kino de fa­mi­lia ju­día con an­sias de triun­far en el mun­do del es­pec­tácu­lo. Es por este mo­ti­vo que de­ci­de tras­la­dar­se has­ta la meca del cine en la otra pun­ta del país: Los Án­ge­les, ya que es ahí don­de re­si­de su tío, una gran per­so­na­li­dad de la fa­rán­du­la. El mu­cha­cho –un cla­ro al­ter ego del pro­pio Allen– es Bobby Dorf­man (Jes­se Ei­sen­berg) y el tío Phil es en­car­na­do ex­ce­len­te­men­te por Ste­ve Ca­rrell. El trián­gu­lo lo com­ple­ta una jo­ven se­cre­ta­ria, Von­nie (Kris­ten Ste­wart), de la que am­bos se enamo­ran. Este es uno de los fo­cos de la his­to­ria, cuyo mar­co es la nos­tál­gi­ca mi­ra­da de Holly­wood de los años trein­ta. Has­ta aquí se sos­pe­cha una co­me­dia ro­mán­ti­ca de lo más co­ti­dia­na, sin em­bar­go, por al­gu­na ra­zón, el foco se tras­la­da des­de Los Án­ge­les nue­va­men­te a Nue­va York y co­mien­za otra his­to­ria. Aun­que con este giro la na­rra­ción se de­bi­li­ta al pun­to de pa­re­cer otro film, la nue­va lo­ca­ción le per­mi­te al di­rec­tor ju­gar con sus te­mas clá­si­cos, y vol­ver a mos­trar la ciu­dad como solo él pue­de ha­cer­lo.

El en­can­to de la pe­lí­cu­la no es tan­to la his­to­ria de amor en sí, que por mo­men­tos se vuel­ve dis­per­sa y no al­can­za a atra­par, sino más bien la at­mós­fe­ra pro­pia de un film de épo­ca. Di­cho sea de paso, ju­gar con el “lado B” del mun­do del es­pec­tácu­lo, el jazz, el ju­daís­mo y los to­ques con la ma­fia al es­ti­lo Scor­se­se son acor­des al uni­ver­so na­rra­ti­vo de Woody Allen. Es un paso más en la di­rec­ción de pe­lí­cu­las como La rosa púr­pu­ra del Cai­ro (The Pur­ple Rose of Cai­ro, 1985), Días de ra­dio (Ra­dio Days, 1987) o Ma­gia a la luz de la luna (Ma­gic in the Moon­light, 2014), en don­de se re­crea un pe­rio­do en to­dos sus ma­ti­ces.

Si por mo­men­tos la his­to­ria pa­re­ce per­der­se, la na­rra­ción en off[1] con la voz del pro­pio Woody ayu­da a ubi­car nue­va­men­te al es­pec­ta­dor a la vez que teje las re­la­cio­nes en­tre los dos po­los del film: por un lado Los Án­ge­les con Von­nie y el mun­do del cine, y por el otro Nue­va York, con Ve­ró­ni­ca, los gangs­ter, los con­flic­tos fa­mi­lia­res, y otro tipo de per­so­na­li­da­des del sub­mun­do.

Lo peor del film: las ac­tua­cio­nes des­pa­re­jas. Aun­que los tra­ba­jos de Co­rey Stoll como Ben, el ma­fio­so her­mano ma­yor del pro­ta­go­nis­ta, y Ste­ve Ca­rrel son de des­ta­car­se, la in­ter­pre­ta­ción de la pa­re­ja prin­ci­pal no pa­re­ce es­tar a la al­tu­ra. El jo­ven Bobby Dorf­man es un per­so­na­je tí­pi­co del uni­ver­so Allen, lo cual ge­ne­ra un re­co­no­ci­mien­to in­me­dia­to en­tre los se­gui­do­res del ci­neas­ta. Dado que Woody se in­ter­pre­tó a sí mis­mo va­rias ve­ces, la ac­tua­ción de Jes­se Ei­sen­berg pa­re­ce una ca­ri­ca­tu­ra del pro­pio Allen. Este tipo de imi­ta­ción nun­ca es del todo gra­ta para un fan. Por otra par­te, Kris­ten Ste­wart es la más dé­bil del re­par­to, sus diá­lo­gos pa­re­cen di­chos du­ran­te un en­sa­yo y su pos­tu­ra no lo­gra cons­truir un per­so­na­je digno del amor de los dos pro­ta­go­nis­tas.

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Lo me­jor: la ima­gen en sí. El tra­ba­jo fo­to­grá­fi­co del film es im­pe­ca­ble. Las dos ciu­da­des son re­tra­ta­das con suma be­lle­za y cui­da­do, aun­que man­te­nien­do las gran­des di­fe­ren­cias en­tre ellas. Se tra­ba­ja con dos po­la­ri­da­des de co­lo­res e ilu­mi­na­cio­nes: por un lado, la ca­li­dez de Los Án­ge­les, cu­yas es­ce­nas son siem­pre ve­ra­nie­gas, lle­nas de to­nos pas­te­les y gran ilu­mi­na­ción diur­na; por el otro lado la ima­gen de Nue­va York, li­ga­do al caos, los co­lo­res fríos y me­tá­li­cos, el humo y el bri­llo noc­turno. En el pri­mer caso se con­si­gue una ima­gen sua­ve que in­vi­ta a enamo­rar­se –más cer­ca­na a Ma­gia a la luz de la luna– y en el otro una más ur­ba­na –si­mi­lar a Días de ra­dio– pro­pia de los su­bur­bios que se ar­ti­cu­la muy bien con las his­to­rias que en sus ca­lles se te­jen.

Más allá de las po­lé­mi­cas y los al­ti­ba­jos de su fil­mo­gra­fía, cuan­do va­mos al cine a ver “la nue­va de Woody Allen”, siem­pre sa­li­mos con la cer­te­za de ha­ber vis­to una gran pe­lí­cu­la, ya sea por sus agu­dos co­men­ta­rios, su ma­ne­jo de la iro­nía y la co­me­dia, por sus his­to­rias, o sim­ple­men­te por ver como el ojo de un buen ci­neas­ta vuel­ve be­lla cual­quier ciu­dad. ¿Que­da cla­ro que aquí lo ama­mos?

Por Lau­ra Or­mae­chea

Trai­ler

[1]Voz en off: voz que no está vi­sual­men­te pre­sen­te en el plano.

Tí­tu­lo ori­gi­nal: Café So­ciety
Año: 2016
País: Es­ta­dos Uni­dos.
Di­rec­tor: Woody Allen
Guión: Woody Allen
Fo­to­gra­fía: Vit­to­rio Sto­ra­ro
Re­par­to: Jes­se Ei­sen­berg, Kris­ten Ste­wart, Ste­ve Ca­rrel, Bla­ke Li­vely, y Co­rey Stoll.
Pro­duc­to­ra: Fil­mNa­tion En­ter­tain­ment, Gra­vier Pro­duc­tions, Per­di­do Pro­duc­tions.
Du­ra­ción: 96 mi­nu­tos

Laura Ormaechea
Laura Ormaechea
Es estudiante avanzada de la carrera de Artes Combinadas de la UBA. Complementó su formación participando de los seminarios “Entre el arte y la política: la gran guerra y las transformaciones en la música, la pintura, la literatura y el cine” y “Biopolítica en el arte, ciencia y tecnología” dictados por la Secretaria de Extensión Universitaria y Bienestar estudiantil de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA) y el Instituto de Investigación de Departamento Artes del Movimiento (Universidad Nacional de las Artes), respectivamente. Gracias a sus méritos académicos fue seleccionada para participar del Programa País, beca que favorece la presencia de estudiantes en el Festival de Cine de Mar del Plata. En el marco de la XI Jornadas Internacionales de Estética del Cine y Teorías Cinematográficas expuso una ponencia sobre el cine de Xavier Dolan.