Se puede afirmar que el film es un musical, ya que cada canción está organizada en el relato para reflejar la interioridad de la protagonista. Es una biopic[1], debido que muestra la vida de un persona real, y a su vez un drama dado que desde el momento inicial sabemos que el personaje principal muere. Pero -más allá de toda clasificación genérica- el film es un momento, un fragmento de tiempo de existencia delimitado por silencios. Es lo que podría pensarse como el instante de música que irrumpe en el vacío. La figura de la joven maestra jardinera es mostrada entre dos silencios: uno inicial de confusión y búsqueda; y otro relacionado con la muerte. Sin embargo, lo que verdaderamente interesa a la narración es el silencio del mito, que se va construyendo poco a poco hasta el clímax del film.
El relato comienza por el final: las voces de periodistas que anuncian el accidente fatal de la cantante se unen poco a poco a la imagen de su ataúd. La escena se organiza desde el interior del coche fúnebre. El público se adentra en la historia a partir del lugar del difunto, mientras las figuras detrás de la ventanilla se van haciendo más nítidas. Esta imagen recrea un tema cinematográfico recurrente: el vínculo entre cine y muerte (o su reverso, la inmortalidad). Relación que, por supuesto, se replica en la historia del personaje.
Lo siguiente que vemos es el pasado: una joven maestra jardinera que se arregla el pelo en el espejo. Es Miriam Alejandra Bianchi, todavía nadie la conoce como Gilda. Su reflejo nos devuelve una mirada inquisidora. Esta toma se repite varias veces durante toda la cinta, como una forma de mostrar la relación del personaje con ella misma. La mirada que se busca así misma en el espejo del inicio, en el final es acompañada por una sonrisa. El círculo se cierra.
Si bien la obra sólo profundiza en los tres años de Gilda -es decir, desde el instante en que se presenta al casting hasta su trágica muerte- se proyecta mucho hacia el pasado. Se apela en varios momentos a los recuerdos de adolescencia y a la relación con su padre (interpretado por el músico Daniel Melingo). Son fragmentos que, al comienzo, funcionan como escapes de su realidad al ligarse a música, los exteriores y los colores brillosos.
El film supo cómo trasladar a la pantalla el sentimiento profundo de los fanáticos de Gilda, su creencia en la conexión de su idola con lo sagrado, y su mitificación popular. Es por esto que se trata de una historia condenada al éxito, que logra que el espectador baile en la butaca y salga del cine tarareando.
[1]Biopic: Cinta cuya temática es el rastreo por la vida de un personaje.
TRAILER
Título original: Gilda: no me arrepiento de este amor.
Año: 2016
País: Argentina/Uruguay.
Director: Lorena Muñoz.
Guión: Lorena Muñoz y Tamara Viñes.
Fotografía: Daniel Ortega.
Reparto: Natalia Oreiro, Lautaro Delgado, Javier Drolas, Susana Pampin, Roly Serrano, y Ángela Torres.
Productora: Maximiliano Dubois, Axel Kuchevatzky, Lorena Muñoz, Benjamin Ávila, entre otros.
Duración: 118 minutos.