Dos hermanos emprenden un viaje delictivo sin retorno para salvar la casa de su reciente fallecida madre: una serie de fugaces robos en las sucursales de un banco local es la única opción viable para pagar la hipoteca de la casa de la familia texana. Toby (Chris Pine) y Tanner (Ben Foster) se las ingenian para dejar pocos rastros y evidencias: se llevan billetes sueltos que imposibilitan a los policías locales el rastreo del dinero, cambian constantemente de vehículo y realizan paradas en el casino para liquidar la plata y apostar al azar y la sed del juego. Luego del segundo robo, el sheriff Hamilton (Jeff Bridges) no se detendrá hasta encontrarlos.
La desolación del interior del estado de Texas está brillantemente captada por la cuidada fotografía. Áridos paisajes y desiertas rutas rodean a pueblos habitados por un puñado de parcos personajes. Podría pensarse en cientos de películas que retratan estos típicos paisajes rurales norteamericanos, pero el relato gira en torno a un factor que lo tiñe de una fuerte impronta crítica socio política: los bancos como garantes de la vida de un pueblo y las multinacionales que destierran familias enteras. El terreno en el que está la casa de la madre de los hermanos es zona de petróleo y una importante compañía ya tiene todo listo para iniciar las excavaciones. La historia entrecruza de gran manera la dura historia de los hermanos, uno recién salido de prisión y el otro enfrentando un divorcio, con el conflicto que aqueja al pequeño pueblo, aislado del mundo y afectado por el mandato capitalista.
El film adquiere una cierta autonomía que lo distancia de la tradición más férrea del género. El condimento western resulta inevitable, pero la apuesta del director y el guionista mira por encima del canon cinematográfico, apelando a una actualizada manera de encarar un género casi en desuso –sólo unos pocos westerns de la última década, de corte más “clásico”, se han destacado, como Appaloosa o Django sin cadenas-, recurriendo a una fuerte impronta dramática atravesada por el conflicto político y social. El soundtrack compuesto por Nick Cave y Warren Ellis complementa de manera eficiente con la densa atmósfera del film.
Con cuatro nominaciones a los premios Oscar (incluyendo mejor película y mejor guión), Sin nada que perder, captura la vida (o lo que quedó de ella) en la última gran crisis económica norteamericana. La opción civil delictiva como acto desesperado y catártico adquiere autenticidad ante el saqueo de los grandes grupos financieros. El pueblo es testigo de los robos, pero por momentos parece no haber visto nada de lo sucedido. El silencio es una elección al mismo tiempo que una imposición.
Título original: Hell or high water.
Año: 2016.
País: Estados Unidos.
Director: David Mackenzie.
Guión: Taylor Sheridan.
Fotografía: Giles Nuttgens.
Música: Nick Cave, Warren Ellis.
Reparto: Ben Foster, Chris Pine, Jeff Bridges, Gil Birmingham.
Productora: Film 44 / OddLot Entertainment / Sidney Kimmel Entertainment.
Duración: 102 minutos.