Ingresamos a esta nueva parte de la historia a través de la oscuridad tenebrosa y sobrecogedora que envuelve a El maravilla, barco que traslada a Alicia y su tripulación en medio de una persecución de piratas. Escapar parece una empresa inalcanzable, sin embargo, “el único modo de lograr lo imposible, es convencerse de que es posible”. Con esta afirmación sencilla y contundente, Alicia expresa cuál es su postura frente al mundo y su forma de vivir. Al concluir su travesía, se ve obligada a volver al ambiente opresivo en la residencia de Lord Ascott, quien intenta coartar sus futuras expediciones. Como consecuencia, Alicia huye atravesando el espejo de vuelta al País de las Maravillas. Una vez allí, el Sombrerero azarosamente recuerda su trágico pasado, la tarde en que el Jabberwocky asesina a su familia y descubre que en realidad, sus parientes pudieron haber sobrevivido. La imposibilidad de reencontrarse con ellos lo deja destrozado y muriendo de tristeza al mismo tiempo que su identidad se ve desintegrada. Todo esto empuja a Alicia a viajar al pasado para cambiar la historia y salvar a su amigo.
Al igual que en la precuela, donde el Conejo Blanco irrumpe en escena pendiente de su reloj, el tiempo es una constante que guía la historia. En esta oportunidad el tiempo está personificado como el Señor Tiempo, de quien depende la existencia de los infraterrenos vivos y muertos. El Tiempo habita en una suerte de palacio de pasillos infinitos, con una fuerte influencia surrealista marcada por una profusión de relojes que invaden cada rincón del lugar. Los segundos también se encuentran personificados como pequeños individuos, torpes e inocentes, pero al fusionarse unos con otros, se convierten en minutos, y se vuelven presencias amenazantes. Del mismo modo que el Tiempo persigue a Alicia a cada paso que da para advertirle que el pasado no puede modificarse, le reafirman que sí puede aprenderse de él.
Después de zambullirse en el tiempo, Alicia comprende con mayor profundidad no sólo al Sombrerero sino también a la Reina Blanca y a su alter ego y hermana, la Reina Roja. Conoce sus motivaciones y cómo su historia ha construido personalidades tan aparentemente diferentes. El resultado es que el bien y el mal quedan relativizados. Por el contrario, los personajes construidos por Carroll no tienen diálogos profundos, más bien expresan un caudal de ideas inconexas que exteriorizan su retorcida personalidad y que impide crear un vínculo entre ellos. Alicia es un personaje mucho más inocente e ingenuo mientras que el Sombrerero se desenvuelve con un accionar en extremo absurdo. En el cuento infantil, la ausencia total de datos sobre su pasado nos imposibilita saber qué los motiva a accionar. Es interesante la elección de los directores de dotar a los personajes de humanidad y de un pasado. Alicia es una mujer fuerte y empoderada mientras que Sombrerero en un hombre sensible y frágil con el que podemos identificarnos fácilmente ya que, en el fondo, todos anhelamos reencontrarnos con un ser querido fallecido.
Acorde al género fantástico, la puesta en escena hace un despliegue de efectos especiales marcadamente extravagantes y surrealistas. Pero por debajo de la explosión de recursos que construyen esa realidad onírica, subyace una historia sencilla que en su narración enaltece valores fundamentales. Se revaloriza la memoria como fuente de conocimiento de la que se puede aprender y enriquecer el presente. Trascienden la amistad y la familia, la exaltación de la imaginación y los sueños y, sobre todo, la importancia de atesorar cada instante.
Trailer
Título original: Alice Through the Looking Glass
Año: 2016
País: EEUU
Director: James Bobin
Guión: Linda Woolverton
Fotografía: Stuart Dryburgh
Música: Danny Elfman
Reparto: Johnny Depp, Mia Wasikowska, Anne Hathaway, Helena Bonham Carter, Sacha Baron Cohen
Productora: Walt Disney Pictures / Tim Burton Productions
Duración: 113 minutos